Todos nosotros vamos por
nuestro propio camino y en cada
momento hacemos exactamente
lo que sabemos hacer, según
las condiciones de
nuestra vida.
La dimensión de tu vida no
estará en lo que acumules,
sino en lo que des.
El secreto de la abundancia
reside en dejar de concentrarte en
lo que no tienes y proyectar tu
atención consciente sobre el
reconocimiento de todo lo que
eres y todo lo que tienes.
Acostúmbrate a estar en el
mundo, pero no ser del mundo:
aprende a no hacer caso de cómo
marchan las cosas ajenas a ti y a
comprender que el conocimiento
más profundo es verdaderamente
un acto que acaba desvaneciéndose.
Difunde amor y armonía, sitúa
tu alma y tu cuerpo en un lugar
apacible y luego deja que el
universo obre del modo perfecto
con que sabe hacerlo.
Nada ajeno a mí ha de
dirigirme. Dios está dentro de mí y
el poder infinito y divino que
concede me sustenta como un ser
humano que siempre está presente.
Nunca puedes conseguir lo
suficiente de lo que no deseas.
No puedes ser feliz y disfrutar
de paz interior si vas por ahí siendo
lo que todos los demás esperan que
seas y viviendo tu vida conforme a
las reglas de los demás.
El único antídoto contra la
cólera estriba en eliminar las frases
interiores «Si te parecieses más a
mí» y «Si el mundo no
fuera como es».
Todo en tu vida es un milagro
adorable. Un grano de arena, una
abeja posada en una flor, un velero,
una taza de café, un paño húmedo,
una oruga, todo eso son milagros...
Cuando aprendas a considerar tu
vida y cuanto hay en ella como el
milagro que es, comprenderás en
seguida que quejarse es
desperdiciar el milagro que eres.
El que una persona sea joven o
insignificante no la convierte en
incompleta... La verdad es que
somos completos en todos los
instantes de nuestra vida.
Cuando te paralizas por lo que
cualquier otra persona piense de ti,
lo que estás diciendo es: «La
opinión que tiene de mí es más
importante que la opinión que
tengo de mí mismo».
Cuando Tracy, la hija de Wayne
que estaba en segundo de primaria,
volvió a casa y dijo: «A Billy no le
caigo bien. A Billy no le caigo
simpática», Wayne respondió: «¿Te
caes bien a ti?». Tracy dijo: «Sí», y
Wayne repuso: «Bueno, pues eso es
todo lo que tienes». Ya veis, ni
siquiera a la edad de siete años
debe nadie aceptar que las
reacciones de otra persona le
influyan negativamente.
¿Habéis observado lo difícil
que resulta discutir con alguien
que no está obsesionado
con tener razón?
Tu sufrimiento procede
de la necesidad de que las cosas
sean diferentes. Cuando uno
abandona eso, el sufrimiento cesa.
Puedes desear cosas, pero es
la necesidad lo que tiene
que desaparecer.
La vida es una actitud.
Es lo que decides creer, siempre.
Puedes entrar en un hermoso
templo todos los domingos, puedes
llevar a la práctica toda clase de
proverbios de la Biblia y puedes
aplicarte las etiquetas más
fantásticas con las que puedas
tropezar, pero no encontrarás tu
corazón en un templo si no tienes
un templo en tu corazón.
¿Por qué no piensas en algunas
cosas que no hayas hecho nunca
y las haces simplemente porque
jamás las hiciste y no por
ninguna otra razón?
El sentido de la iniciat