Alberdi: la noble igualdad

Juan Pablo Lichtmajer

Fragmento

PRESENTACIÓN

Este es un libro de historia que tiene su propia historia. El protagonista es Juan Bautista Alberdi, al estudio de cuya vida y obra le he dedicado gran parte de mi propia vida de historiador e investigador. Acaso por ese rasgo trashumante cabe decir que este libro lo he escrito varias veces, en formas, momentos y lugares distintos.

Se trata, en verdad, de una reiteración en el sentido de Heráclito o derrideano, un abordaje que es igual y distinto a la vez. Probablemente por el carácter de los temas, perpetuos y repetidos, abiertos, en movimiento, que son parte de nuestra identidad. Son nuestra historia misma en cuanto patria, nación y sociedad; lo que fuimos, somos y ansiamos ser.

Es también un recorrido por mi propia vida como historiador tucumano, lo cual amerita algunas consideraciones, pues en este libro se juega una relación comprovinciana con Alberdi.

Alberdi: la noble igualdad tuvo su origen en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán, mientras cursaba la Licenciatura en Historia, atraído por la búsqueda de los orígenes de la nación y el rol de la Generación del 37 en ese nacimiento. El libro tuvo entonces formato de tesis de licenciatura. Luego, un viaje a Europa, a otra cultura, transformó el libro y me transformó a mí, al permitirme mirar la nación desde otro lugar. La travesía fue a Inglaterra, siguiendo a Ernesto Laclau hacia el Departamento de Gobierno de la Universidad de Essex. Allí, la historia, la política, la semiótica, el psicoanálisis y la filosofía se fusionaron tamizados por el posestructuralismo y se condensaron de nuevo en la figura de Alberdi. El libro volvió a la Argentina en formato de tesis de doctorado y sufrió una nueva metamorfosis, se hizo itinerante y coloquial, anduvo por aulas, conferencias, homenajes y congresos recorriendo el país. Naturalmente, cambiaron la mirada sobre Alberdi, el libro y su autor. Tuvo también tiempo para desmenuzarse en glosas y reflexiones periodísticas de diversa índole.

Con el tiempo, la investigación se convirtió en diálogo, territorio, trashumancia, y fue dejando su ropaje críptico, erudito y de claustro para abrirse al mundo de las experiencias vivenciales. Hoy atraviesa una nueva etapa y se propone llegar al lector, no como una tesis, una conferencia o una clase, sino como una reflexión. Es hoy un testimonio que integra la vida académica con la política pública, el de un investigador devenido ministro de Educación, lo cual implica un giro en el pensamiento, frente al hecho de que las ideas se vuelven acción, y la historia, la filosofía y la política se nutren del contacto cuerpo a cuerpo con la sociedad.

Tras décadas de investigación sobre Alberdi, sale a la luz editorial una obra multifacética, cambiante, que ha transitado desde lo académico hasta lo más pedestre; literalmente, caminé la provincia y la nación, recorriendo escuelas, escuchando relatos, haciendo una especie de nuevo doctorado, esta vez en la universidad de la vida, paradójica, intensa, cruda y llena de deseos. Mi reflexión es propositiva, una invitación a pensar colectivamente lo que nos une y lo que nos divide como nación, tratando de fomentar lo primero y mitigar lo segundo. Vuelvo sobre el material empírico y documental de aquella tesis doctoral para revisitar la historia argentina con la convicción de que muchos de esos temas tienen plena vigencia. No solo en sentido genérico, incontrastable e histórico, como tendría cualquier tema de fondo, sino también en un sentido coyuntural, actual y cotidiano.

Una vez más, pongo estas cuestiones sobre la mesa de discusión retomando controversias pasadas que aún resuenan, en particular la referida al federalismo. Lo hago sabiendo que cada tiempo es, sin embargo, único e irrepetible. Por ende, de ningún modo intento equiparar ambas coyunturas; sí, en cambio, propongo pensar cada una en su especificidad a la luz de ciertos antagonismos y debates que han atravesado nuestra nación, mutando a lo largo de su historia independiente. No creo en un origen impoluto de la nación —ni lo busco—; tampoco en descubrir un nuevo Alberdi. Sencillamente me propongo compartir con los lectores, mis interlocutores e interlocutoras, estas reflexiones de hace muchos años porque creo que es pertinente y puede resultar enriquecedor. Pensadas desde el extranjero y escritas en una lengua ajena, pujaban por volver al clima local y primigenio, porque la historia se siente y gravita con una densidad específica lejos de los claustros y anclada en su lugar de origen, con las voces autóctonas; de ahí el propósito de esta renovada versión en castellano.

Algunas referencias y materiales tienen décadas o siglos; los problemas y personajes que protagonizan el libro, también; sin embargo, como siempre en el teatro de la historia, cada nueva puesta en escena es saludable, necesaria y atractiva. Nos embarcamos entonces en una relectura de Alberdi para pensar la nación argentina. Dicen que cuando uno se embarca debe saber a qué puerto quiere llegar. Las coordenadas apuntan a reactivar debates profundos y modelos de organización nacional cuya importancia no ha disminuido a pesar del paso del tiempo. Haciendo eje en la figura de Alberdi vamos a recorrer desde las décadas finales de la colonia hasta la consolidación del Estado nacional hacia 1880. Nuestro objetivo es preciso: trazar una historia del nacimiento de la nación como principio de unidad, algo muy puntual que ocurrió a mediados de la década de 1830 y que coincidió con la aparición de Alberdi en la vida pública argentina, como uno de sus promotores. Seguiremos el camino de la búsqueda de unidad a través de Alberdi en tres momentos y desde tres perspectivas. Una filosófica y jurídica, cuyo objetivo es la Constitución nacional. Otra económica y geopolítica, donde la demanda es igualdad, distribución equitativa de la riqueza. Por último, una mirada de la historia de la nación, en la que se debate la identidad. Constitucionalidad, equidad e identidad, esos son los tres ejes conceptuales de nuestro recorrido histórico y biográfico. Hay un denominador común en las tres aproximaciones a Alberdi y la cuestión de la nacionalidad, que es la defensa del interior provinciano y federal frente al liberalismo porteño, una reivindicación de sus luchas y demandas, como así también de su identidad y la de la nación. Vamos a mostrar a un Alberdi de fuertes connotaciones nacionalistas, federales y populares, que fue derrotado y silenciado, pero cuyas huellas y legado están activos, vivos y vigentes en la siempre presente pregunta por la identidad nacional, por el quiénes fuimos, quiénes somos y quiénes queremos ser.

Hablar de nación no es lo mismo que hablar de las provincias unidas, los pueblos, el territorio o el país —todos ellos términos que aparecen en el Acta de Independencia de 1816—, como tampoco significa lo mismo que decir patria, república o Estado. A lo largo de este libro nos dedicaremos exhaustivamente a pensar qué es, bajo qué condiciones nace y cómo se va construyendo la identidad de la nación argentina. Veremos prueba y error, contradicciones, consensos y enfrentamiento

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