La vida integral

Christine Michaud
Christian Fortin

Fragmento

cap-2

El pasado no es más que un sueño y el futuro es tan solo una visión. Sin embargo, un presente bien vivido convierte el pasado en un sueño feliz y el futuro en una visión de esperanza. Por eso, presta suma atención al momento presente.

KALIDASA

Este libro exhaustivo debería incitar a personas de cualquier origen a adoptar un nuevo estilo de vida, puesto que habla de asuntos que, de forma intuitiva, todos reconocemos como verdaderos.

La presente obra ofrece al hombre de ciencia datos, pistas de explicaciones lógicas y, al menos, subraya las cuestiones importantes todavía no resueltas.

El reto principal que suponen la salud o la enfermedad se hace eco de una antiquísima cuestión que opone fatalidad a destino. El concepto de fatalidad se basa en una visión, más bien deprimente, que pretende que nuestro futuro está predeterminado y no somos sino meros observadores pasivos de su desarrollo. La noción de destino ofrece una perspectiva más alentadora, que deja espacio para la influencia humana en nuestro devenir.

Este valioso libro plantea la siguiente cuestión: ¿Es el código genético lo que predetermina nuestro estado de salud, a través de mutaciones accidentales y aleatorias sobre las que no tenemos el menor control? ¿O será más bien nuestro estilo de vida el que influye, para mejor o para peor, en la expresión de los genes que hemos heredado?

A día de hoy, los científicos más experimentados continúan polemizando al respecto, mientras que otros siguen considerando que la aparición de un cáncer solo obedece a una cuestión de mala suerte ligada a mutaciones aleatorias que se producen en el seno de las células madre de los diversos órganos. A estos «fatalistas» se oponen poderosos argumentos científicos, así como diversos datos que demuestran que los cambios en el estilo de vida pueden modular la incidencia del cáncer y otras enfermedades, en ocasiones incluso neutralizando las células mutadas.

Recientemente han aparecido datos convincentes de que la evolución clínica de algunos casos de cáncer tiene más que ver con el código postal del paciente que con su código genético. En otras palabras, partiendo de una misma enfermedad, una persona que viva en un medio desfavorecido, ingiera unos alimentos de pésima calidad, se vea sometida diariamente a un estrés importante y disponga de poco tiempo para dedicarse a actividades de ocio o relajación, se enfrenta a un pronóstico más sombrío que otra más favorecida económicamente, aun en el caso de que el bagaje genético sea idéntico, como ocurre con los gemelos monocigóticos.

Si bien tales hechos resultan desoladores desde un punto de vista socioeconómico, significan asimismo que los factores de comportamiento y medioambientales desempeñan un papel, y ese es un mensaje alentador.

Tras haber concluido con éxito la formidable tarea de decodificar por completo el genoma humano, nos hemos dado cuenta de que eso que debía proporcionar «la respuesta» a todas las preguntas no constituía, en realidad, sino un mero punto de partida. No sin sorpresa constatamos que solo una pequeña parte de nuestro material genético codifica las proteínas que el cuerpo necesita para garantizar sus funciones. Con el fin de explicar la amplia diversidad que prevalece entre los humanos, nos vemos obligados a admitir que la actividad de nuestros genes se modula constantemente y que las proteínas que resultan de ello están sujetas a modificaciones en respuesta a los factores de comportamiento y medioambientales.

Dichas influencias «epigenéticas» proceden del medio ambiente, de la presencia de hormonas, del clima y de la exposición a la luz. Por otra parte, todos estos factores pueden verse modificados por los alimentos que ingerimos, el ejercicio que practicamos, nuestros hábitos de sueño y los niveles de estrés afectivo y físico que experimentamos.

En materia de salud, mientras la cuestión que opone fatalidad a destino permanezca sin respuesta, optaré por la solución más prometedora y ventajosa. En consecuencia, elijo el modelo de vida integral, y este libro explica por qué constituye la mejor opción y cómo se puede adoptar ese estilo de vida.

GERALD BATIST

Oncólogo

cap-3

Éric Dupont recibió una amplia formación científica que lo preparó para una magnífica carrera. Investigador y empresario, no tardó en destacar como líder innovador en el ámbito económico de la gran región de Quebec.

Más allá de su talento, sus competencias y sus grandes cualidades personales, Éric siempre ha cuidado celosamente su salud, elemento esencial para una trayectoria profesional productiva y una vida personal realizada. La actividad física y una alimentación sana forman parte de su vida cotidiana.

Este libro sobre cómo vivir mejor ofrece una visión clara y holística de la salud que va mucho más allá del bienestar físico y la ausencia de enfermedades, y constituye una herramienta que Éric llevaba tiempo queriendo ofrecer. Su formación lo llevó de modo natural a privilegiar un enfoque científico a la hora de preparar este volumen, que no se basa en opiniones y creencias, sino en los resultados de rigurosos trabajos de investigación.

La revisión de los escritos científicos consultados para la preparación de la presente obra divulgativa corrió a cargo de expertos en el ámbito de la salud pertenecientes a la región de Quebec y actualmente implicados en un proyecto en expansión: la Alliance santé Québec, que reúne a toda una comunidad de investigadores en torno al concepto de salud duradera. Dichos expertos desean configurar un mundo mejor, compatible con la salud de la población y del medio ambiente en beneficio de nuestros hijos, nuestros nietos y toda la población de Quebec.

Parte de los beneficios de este libro irán destinados a la Fundación de la Universidad Laval, con el fin de apoyar la misión de la Alliance santé Québec. Agradecemos a Éric su generoso gesto, así como su apoyo al desarrollo de una verdadera infraestructura social de salud duradera en expansión para la gran región de Quebec y para todos los quebequeses.

JEAN-PIERRE DESPRÉS

C.Q., Ph. D., FAHA, FIAS

cap-4

Es una triste mañana de invierno en París. Estoy sentado en silencio al lado de una mujer a la que solo le quedan unos días de vida. El cáncer ha vencido en su lucha contra la enfermedad.

—Cuánto tiempo perdido... —murmura—. Ignoraba que, al final de mi vida, lo más doloroso sería el lastre de los remordimientos. De todo aquello que no he hecho. De cuanto no he dicho, ni compartido.

Siento que no se dirige a mí, sino a sí misma.

—No he vivido la vida que deseaba..., porque tenía miedo... ¿Sabe?, hace falta valor para elegir la propia vida. He permitido que los demás y las circunstancias decidieran por mí... Y ahora es demasiado tarde... —Vuelv

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