Estoy embarazada ¿Cómo sigue mi carrera profesional?

Silvina Prekajac

Fragmento

INTRODUCCIÓN

Cuando una mujer profesional se plantea ser madre, surgen muchas dudas acerca de cómo continuará su carrera laboral. La maternidad es un momento clave para reinventarse y seguir creciendo pero, en muchos casos, conduce al abandono del ejercicio de la profesión. A nivel global, seis de cada diez mujeres renuncian a sus carreras cuando son madres, y cinco de cada diez de las que todavía no han tenido hijos asumen que, si los tuvieran, deberían renunciar a su desarrollo profesional.1

En la maternidad suelen aflorar sentimientos tan opuestos como complementarios, que llevan a un replanteo de la identidad conocida hasta ese momento y que impactan en todos los ámbitos de la vida. El trabajo suele ser un eje fundamental para una mujer profesional, de ahí que integrarlo a esta nueva identidad resulte indispensable para un sano equilibrio dentro del cual la persona se visualice como un todo.

Definir cómo se conjugan maternidad y carrera profesional resulta decisivo a la hora de proyectar un acceso más equitativo a posiciones de poder en las organizaciones, considerando que hoy solo uno de cada diez puestos de dirección es ocupado por mujeres. En estos ámbitos, la falta de contención hacia quienes van a ser madres, el poco entendimiento de lo que implica la maternidad así como del modo de transitar este período desde la proyección misma de la carrera, sumados a la adopción de políticas de flexibilidad que a menudo no resultan aplicables, son los principales motivos por los cuales gran parte de las mujeres profesionales dejan a un lado su carrera. Comprender que los hijos y los ascensos no son excluyentes y que la maternidad puede capitalizarse y empoderar el ejercicio de la profesión requiere un proceso de profundo autoconocimiento por parte de la propia mujer y un acompañamiento activo por parte de las organizaciones.

La maternidad es un momento fundacional que se transita muchas veces en silencio y soledad por miedo o culpa de verbalizar sentimientos encontrados, y en el que a menudo no se cuenta con modelos para seguir. En este sentido, la experiencia de otras mujeres que transitaron caminos similares y que pueden ayudar a las futuras y recientes madres a potenciar el suyo resulta de gran valor. Es mucho lo que puede hacer la mujer que tiene el deseo de ser madre y a la vez seguir desarrollándose en su carrera laboral. El incentivo para ir por ello está en la convicción de que es esta una realidad alcanzable y generadora de grandes satisfacciones. Trabajar con una mirada estratégica de largo plazo y pensarse desde una realidad futura es fundamental para que puedan construirse los pasos necesarios que hagan posible vivenciarla desde el hoy. Dentro de este objetivo, despojarse de estereotipos es el primer disparador, el más indispensable, para responder sin preconceptos a su propósito y visión de futuro.

Y es mucho también lo que se puede hacer desde el lugar del hombre y de las propias organizaciones para acompañar en el desarrollo de la carrera profesional de la mujer. El que las tareas del hogar y el cuidado de los hijos sean responsabilidad casi exclusiva de la mujer, tanto por limitaciones femeninas como masculinas, y el que hoy por parte de las organizaciones se entienda a la maternidad como un problema por resolver son barreras por sortear si se busca una mayor representatividad femenina en puestos jerárquicos. Las mujeres necesitan reconocerse no perfectas y saber pedir ayuda e involucrar en las soluciones a sus stakeholders clave, percibiéndose valiosas para las organizaciones desde su unicidad y mirada femenina, e inspirando cambios que si no partieran desde su lugar, difícilmente terminarían ocurriendo.

Mostrar resultados, posicionarse competitivamente, buscar crecimiento, actualizarse y mantenerse “empleables” dependerá de cada una, pero también de sumar al mundo de las organizaciones actores de cambio que valoren y fomenten el desarrollo de equipos cuya característica sea la diversidad. Claramente, en cuanto al modo de pensar y de actuar, esta es más compleja que la unicidad, pero se trata de una inversión a futuro que devuelve cada peso invertido. Está probado que la diversidad aporta un mejor clima laboral, una mayor apertura, un mayor desafío del statu quo y una mayor creatividad y éxito en la resolución de conflictos, con lo que la igualdad de oportunidades —el hecho de que pueda crecer quien sea más capaz, y no solo el hombre más capaz— es una vía de sostenibilidad para la que cada vez se tendrá que estar más preparado. Aquellas organizaciones con al menos un 30% de representatividad femenina entregan un 15% más de rentabilidad que aquellas cuyo grado de representatividad es menor. Este dato hace que ya no se trate solo de un tema de responsabilidad social empresaria, sino también de un asunto de negocios.

El estilo de liderazgo de la mujer es complementario al del hombre. Ambas miradas son necesarias para entender a un consumidor cada vez más exigente, sin barreras de espacio y lugar y cuya presencia adquiere cada vez peso. Con lo que si consideramos que es la mujer quien tiene el poder de compra en el 80% de los actos de consumo, no es muy lógico pensarla solo en un 10% de los puestos de dirección. La inclusión resulta fundamental si se quiere establecer un ida y vuelta actual con el consumidor y trabajar proactivamente en la innovación y disrupción tan necesaria en todo ámbito organizacional. Darse el lugar para pensarlo ya es un buen comienzo.

El promover el desarrollo de la carrera de la mujer que siendo madre desea seguir creciendo en su profesión no solo aporta una mirada actual de negocio desde un management más asertivo, sino que hace a las organizaciones más humanas, valor cada vez más ponderado por las generaciones más jóvenes que están priorizando aquellas organizaciones preocupadas tanto por los resultados como por el modo de alcanzarlos. Se estima que para 2020 el 56% de la fuerza laboral va a estar representada por millennials, y es clave comenzar a actuar hoy si se piensa como potencial empleador en la atractividad y retención de los futuros líderes. Entender a la persona con intereses más allá de los laborales, es entender a la persona como un todo. Esto es lo que cada vez está tomando más fuerza en las tendencias. Ya no se trata solo de una cuestión de género; es un tema de todos como sociedad.

Hoy las organizaciones tienen la oportunidad de transformarse en actores de cambio, sabiendo que la inversión que realicen en retener y potenciar a sus profesionales asegurará en el largo plazo la sostenibilidad del negocio. Para ello, es clave estar abiertos al cambio e innovar, y la apertura a una sociedad más inclusiva de la mujer, independientemente del momento de vida que esté transitando, se comienza a convertir en un mandatorio. En este sentido, mostrar acciones concretas que involucren a la mujer profesional y madre es un no negociable para el que se tendrá que estar cada vez más preparado. En este libro pretendemos dejar nuestro aporte con posibles abordajes a un mar de oportunidades sin duda colmado de grandes satisfacciones y de grandes resultados.

Bu

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