Las marcas de la muerte 2. Destinos divididos

Veronica Roth

Fragmento

Índice

Índice

PRÓLOGO EIJEH

1

CAPÍTULO 1 CYRA

CAPÍTULO 2 CISI

CAPÍTULO 3 CYRA

CAPÍTULO 4 AKOS

CAPÍTULO 5 CISI

CAPÍTULO 6 AKOS

CAPÍTULO 7 CISI

CAPÍTULO 8 CISI

CAPÍTULO 9 CYRA

CAPÍTULO 10 AKOS

CAPÍTULO 11 CYRA

CAPÍTULO 12 CISI

CAPÍTULO 13 AKOS

CAPÍTULO 14 CYRA

CAPÍTULO 15 CYRA

CAPÍTULO 16 AKOS

CAPÍTULO 17 AKOS

CAPÍTULO 18 EIJEH

CAPÍTULO 19 CYRA

CAPÍTULO 20 CISI

2

CAPÍTULO 21 CISI

CAPÍTULO 22 CYRA

CAPÍTULO 23 AKOS

CAPÍTULO 24 CYRA

CAPÍTULO 25 CISI

CAPÍTULO 26 AKOS

CAPÍTULO 27 CYRA

CAPÍTULO 28 AKOS

CAPÍTULO 29 EIJEH

CAPÍTULO 30 CYRA

3

CAPÍTULO 31 CYRA

CAPÍTULO 32 CYRA

CAPÍTULO 33 AKOS

CAPÍTULO 34 AKOS

CAPÍTULO 35 CYRA

CAPÍTULO 36 CISI

CAPÍTULO 37 AKOS

CAPÍTULO 38 CYRA

CAPÍTULO 39 CISI

CAPÍTULO 40 CISI

4

CAPÍTULO 41 AKOS

CAPÍTULO 42 CYRA

CAPÍTULO 43 AKOS

CAPÍTULO 44 CYRA

CAPÍTULO 45 CYRA

CAPÍTULO 46 AKOS

CAPÍTULO 47 CYRA

CAPÍTULO 48 CISI

CAPÍTULO 49 AKOS

CAPÍTULO 50 CYRA

CAPÍTULO 51 AKOS

CAPÍTULO 52 CYRA

5

CAPÍTULO 53 CISI

CAPÍTULO 54 CYRA

CAPÍTULO 55 AKOS

CAPÍTULO 56 CYRA

EPÍLOGO EIJEH

AGRADECIMIENTOS

GLOSARIO

PARA MI PADRE, FRANK,

MI HERMANO, FRANKIE, Y MI HERMANA, CANDICE:

PUEDE QUE NO COMPARTAMOS LA MISMA SANGRE, PERO ME ALEGRO MUCHO DE QUE SEAMOS FAMILIA.

PRÓLOGO EIJEH

PRÓLOGO EIJEH

—¿Por qué tienes tanto miedo? —nos preguntamos.

—Viene para matarnos —contestamos.

Tiempo atrás nos asustaba esta sensación de habitar en dos cuerpos a la vez. Nos hemos acostumbrado a ella en los ciclos transcurridos desde que sucediera el cambio, desde que nuestros respectivos dones de la corriente se fundieran en este otro, nuevo y extraño. Ahora sabemos fingir que somos dos personas, en vez de una, aunque cuando estamos solos preferimos relajarnos y vivir la verdad. Somos una persona con dos cuerpos.

No estamos en Urek, donde nos encontrábamos la última vez que conocimos nuestra ubicación. Vagamos por el espacio, y lo único que interrumpe las tinieblas es la curva del arrebolado flujo de la corriente.

Solo una de nuestras dos celdas tiene ventana. Es un lugar estrecho con un colchón fino y una botella de agua. La otra celda es un almacén que huele a desinfectante, fuerte y acre. No hay más luz que la que entra por las rejillas de la puerta, que ahora está cerrada aunque no del todo sellada, porque el resplandor del pasillo la traspasa.

Estiramos dos brazos (uno más corto y oscuro, el otro largo y pálido) al unísono. El primero lo sentimos más ligero, mientras que el segundo es pesado y torpe. En uno de los cuerpos ya ha pasado el efecto de las drogas, pero no así en el otro.

Un corazón late deprisa, con fuerza, y el otro mantiene un ritmo estable.

—Para matarnos —nos decimos—. ¿Seguro?

—Tanto como los destinos. Ella nos quiere muertos.

—Los destinos. —Ahí se produce una disonancia. Igual que una persona puede amar y odiar algo a la vez, nosotros amamos y odiamos los destinos, creemos y no creemos en ellos—. ¿Cómo era la palabra que usaba nuestra madre...? —Tenemos dos madres, dos padres, dos hermanas. Pero solo un hermano—. Acepta tu destino, o sopórtalo o...

—«Sufre tu destino», es lo que decía —contestamos—. «Porque todo lo demás es una ilusión».

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CAPÍTULO 1 CYRA

CAPÍTULO 1 CYRA

Hacía diez estaciones que L

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