Cartas 1969-1976 (Tomo 4)

Julio Cortázar

Fragmento

A ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR

París, 15 de enero de 1969

Mi querido Roberto:

Cumplo lo prometido con la celeridad que me encareciste a bordo de un automóvil (lugar donde parecen tener lugar todas nuestras comunicaciones y diálogos trascendentales): aquí te va, por valija diplomática, el texto para el número “semántico” de nuestra revista.1 Ojalá te sirva de señuelo, como querías, para precipitar una incontenible montaña de colaboraciones que te permitan sacar lo antes posible el número. (A René le mando por separado unos libros que me pidió y que le servirán para escribir lo suyo.)

Esta mañana me llegó tu cable, con lo referente a Elizabeth y la llamada telefónica de Vargas Llosa; por supuesto, cumpliré en lo que se refiere a Elizabeth apenas sepa de su llegada a París (tengo un dispositivo ya bien montado), y en cuanto a Mario, espero la carta prometida.

Me permito recordarte lo que te dije a ti y a María Rosa en el aeródromo: queda en pie un proyecto de festival europeo, del que Haydée tiene un esquema preliminar. Necesito saber lo antes posible cómo vería Cuba su posible participación, para comunicarlo a los inspiradores de este festival. Por favor, no lo olvides.

Quiero ahora decirte dos palabras sobre un asunto que olvidé comentarte allá, aunque tenía la intención de hacerlo. Lo hablé con Urondo y con Benedetti, y este último podrá contarte sabrosas anécdotas colaterales. Pero no es eso de que se trata sino de la cosa en sí, que tiene su importancia. Hace dos meses, Life en Español me buscó para hacerme una entrevista. Recordando todo lo decidido en la Casa, y resuelto más que nunca a no tener con los Estados Unidos otro contacto que el que se puede tener con los amigos escritores, mi primera reacción fue una negativa rotunda, pero inmediatamente comprendí las posibilidades que se abrían para intentar una violenta incursión en terreno enemigo. Mario te contará esa parte, porque mi pedido de garantías totales sobre la textualidad hasta la última coma fue recibido con profunda cólera por Life. Me mandaron un cable diciéndome que ni Churchill ni John F. Kennedy habían pretendido jamás revisar sus entrevistas respectivas; les contesté que sin querer compararme a tan eminentes personajes, mis condiciones eran las de recibir pruebas, sin lo cual no autorizaba la publicación, y que ellos debían confirmarme por escrito que aceptaban esas condiciones. Lo hicieron, mi texto fue enviado antes de mi viaje a Cuba, y ayer supe que se publicará dentro de muy poco.

En este tiempo de malentendidos frecuentes, me interesa que estés enterado de esto, que lo estén Haydée y todos los amigos de la Casa. Cuando salga la entrevista, te enviaré inmediatamente un número; entonces podrás juzgar si valía o no la pena de utilizar esa revista, tan increíblemente difundida entre un público latinoamericano que no tiene el menor acceso a nuestras publicaciones revolucionarias o simplemente literarias. Toda la primera parte de la entrevista está dedicada al problema político; no te digo más, tú has de verlo y juzgarlo personalmente. Pero no quiero que algún rumor equívoco se adelante a la publicación, y por eso me curo en salud.

Ugné te abraza mucho y le manda un cariñoso saludo a Adelaida, de quien se acuerda con afecto. Espero que la gripe de Adelaida haya pasado rápidamente. ¿Te dije que tus niñas, entrevistas mágicamente un instante en el auto, me parecieron deliciosas?

Hasta siempre, querido, con un gran abrazo de tu

Julio

A GUILLERMO CABRERA INFANTE

París, 22 de enero de 1969

Don Guillermo,

No te preocupés por cosas así, yo conozco a mis compatriotas y sé que están lanzados al gran parricidio freudiano de J. C. Que pongan en tus labios unas frases que jamás has dicho no es más que un episodio de una larga serie de falsedades en la que colaboran entusiastas amigos y enemigos mezclados en una frenética campaña de eliminación del enemigo. Yo, desde lejos, siempre fantasma y boxeo con la sombra, los dejo hacerme picadillo. Qu’est-ce qu’on s’en fout, mon vieux, qu’est-ce qu’on s’en fout.2

Perdóname el retardo en contestar tu carta, pero he pasado toda la semana cumpliendo urgentes y a veces importantes misiones que me habían confiado en La Habana. Por Carlos he sabido algo de ti, cómo estás y en qué andas. Yo me quedo en París todo el invierno (en abril tendré que ir a Polonia por dos semanas) de manera que quedamos a alcance telefónico por cualquier cuestión más o menos profesional o privada que pueda haber. Si al llamar a mi casa de noche no das conmigo, llama entonces a MEDICIS 13-82, que es la casa de mi amiga Ugné Karvelis, donde seguramente me encontrarás a partir de las ocho de la noche.

Hasta cuando quieras, con afectos para Miriam y tus hijas,

tuyo,

Julio

A PAUL BLACKBURN

22 de enero de 1969

Querido Pablito:

Me alegró mucho recibir tu carta y saber que tanto tú como Joan están bien. Por mi parte, estuve 15 días en Cuba, discutiendo muchos problemas con los escritores y revolucionarios, y volví bastante satisfecho de todo lo que vi y averigüé en la isla. Lástima que no tuve tiempo de charlar en detalle con Jerry Rothenberg, pero de todos modos almorzamos juntos y pudimos cambiar algunas impresiones. Hablando de norteamericanos, conocí a Susan Sontag y a Lee Lockwood, sin contar a Bob Silvers (que ya había encontrado en otro viaje). En la Casa de las Américas insistí en que deberían invitarte a participar en el jurado para el Premio anual, puesto que conoces perfectamente el español y eres un escritor de primera línea en tu país. Confío en que te invitarán, y que podrás ir alguna vez a Cuba; créeme que vale la pena.

Gracias por los detalles sobre nuestras cuentas, que me ayudan a comprender un poco mejor mis finanzas. No te preocupes por la noticia de que Pantheon no acepta la maqueta de Alechinsky. Ugné y yo lo sabíamos ya por una carta de André Schiffrin, y comprendemos muy bien el punto de vista de Pantheon. Me alegra, sin embargo, que Paula te haya dicho que si la primera edición marcha bien, tal vez hagan la segunda utilizando las ilustraciones; pero en realidad no es un asunto que me preocupe demasiado por ahora.

Oye, Paul, tenemos que liquidar rápidamente la cuestión de Nathaniel Tarn y la casa Cape. ¿Quieres explicarme en pocas líneas cómo se presenta este problema? En la copia que me diste del contrato de los Cronopios, no se entiende si Pantheon tiene los derechos para el British Commonwealth. Por una parte esa frase está borrada, pero luego dice stet3 al margen y tiene una línea de puntos por debajo. ¿Es Pantheon quien tiene que cederle el libro a Cape? ¿Y tú, cómo te arreglas como traductor con Tarn? Ya sabes que Tarn está desesperado por recibir el texto y publicarlo. ¿Por qué seguimos perdiendo tiempo? ¿No puedes tú pone

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