Economía en colores

Xavier Sala i Martín

Fragmento

cap-1

Introducción

Una de las consecuencias de la monumental crisis vivida en los últimos años es que, de repente, la mayoría de los mortales nos hemos dado cuenta de que la economía tiene un papel muy importante en nuestras vidas. De la noche a la mañana todos hemos visto que conceptos tan raros como prima de riesgo, bonos tóxicos, bancos malos, hipotecas subprime, activos preferentes o austeridad fiscal acaban afectando a nuestra situación personal y familiar… y no siempre de manera positiva. Porque, nos guste más o nos guste menos, el mundo de la economía nos rodea y nos afecta constantemente: cuando tomamos café para desayunar, cuando llevamos a los niños al colegio, cuando trabajamos a cambio de un salario, cuando pagamos los impuestos, cuando recibimos servicios públicos, cuando sufrimos las consecuencias de los recortes presupuestarios, cuando nos quedamos en el paro por motivos que no entendemos, cuando vamos al supermercado, cuando decidimos si vamos al trabajo caminando o bien en moto, en coche o en transporte público, cuando decidimos estudiar una carrera u otra, cuando escogemos el banco en el que depositar nuestro dinero o pedir nuestra hipoteca, cuando debemos escoger pagar con dinero o con tarjeta de crédito, entre ahorrar en un fondo de pensiones o ir de vacaciones con la familia, entre pedir un vino caro en el restaurante o pedir uno barato, entre salir de fiesta con los amigos o quedarnos en casa para acostarnos pronto.

La economía, pues, se entrelaza constantemente con diferentes aspectos de nuestra existencia. A pesar de ello, los conceptos económicos más básicos resultan profundamente ajenos a la mayoría de la población. Los principales responsables de esta incomprensión somos los economistas, por no haber sido capaces de comunicarnos con el ciudadano de a pie. Los profesionales de la economía tenemos una irritante tendencia a emplear palabras, conceptos, modelos, argumentos, datos y teorías extraordinariamente complicadas que solo entienden otros economistas. Debido a esta incapacidad para hablar claro, las secciones de economía de los periódicos son las menos leídas por los lectores, los temas de economía en los telediarios son tratados rápida y superficialmente para evitar que la audiencia huya despavorida, y los programas de economía van a parar a los canales de menor audiencia y se emiten a horas intempestivas. Para la mayor parte de las personas normales, la economía es una ciencia aburrida, impenetrable, oscura, gris. Tan oscura y tan gris como las americanas de la gran mayoría de los profesionales que asisten a las reuniones y los simposios internacionales.

Personalmente, he intentado poner un poco de color a la economía. Lo he hecho de una manera literal con mis chaquetas de colores, y en sentido metafórico intentado encontrar maneras de divulgarla de una manera fácil e inteligible para el gran público. Y lo he hecho, durante muchos años, en la radio, en la televisión, en columnas de opinión en la prensa, en mi blog (www.salaimartin.com) e incluso en un videoblog que se llamaba e-Konomía (también en www.salaimartin.com). Debo decir que el éxito de todos estos intentos ha sido más bien modesto. Es cierto que mis programas de televisión y radio y mis artículos en la prensa y en mi blog contaban con un buen número de seguidores, pero también lo es que la mayoría de ellos eran economistas o estudiantes de economía. Nunca acabé de encontrar un formato que fuera atractivo y digerible para el gran público.

Y en estas que un día se presentaron en mi oficina Xen Subirats y Xavier Cassadó, dos representantes de El Terrat (la productora de Andreu Buenafuente), juntamente con un presentador de TV3, Xavi Coral, con la propuesta de rodar un programa de economía para el prime time de la televisión de Cataluña. Un programa de economía en horario prime time para el gran público suponía un gran reto para mí. Pero si me decidí a aceptar el desafío fue porque El Terrat es una de las productoras con más experiencia en la creación de programas de entretenimiento. Eso me llevó a pensar que si trabajaba con ellos podríamos encontrar un formato idóneo para llevar la economía al gran público de forma divertida, y para —por fin— poner luz y colores a esta ciencia tan oscura, gris e impenetrable.

Tengo que decir que, a pesar de la reticencia inicial, la idea de innovar en el mundo de la televisión me sedujo. Llevo muchos años estudiando la innovación empresarial y había llegado el momento de poner en práctica lo que enseño a mis alumnos. Así que no tardé en aceptar el reto y nos pusimos manos a la obra. Mientras ellos empezaban a pensar en un formato atractivo y ameno, yo empecé a escribir los guiones para cubrir los ocho capítulos de la serie. Se trataba de contar ocho historias interesantes que reflejaran ocho campos de la ciencia económica. El resultado es el producto que tenéis en vuestras manos: el libro Economía en colores contiene los ocho guiones originales. Como veréis, cada capítulo empieza planteando un enigma económico o una anécdota intrigante que nos sirve para iniciar una excursión por un campo de la economía. El viaje nos lleva a descubrir conceptos, ideas y curiosidades que nos permiten conocer mejor algunos aspectos de esa ciencia oscura y misteriosa. El objetivo es que, al final de cada capítulo, veáis que lo que en principio era aburrido y gris en realidad es entretenido y con mucho color.

El primer capítulo se titula «Más ricos que el más rico» y corresponde al color Rojo. En él hablo de la riqueza de las naciones, del PIB (o producto interior bruto) y de cómo la división del trabajo y el intercambio resultante de la revolución cognitiva que el Homo sapiens experimentó hace alrededor de 100.000 años han hecho posible que el ciudadano medio de países medianamente ricos alcance unos niveles de bienestar y riqueza que superan a los de la persona supuestamente más rica de la historia: Mansa Musa de Mali.

En el segundo capítulo, el color Lila, titulado «¿Quién sabe hacer una galleta?», explico que el motor del progreso de la humanidad son las ideas. En él explico cómo los descubrimientos y la conectividad han ido abriendo puertas y ampliando la gran «casa del conocimiento» hasta lograr crear el gran cerebro colectivo global. A través de una excursión por la historia de las ideas, explico cómo los seres humanos hemos encontrado maneras de crear, almacenar y transmitir conocimientos para que otros humanos puedan crear con mayor facilidad. Inventos como el lenguaje, la escritura, la imprenta, el teléfono, internet o Google han servido para acelerar el proceso de creación del ser humano. En este capítulo también estudiaremos las implicaciones que el motor de las ideas tiene para el crecimiento económico y sus posibles límites.

El tercer capítulo, el Azul, lleva por título «El falso 9». Trata sobre qué es la innovación y en qué se diferencia de la investigación. Por medio de ejemplos de innovación, como el de Pep Guardiola cuando decide poner a Messi de falso 9 (lo hizo el día antes de que el Barça ganara al Madrid por 2 a 6 en el estadio Santiago Bernabéu en mayo de 2009), analizaremos los rasgos que caracterizan a algunos de los grandes innovadores empresariales de la historia: Zara, Ikea, Starbucks, Cirque du Soleil, McDonald’s, El Bulli y Apple. También veremos cómo la falta de capacitad innovadora puede acabar destruyendo incluso a las empresas más grandes, más l

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