Arquetipos

Caroline Myss

Fragmento

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Créditos

Título original: Arquetypes

Traducción: Paula Vicens

1.ª edición: enero 2014

© 2013 by Arquetypes Publishing LLC.

Publicado originalmente por Hay House Inc, USA

Hay House emite en www.Hayhouseradio.com

© Ediciones B, S. A., 2014

Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

www.edicionesb.com

Depósito legal: B. 29.274-2013

ISBN DIGITAL: 978-84-9019-686-1

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidasen el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

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Contenido

Portadilla

Créditos

Dedicatoria

Prólogo

Introducción

1. Arquetipos: la nueva intranet

2. Tu misión vital

3. La abogada

4. La artista/creativa

5. La atleta

6. La cuidadora

7. La moderna

8. La intelectual

9. La reina/ejecutiva

10. La rebelde

11. La buscadora espiritual

12. La visionaria

Galería de arquetipos

Agradecimientos

Notas

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Dedicatoria

Para Cristina Carlino,

hermana y amiga,

con amor y gratitud.

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Prólogo

Prólogo

Los arquetipos me han fascinado desde que leí por primera vez, hace veinte años, Mujeres que corren con lobos, de Clarissa Pinkola Estés. Aprendí más acerca de ellos gracias a Bill Moyers, que trató el tema en algunos de sus programas especiales para la PBS. Sin embargo, fue Contratos sagrados, de Caroline Myss, la obra que creativamente hizo florecer en mí la idea de los arquetipos y el modo en que estos influyen en todos los aspectos de nuestra vida. En los diez años transcurridos desde su publicación, he hablado de arquetipos con todo aquel que ha querido escucharme, incluida Caroline, que ha llegado a ser mi amiga íntima, mi alma gemela.

Nos conocimos en un acto en el que ella iba a dar una charla. En esa época yo era directora ejecutiva de la empresa de cuidados dermatológicos Philosophy, fundada por mí, así que cuando los organizadores del acto me pidieron que lo patrocinara acepté de inmediato para tener ocasión de hablar en privado con Caroline acerca de mi amiga Dana Reeve, que estaba gravemente enferma. (Uno de los muchos talentos de Caroline es la medicina intuitiva.) Tuve la suerte de poder mantener aquella conversación con Caroline y desde aquel día nos une un fuerte lazo de amistad.

Posteriormente, en 2009, recibí una llamada de la empresa que había absorbido la mía. Me dijeron que ya no necesitaban de mis servicios creativos, aunque me ofrecieron mantener el cargo honorífico de directora ejecutiva siempre y cuando no me interpusiera en el camino del nuevo director.

Con el corazón roto, humillada, presenté la dimisión y me pasé un mes entero en la cama, llorando, con la cabeza hundida en la almohada. A pesar de todo mi éxito profesional me sentía una fracasada. Una sola llamada telefónica había bastado para robarme mi autoestima. Sin embargo, al final, aquella llamada resultó ser lo mejor que podría haberme pasado.

Cerca de un mes más tarde, hice lo que cualquier mujer normal hace si tiene tiempo: ordenar el armario.

Sentada en el suelo, me puse a repasar los ingentes montones de ropa que había acumulado con los años. El que más me gustaba era el de las prendas femeninas, creativas y etéreas. También tenía un montón de uniformes de visionaria: zapatos, pantalones y camisetas iguales que había comprado de diez en diez o de veinte en veinte. La otra cara de la moneda era el montón de trajes caros, confeccionados a medida, a menudo con adornos de pedrería: trajes armadura para la sala de juntas, dignos de una reina; tenía muchos y los detestaba todos. Siempre que me los ponía me sentía incómoda. Lo mismo me pasaba con el montón de prendas elásticas cedidas, propias de una mamá cuidadora. A pesar de que nada de todo aquello había sido nunca de mi agrado, era lo que predominaba en el suelo del vestidor.

Allí estaba yo, sentada, contemplando la historia de mi vida vista a través de la lente de mi armario, cuando un rayo de luz atravesó la oscuridad de mi desesperación. Mi tercera empresa, Archetypes Inc., acababa de nacer.

Fue como si la visionaria que concibió Philosophy despertara de un sueño profundo. Lo que vi fueron montones de ropa pertenecientes a distintos arquetipos. Algunos eran de mis verdaderos arquetipos, pero la mayoría no. Empecé a pensar en lo mucho que me había esforzado durante la última década en adaptarme a un arquetipo (el de la cuidadora) que no era realmente propio de mí. Pensé en cómo había estado ejerciendo de reina ejecutiva sin sentirme cómoda en el papel ni, sobre todo, llevando la ropa que este me exigía.

La verdad que se me reveló gracias a aquella tarea, sentada ese día en el suelo del vestidor, fue que la sensación de vacío que experimentaba, a pesar de haber logrado un notable éxito personal y profesional, provenía del hecho de no haber vivido según mi

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