Índice
PRÓLOGO EIJEH
1
CAPÍTULO 1 CYRA
CAPÍTULO 2 CISI
CAPÍTULO 3 CYRA
CAPÍTULO 4 AKOS
CAPÍTULO 5 CISI
CAPÍTULO 6 AKOS
CAPÍTULO 7 CISI
CAPÍTULO 8 CISI
CAPÍTULO 9 CYRA
CAPÍTULO 10 AKOS
CAPÍTULO 11 CYRA
CAPÍTULO 12 CISI
CAPÍTULO 13 AKOS
CAPÍTULO 14 CYRA
CAPÍTULO 15 CYRA
CAPÍTULO 16 AKOS
CAPÍTULO 17 AKOS
CAPÍTULO 18 EIJEH
CAPÍTULO 19 CYRA
CAPÍTULO 20 CISI
2
CAPÍTULO 21 CISI
CAPÍTULO 22 CYRA
CAPÍTULO 23 AKOS
CAPÍTULO 24 CYRA
CAPÍTULO 25 CISI
CAPÍTULO 26 AKOS
CAPÍTULO 27 CYRA
CAPÍTULO 28 AKOS
CAPÍTULO 29 EIJEH
CAPÍTULO 30 CYRA
3
CAPÍTULO 31 CYRA
CAPÍTULO 32 CYRA
CAPÍTULO 33 AKOS
CAPÍTULO 34 AKOS
CAPÍTULO 35 CYRA
CAPÍTULO 36 CISI
CAPÍTULO 37 AKOS
CAPÍTULO 38 CYRA
CAPÍTULO 39 CISI
CAPÍTULO 40 CISI
4
CAPÍTULO 41 AKOS
CAPÍTULO 42 CYRA
CAPÍTULO 43 AKOS
CAPÍTULO 44 CYRA
CAPÍTULO 45 CYRA
CAPÍTULO 46 AKOS
CAPÍTULO 47 CYRA
CAPÍTULO 48 CISI
CAPÍTULO 49 AKOS
CAPÍTULO 50 CYRA
CAPÍTULO 51 AKOS
CAPÍTULO 52 CYRA
5
CAPÍTULO 53 CISI
CAPÍTULO 54 CYRA
CAPÍTULO 55 AKOS
CAPÍTULO 56 CYRA
EPÍLOGO EIJEH
AGRADECIMIENTOS
GLOSARIO
PARA MI PADRE, FRANK,
MI HERMANO, FRANKIE, Y MI HERMANA, CANDICE:
PUEDE QUE NO COMPARTAMOS LA MISMA SANGRE, PERO ME ALEGRO MUCHO DE QUE SEAMOS FAMILIA.
PRÓLOGO EIJEH
—¿Por qué tienes tanto miedo? —nos preguntamos.
—Viene para matarnos —contestamos.
Tiempo atrás nos asustaba esta sensación de habitar en dos cuerpos a la vez. Nos hemos acostumbrado a ella en los ciclos transcurridos desde que sucediera el cambio, desde que nuestros respectivos dones de la corriente se fundieran en este otro, nuevo y extraño. Ahora sabemos fingir que somos dos personas, en vez de una, aunque cuando estamos solos preferimos relajarnos y vivir la verdad. Somos una persona con dos cuerpos.
No estamos en Urek, donde nos encontrábamos la última vez que conocimos nuestra ubicación. Vagamos por el espacio, y lo único que interrumpe las tinieblas es la curva del arrebolado flujo de la corriente.
Solo una de nuestras dos celdas tiene ventana. Es un lugar estrecho con un colchón fino y una botella de agua. La otra celda es un almacén que huele a desinfectante, fuerte y acre. No hay más luz que la que entra por las rejillas de la puerta, que ahora está cerrada aunque no del todo sellada, porque el resplandor del pasillo la traspasa.
Estiramos dos brazos (uno más corto y oscuro, el otro largo y pálido) al unísono. El primero lo sentimos más ligero, mientras que el segundo es pesado y torpe. En uno de los cuerpos ya ha pasado el efecto de las drogas, pero no así en el otro.
Un corazón late deprisa, con fuerza, y el otro mantiene un ritmo estable.
—Para matarnos —nos decimos—. ¿Seguro?
—Tanto como los destinos. Ella nos quiere muertos.
—Los destinos. —Ahí se produce una disonancia. Igual que una persona puede amar y odiar algo a la vez, nosotros amamos y odiamos los destinos, creemos y no creemos en ellos—. ¿Cómo era la palabra que usaba nuestra madre...? —Tenemos dos madres, dos padres, dos hermanas. Pero solo un hermano—. Acepta tu destino, o sopórtalo o...
—«Sufre tu destino», es lo que decía —contestamos—. «Porque todo lo demás es una ilusión».
CAPÍTULO 1 CYRA
Hacía diez estaciones que L