Alibaba's world

Porter Erisman

Fragmento

Alibaba´s World

Introducción

El gran salto hacia delante

El 7 de noviembre de 2006 fue el día que comprendí que Alibaba había triunfado al fin. Desde la parte trasera de un auditorio abarrotado en la conferencia Web 2.0, en San Francisco, vi a Jack Ma, mi jefe, subir al escenario. Con una de las entretenidas pláticas que solía dar cautivó a aquella audiencia de alto nivel, a la crema y nata del mundo del Internet.

«Soy 100% “Hecho en China”. Aprendí inglés yo solo y no sé nada de tecnología —explicó—. Una de las razones por las que Alibaba sobrevivió fue porque no sé nada de computadoras. Soy como un ciego montado en un tigre ciego también.»

Cuando el público rio, noté a alguien agazapado en la parte trasera del auditorio, garabateando cada una de las palabras de Jack. Sentí curiosidad, así que me incliné para ver quién estaba transcribiendo el discurso con tanta determinación, y claro, me quedé pasmado al descubrir que se trataba de Jeff Bezos, fundador y director ejecutivo de Amazon.

Bezos, padre del comercio electrónico, ¿estaba deseoso de aprender algo de Alibaba? Estamos hablando del pionero en este ámbito y del hombre que hizo crecer Amazon.com hasta convertirla en un monstruo del Internet; del empresario al que la revista Time nombró Persona del Año en 1999, cuando Alibaba todavía era una desconocida startup en el departamento de Jack Ma. Bezos era un líder de negocios al que siempre habíamos admirado y visto con respecto, sin mencionar que también habíamos tomado prestadas sus ideas. ¡Y ahora él estaba tomando prestadas las nuestras! Jeff siguió tomando notas mientras Jack se dirigía a los extasiados espectadores.

“Crean en sus sueños, busquen a la gente buena y asegúrense de que cliente quede feliz. Ahora veo que muchas empresas de Estados Unidos envían a sus gerentes y directores profesionales a China. Están haciendo feliz a su jefe en Estados Unidos, pero no al cliente chino.”

Jack siempre había querido conocer a Jeff Bezos, así que me acerqué más, me presenté y le di mi tarjeta. Jeff dijo que a él también le encantaría conocer a Jack, así que cuando terminó la plática nos reunimos con mi jefe en el vestíbulo del centro. Con su risa característica y un infeccioso entusiasmo, Jeff elogió el discurso de Jack: “¡Dijiste varias cosas geniales, Jack! Me gustaría que nos visitaras en Seattle algún día.” Cuando Jeff se alejó, Jack y yo sonreímos de oreja a oreja como un par de músicos amateurs de una banda de garaje, enamorados de la estrella de rock que acaba de elogiar su concierto.

Siete meses después tomé un ejemplar de The Wall Street Journal y leí una entrevista en la que Jeff anunciaba su expansión en China. En ella aclaraba que estaba decidido a evitar los problemas que otras empresas extranjeras de Internet habían enfrentado en ese país, y explicaba que dichos problemas se suscitaban porque «el equipo de gerentes y directores está ocupado tratando de mantener felices a sus jefes estadounidenses en lugar de a sus clientes chinos, y ése es un error que nosotros no vamos a cometer». Sí, al parecer, Jeff había aprendido algo de Jack.

Jack y yo no nos imaginamos que en tan sólo algunos años el volumen de ventas de Alibaba superaría el de nuestros dos ídolos: Amazon e eBay. Hablo de los volúmenes combinados, y no solamente en China sino en todo el mundo.

Cuando Alibaba empezó a operar en el departamento de Jack Ma, parecía improbable que algún día las empresas de Internet occidentales aprenderían de los fundadores del comercio electrónico en China, ya que los 2 millones de usuarios de Internet que había en este país representaban menos del uno por ciento de la población; de ese uno por ciento, muy poca gente habría considerado comprar algo en línea. Sencillamente, las barreras eran demasiado grandes y el poder adquisitivo de los consumidores, demasiado bajo. La penetración de las tarjetas de crédito era insignificante y la infraestructura logística, primitiva. Además, no era evidente si el gobierno aceptaría o rechazaría el Internet, de modo que el comercio electrónico parecía imposible en el contexto del capitalismo tipo Salvaje Oeste de China, en donde había muchísimos estafadores y, como los compradores y vendedores no se habían visto en persona jamás, simplemente no confiaban lo suficiente el uno en el otro para realizar transacciones en línea.

Si avanzamos quince años en cámara rápida, descubriremos una diferencia brutal en las cifras: ahora, Alibaba tiene aproximadamente 300 millones de clientes y realiza cerca de 80% de las transacciones de comercio electrónico de China. Más de la mitad de todos los paquetes que se envían en el país son producto de tratos originados en los sitios de Internet de Alibaba. Asimismo, solamente el día de la promoción del Día de los Solteros en 2014 —un día de compras inventado por Alibaba—, los sitios de compras de la empresa manejaron 9 300 millones de dólares en transacciones, es decir, más del total de ventas por Internet en Estados Unidos durante el Black Friday y el Cyber Monday en conjunto. Todo esto en un país donde el ingreso per cápita es de sólo 6 800 dólares al año, y aproximadamente sólo 25% de la población ha comprado por Internet alguna vez en su vida. En comparación con Estados Unidos, el auge del comercio electrónico en China apenas está comenzando.

La experiencia de Alibaba ha demostrado que, aunque el comercio electrónico despegó con mayor lentitud en China que en Occidente, una vez que se arraigó fue más importante para la economía en general. En sólo quince años, la infraestructura de comercio electrónico de China ha superado a sus equivalentes occidentales, y ha presentado formas completamente nuevas de hacer negocios. China se ha convertido en un dinámico laboratorio para las innovaciones en el comercio electrónico y, de esa manera, les ha dado importantes lecciones a negocios en todo el mundo.

Alibaba también está diversificándose en varias fronteras completamente nuevas y está yendo mucho más allá del comercio electrónico tradicional. En menos de un año tras el lanzamiento de su primer fondo de mercado de dinero, la unidad financiera de Alibaba ya estaba manejando 90 mil millones de dólares de uno de los fondos más importantes de China. También creó un estudio fílmico para generar contenidos originales. ¿Podrá Alibaba alcanzar algún día su objetivo de convertirse en el banco más grande de China? ¿Les hará ver su suerte a Fox y a Disney en el futuro en el ámbito de la producción fílmica?

La escala del crecimiento de Alibaba captó la atención del mundo de los negocios el 19 de septiembre de 2014, cuando la empresa se hizo pública. La oferta pública de venta (OPV) de Alibaba fue la más fuerte de la historia, dominó los encabezados de las secciones de negocios de los periódicos, lo cual la convirtió en la empresa de comercio electrónico más valiosa del mundo. Además, poco después de que se hiciera la oferta pública de venta, Jack —el hombre que empezó su carrer

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