Enigmas de la crónica policial

Osvaldo Aguirre

Fragmento

Introducción

La crónica policial le debe a la literatura del género uno de sus recursos más eficaces: la creación del enigma. La idea de que la verdad se sustrae deliberadamente del conocimiento público, de que la historia de un episodio, tal como es presentada a través de sus distintas versiones (policiales, judiciales, incluso periodísticas), es un conjunto de piezas desconectadas que oculta la figura del criminal, proviene de la novela policial clásica y organiza la narración de los grandes casos en el relato periodístico.

También pueden señalarse formas de ver el mundo que acusan el sello del género negro: los cronistas saben que, con frecuencia, las investigaciones policiales y judiciales no se hacen para descubrir la trama de un suceso sino, por el contrario, para crear una ficción que impida conocer la verdad. Pero lo central en la producción de la crónica es la creación del enigma.

No es casual que los periodistas especializados tengan a los autores clásicos en el estante más a mano de sus bibliotecas. Por citar un ejemplo, Enrique Sdrech solía decir que sus autores de cabecera eran Arthur Conan Doyle y Agatha Christie. No por sus méritos estrictamente literarios, sino por aquello que de sus obras deriva al periodismo: la pulsión de lo desconocido, el secreto que erosiona los relatos de un acontecimiento.

Pero el enigma desarrolla una función propia y un carácter diferente en la crónica policial. En la literatura su tiempo es limitado. La secuencia de la novela se despliega básicamente a partir de la formulación del misterio, sigue con el planteo de las hipótesis y las explicaciones posibles y concluye con la revelación. El enigma debe ser necesariamente aclarado, no solo por cuestiones de formato y lectura, ya que el relato debe concluir en algún momento, sino también para restituir aquellos valores que el crimen ha perturbado. En la crónica de los casos extraordinarios, en cambio, el enigma permanece abierto.

“Si tuviéramos que hacer con este caso una novela policial y darle un final, no lo podríamos lograr. El móvil no existe y no hay lógica entre los antecedentes y el hecho”, dijo el abogado Luis Tomás Correa a propósito de la masacre de La Payanca, el asesinato múltiple perpetrado en un campo de General Villegas y nunca esclarecido. Pero lo que resulta un obstáculo para la literatura, en este caso, es una condición de posibilidad para la crónica: la ausencia de un cierre, la falta de un sentido definido, mantienen abierto el relato de la historia.

En la crónica de los casos extraordinarios, el enigma se asocia entonces con el folletín, la forma del relato por entregas. La historia de un episodio policial no se agota en la edición del día sino que perdura en el tiempo. El oficio de los cronistas consiste también en exprimir adecuadamente las posibilidades de un suceso para tener de qué escribir, en primer lugar, y para procesar la explicación del crimen.

La explicación del crimen está en directa relación con el caso extraordinario. Lo extraordinario del caso tiene que ver no tanto con las circunstancias concretas en que se desarrolló como con su repercusión, es decir, precisamente con ese conjunto de relatos de los que el caso es el origen. Son relatos que se proponen esclarecer un enigma —básicamente establecer la identidad del criminal— pero que en el mismo movimiento de la narración, obviamente, constituyen ese enigma.

Esa circulación mantiene el crimen abierto, pendiente de resolución en tanto relato; más allá del pronunciamiento de la justicia, el cruce de versiones y de hipótesis, su actualización más o menos periódica, su conversión en efeméride e instalación en la memoria, abstrae estos crímenes de la época y el lugar en que ocurrieron y define sus relatos como textos inconclusos o por lo menos con finales abiertos, provisorios, hasta que una nueva voz retoma su narración.

El conjunto incluye los informes policiales, los pronunciamientos judiciales y los dictámenes científicos; las investigaciones periodísticas, los comentarios editoriales, las publicaciones en general y también los rumores y los mitos urbanos; y tiene como principal punto de articulación el discurso de la prensa. La explicación del crimen extraordinario

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