Canciones para mirar

María Elena Walsh

Fragmento

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Necochea. Gustó mucho a chicos y a grandes y pasó al hermoso Teatro San Martín de Buenos Aires.

Después, otras canciones integraron una comedia llamada Doña Disparate y Bambuco, en la que debutó muy oronda Manuelita, y el Mono Liso jugó con una naranja común y silvestre que a los chicos les pareció amaestrada.

Pasaron los años, y estas pantomimas salpicadas de diálogos y chistes volvieron a representarse muchas veces, con distintos actores y en varios países.

Pero lo mejor de la historia es que inmediatamente los chicos y sus maestras copiaron, adaptaron, cambiaron, mejoraron o estropearon este repertorio y lo usaron para jugar y divertirse.

Así fue como pasó de los teatros a plazas de pueblo, salitas de preescolar, patios de escuela o pasillos de hospitales. Tuve la suerte de presenciar, en humildísimos colegios o asilos de nuestro país,
la gran fiesta de fin de curso. Ahí se lucían
los pichones de actores, vestidos con ropa
de papel y enredándose entre cortinas
de trapo viejo pintarrajeado.

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Desde entonces hasta hoy, resulta que en cada función los artistas y el público fueron y son felices. Al parecer, estas canciones no son viejas ni nuevas sino, como escribió Victoria Ocampo, son “del color del tiempo”.

M. E. W.

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La Mona Jacinta

La mona Jacinta

se ha puesto una cinta.

Se peina, se peina,

y quiere ser reina.

Mas la pobre mona

no tiene corona.

Tiene una galera

con hojas de higuera.

Un loro bandido

le vende un vestido,

un manto de pluma

y un collar de espuma.

Al verse en la fuente

dice alegremente:

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—¡Qué mona preciosa,

parece una rosa!

Levanta un castillo

de un solo ladrillo,

rodeado de flores

y sapos cantores.

La mona cocina

con leche y harina,

prepara la sopa

y tiende la ropa.

Su marido mono

se sienta en el trono.

Sus hijas monitas,

en cuatro sillitas.

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El gato Confite

Al gato Confite

le duele la muela,

y no va a la escuela.

Muy alta, muy seria,

su pena gatuna

llega hasta la luna.

La carne picada

se quedó hace rato

dormida en el plato.

Papel papelito

cuelga de un hilito

finito, finito.

La casa está quieta,

todos los ratones

en sus camisones.

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Los chicos se acercan,

besan a Confite

para que no grite.

El perro dentista

le ha recetado

bombón de pescado.

No hay nada más triste,

más triste que una

tristeza gatuna,

gatuna, gatuna.

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Canción de títeres

Da la media vuelta,

toca el cascabel,

roba caramelos

en el almacén.

A ver, a ver, a ver...

Me caigo, me caigo,

me voy a caer.

Si no me levantan

me levantaré.

A ver, a ver, a ver...

Diez y diez son cuatro,

mil y mil son seis.

Mírenme, señores,

comiendo pastel.

A ver, a ver, a ver...

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Por la calle vienen

la Reina y el Rey,

un oso de miga

y otro de papel.

A ver, a ver, a ver...

Este gran secreto

solo yo lo sé:

cuando llueve, llueve.

Cuando hay luz se ve.

A ver, a ver, a ver...

Contemos un cuento,

una, dos y tres,

que acabe al principio

y empiece después.

A ver, a ver, a ver...

Los espadachines,

con un alfiler,

pinchan a la estrella

del amanecer.

A ver, a ver, a ver...

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