Fragmentados

Andrés Hatum

Fragmento

Fragmentados

AGRADECIMIENTOS

Un libro sobre las desgracias laborales es difícil de digerir. Soy consciente de eso. Pero mi trabajo con muchas empresas y el estudio que hago sobre las organizaciones me sirvieron de inspiración para esta obra. Por eso, quiero agradecer a las organizaciones infernales a las que tuve la oportunidad de estudiar para entender cómo no hay que trabajar. También a las otras, a aquellas que intentan hacernos la vida más agradable.

Los libros son hijos que se van pariendo con tiempo y esfuerzo. En ese camino, uno encuentra mucha gente inspiradora. Mis alumnos son fuente de inspiración de muchas historias increíbles. Para ellos, que disfrutan y sufren el trabajo, les dedico este libro.

A Penguin Random House y sus editores Florencia Cambariere y Juan Boido, gracias por la confianza. A mi editora, un ser espectacular que me empuja a escribir todo lo que llega al público: “Vamos, Hatum, un libro más”. Y es gracias a ella que estos seres con hojas, tapa y contratapa salen a la luz. Gracias infinitas, Soledad Di Luca.

A la Universidad Torcuato Di Tella, un lugar maravilloso de libertad intelectual que descubrí años después de sufrir la carencia de libertad de pensamiento por estar en una institución retrógrada. Por suerte, nos encontramos con la Di Tella y no podría estar más feliz.

No tengo muchos amigos. Pocos, buenos. Tal vez porque soy difícil o porque simplemente la vida me puso a estos seres maravillosos delante y con ellos ya es suficiente. A Nicolás José Ísola y Guillermo Cáceres, amigos recientes y fundamentales. A mis amigos del alma, de esos que uno agradece tener cerca. Con ellos disfruto cada libro que escribo. Gracias Santiago García Belmonte, Ezequiel Garbers, Lucía Christello y a nuestro ángel, Guillermina Galián, son todo lo que está bien.

A mi padre, Imad, a su esposa Foufa y a mi madre, que ya no está, Hayat. Mis padres me empujaron a valorar el trabajo, a buscar la pasión y la vocación. “En esta casa se estudia o se trabaja, pero más vale que estudies”. Una linda frase, una amenaza con amor de otros tiempos, diferente a la realidad del subsidio y la vagancia que nos rodea.

A Gaby, socia, amiga y familia, siempre.

A Nico, Sofi y Vicky, mis hijos, tres hermosas personas, más de lo que un papá podría soñar. A ellos dedico este libro.

Fragmentados

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DEL TRABAJO?1

PRÓLOGO

En el Génesis, el trabajo es creativo: Dios crea el cielo y la tierra, ilumina la tierra oscura, separa el suelo del agua, crea al ser humano, masculino y femenino, y terminado el trabajo. El Génesis es el relato de un trabajo de amor, placer y creatividad; tal es el goce que Dios no para por seis días y seis noches seguidos en los que duerme en la oficina. Solo al séptimo día se detiene, mira lo que ha creado y se dice: “Creo que me salió muy bien”. Entonces, satisfecho de su obra, descansa.

“Los humanos no existen para ir de compras. Aspiran a tener un propósito en la vida, a mejorar sus habilidades y expresar su individualidad a través de la autonomía y la creatividad”, decía Calestous Juma, profesor de desarrollo internacional de Harvard, fallecido en 2017. Esta es la visión humanista del trabajo. Pero el de Juma no es cualquier trabajo. Como intelectual respeta el esfuerzo y el sudor, enaltece la pasión frente al yugo, mezcla la realización frente a la alienación, confunde el propósito del hombre existencial con la rutina del hombre unidimensional de manera autorreferencial, porque no se piensa a sí mismo en el trabajo del otro, sino que piensa al otro desde su oficina acondicionada, desde su carrera.

“Esto que hago [acá, delante de ustedes] no es realmente un trabajo. Esto es mi carrera —nos dice el comediante estadounidense Chris Rock, en un show de 2012—. Acá mismo en la audiencia algunos tienen trabajos, y otros tienen carreras. Y lo que la gente que tiene carreras tiene que saber es que no tiene que andar contando su cháchara carrerista delante de la gente que tiene trabajos. Yo solía tener un trabajo, limpiando platos en un Red Lobster2. Ese era mi trabajo. Nunca un aumento, nunca una promoción, me mantenían al fondo del restaurante pelando las langostas todo el día, y ese era mi trabajo. Ahora, por suerte, tengo una carrera. Fui bendecido con una carrera. Así que si ustedes también tienen una carrera, agradézcanle a Dios. Y si tienen un trabajo, ojalá tengan una carrera algún día. Porque cuando tenés una carrera, el tiempo pasa volando, mirás tu reloj y decís: ¿ya son las 5:35 pm? Pero cuando tenés un trabajo, el tiempo no pasa nunca.” La distinción de Chris Rock es crucial para la pregunta del comienzo. La diferencia entre uno y otro, entre trabajo creativo y trabajo odioso, puede ser difícil de precisar en palabras, pero es fácil de identificar en la práctica.

“Tenemos ante nosotros la perspectiva de una sociedad de trabajadores sin trabajo, es decir, privados de la única actividad que les queda. Imposible imaginar nada peor”, presagiaba Hannah Arendt en La condición humana. En el otro extremo, Karl Marx, el crítico del trabajo como alienación, afirma: “La actividad del trabajador no es espontánea. No le pertenece; es la pérdida de su sí mismo”. ¿Cómo se entiende que para Marx el trabajo sea a la vez causa de la alienación capitalista y fuente de dignidad del ser humano?

Como nos ilustra Andrés en los primeros capítulos de Fragmentados, el trabajo no siempre fue lo que es hoy. El presente, que para sus habitantes se confunde con el punto de llegada, no es sino una escala (¿accidental?) de una evolución constante.

En el principio fue la subsistencia, hasta que la domesticación de semillas y animales generó sedentarismo, escala, excedentes para el ahorro y acumulación, y se habilitó la creación de una clase de humanos que no tenían que dedicar toda su energía al trabajo del campo y podían entregarse a tareas humanistas, estéticas, científicas e intelectuales, como escribir ensayos sobre el trabajo (si Jared Diamond considera que pasar de vivir de la caza y de la pesca a asentarse en ciudades fue el mayor error de la raza humana, que pruebe con una temporada con los pirahã del Amazonas).

Para el presente de Aristóteles, una vida sin trabajo (mejor dicho, en la que el trabajo lo realizaran los esclavos, artesanos y mercader

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