Otra vez sopa

Javier Milei

Fragmento

Prólogo

OTRA VEZ SOPA. Este nuevo libro es una versión actualizada y recargada de nuestro trabajo precedente Maquinita, Infleta y Devaluta. En este sentido el documento nos genera sensaciones encontradas. Por un lado, una profunda felicidad derivada de un nivel de productividad inimaginable, aun por nosotros mismos, ya que al recopilar el material generado desde la publicación del libro anterior, nos encontramos un volumen de obra que no estaba en línea con las preferencias reveladas por los individuos en el mercado. Por ende, dado que somos libertarios en serio, consideramos que era mejor hacer una obra mucho más compacta y focalizarnos en aquellos temas por los cuales regularmente somos convocados a los medios de comunicación para dar nuestra opinión.

Por otro lado, en fuerte contraposición a la sensación anterior, nos invade en cada momento una frustración enorme por la bajísima calidad del debate que nos proponen nuestros adversarios ideológicos. En este sentido, no solo que NO dan muestras de estar al tanto de lo que ha pasado durante el último medio siglo en materia de teoría económica y de la evidencia empírica tanto a nivel internacional como local sino que, además, reflejan una profunda involución en la calidad de los argumentos respecto a los que se presentaban, por ejemplo, hace cuarenta años con el debate de la tablita cambiaria. Por ello, en una gran cantidad de oportunidades tenemos la sensación de estar viajando por el túnel del tiempo para discutir temas y posiciones que casi representan la prehistoria del análisis económico.

En función de lo anterior, el presente libro se divide en tres partes: 1. Marco Normativo; 2. El cepo: una tortura monetaria y 3. El diseño de la política económica. El orden de la obra no es antojadizo, ya que dada la precariedad de los argumentos levantados por nuestros oponentes y por el adoctrinamiento del tipo keynesiano-marxista que se imparte en la mayoría de las instituciones educativas, nos hemos visto en la necesidad de comenzar postulando el marco normativo del que partimos, ya que el marco alternativo es lo que ha brindado sustento a la “economía” populista.

De hecho, desde nuestro punto de vista, los daños causados por la instauración de un populismo salvaje y violento (donde a los opositores se los acallaba ya fuera por las buenas o por las malas) a inicios de la década del 40 del siglo XX, no solo han quitado a nuestro país de los primeros lugares del ranking mundial en riqueza, sino que además han inyectado en una gran parte de la sociedad profundos niveles de odio, envidia y resentimiento (propio de los escritos de marxistas y keynesianos) que, sumergido en pujas ridículas, dejaron a la Nación en una situación de frontera camino a una ridícula pobreza. En este contexto, las bases económicas que dan sustento al populismo se nutren de la profunda irresponsabilidad fiscal emergente de ese nefasto libro de John M. Keynes conocido como “Teoría General” (donde la lectura del capítulo 22 de dicha obra muestra que lo afirmado por gran parte de los economistas locales respecto a la política fiscal es falso) y de los más alocados delirios monetarios de los estructuralistas, con Julio Hipólito Guillermo Olivera a la cabeza, quien dio los fundamentos para validar monetariamente cualquier tipo de disparate que surgiera de políticas económicas inconsistentes.

En función de ello, la primera parte del libro arranca con el artículo “Keynes, Friedman y el triunfo de la Escuela Austríaca”. Comienza con la descripción del marco analítico previo a la irrupción de la “Teoría General” y cómo trabajaba. A partir de allí se explora minuciosamente cómo el trabajo de Keynes va destruyendo cada uno de los elementos centrales a un punto tal que su obra borra todo rastro del marco precedente. Sin embargo, lo más impresionante de todo esto radica en que dicho trabajo fue emprendido por una persona que solo había tomado un curso de economía con Marshall (algo que permite explica su aberrante idea del multiplicador) y que desconocía gran parte del debate por no leer alemán (idioma dominante entonces) ni francés. De hecho, el propio Hayek consideró que el libro era tan malo y que Keynes era tan volátil en sus pensamientos que ni ameritaba tomarse el trabajo de hacerle una crítica. Desafortunadamente para la humanidad, el libro fue un éxito, pese a que, como señalara Hazlitt, “todo aquello que es bueno en la teoría general es robado y todo lo que es nuevo es malo”. La razón para que un texto tan malo fuera un éxito es muy simple: no era más que un pasquín escrito a beneplácito de políticos ladrones y/o mesiánicos que daba sustento a todo tipo de despilfarro.

Luego, se procede a estudiar la obra de Friedman como una respuesta sistemática a la obra de Keynes que busca poner en escena a lo mejor del análisis económico, obra que fuera completada con Robert Lucas Jr., quien no solo terminó por sepultar a los keynesianos sino que además impulsó al análisis económico para volver a sus fuentes, las cuales nunca debería haber abandonado: la investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones; esto es: el crecimiento económico. De este modo, no solo Adam Smith volvió al centro de la literatura sino que además implicó el triunfo de la Escuela Austríaca, ya que se recobraban los microfundamentos y sobre todo la intertemporalidad.

Una vez aclarada nuestra posición en el debate sobre Keynes, Friedman y la Escuela Austríaca, pasamos de lleno a las cuestiones de índole monetarias. El segundo artículo postula sin reparos y con absoluta contundencia que “La inflación es siempre un fenómeno monetario”, el cual repasa las bases conceptuales del monetarismo y su validez empírica. También discutimos la naturaleza de la tasa de interés, la relación entre dinero y crecimiento, el entorno que define cuándo es mejor trabajar con agregados monetarios o bajo qué contexto se puede implementar el modelo de metas de inflación de modo exitoso, como así también la necesidad de diseñar la política económica en base a un conjunto de reglas bien definidas que minimicen la discrecionalidad. A su vez, como una suerte de subproducto de toda esta visión, aparece nuestro enfoque sobre los temas vinculados al debate cambiario y esa verde pasión argentina que es el dólar y su vínculo con los precios y el dinero. Por último, la sección se cierra con una presentación intuitiva del modelo de metas de inflación instrumentado desde el control de la tasa de interés.

La segunda parte del libro aborda esa experiencia espantosa y traumática que fue el “cepo cambiario”. La misma significó uno de los tantos avances y escalada de violencia del Estado (en este caso en manos del régimen K) sobre las libertades individuales, donde aún hoy mucha gente sigue sin percibir cómo nos llevaba a la instauración de un régimen socialista como el que hoy hace estragos en Venezuela.

Concretamente, si se tiene un tipo de cambio fijo al tiempo que se emite dinero para financiar el déficit fiscal, la consecuencia directa es la pérdida de reservas internacionales de modo tal que sea eliminado el exceso de pesos no demandado por los individuos. Frente al gran drenaje que experimentaba el BC

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