1943

María Sáenz Quesada

Fragmento

Corporativa

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Penguin Random House

POR QUÉ ESTE LIBRO

Todo libro de historia es consecuencia del cruce entre las preguntas del autor al pasado y la relación con el medio cultural en que vive. Si las preguntas giran solamente en torno de las obsesiones de quien investiga y escribe, la obra corre el riesgo de permanecer en los estantes de librerías y bibliotecas. De ahí la importancia de definir con acierto el objeto de la investigación, así como el método y la forma de presentar el resultado, para que se justifique una tarea larga y compleja. Conviene además que el tema en cuestión mantenga cierto peso en la actualidad, condición que lo habilitará también para ocupar el tiempo del lector. Que este encuentre atractiva y provechosa su lectura será el mejor galardón.

El año 1943, en que agonizó el régimen de los conservadores y un golpe militar anunció el advenimiento de la Nueva Argentina, reúne las condiciones citadas. Sin embargo, es uno de los temas que durante largo tiempo la historiografía argentina condenó en bloque, en parte por rechazo al fraude sistemático que sostuvo a los gobiernos de la Concordancia y en parte también por la solución militar aplicada. Si en su momento histórico la intervención de las fuerzas armadas generó esperanzas y rechazos, hoy no se ajusta al pensamiento políticamente correcto. No obstante, el peronismo nació en la revolución del 4 junio de 1943 y de ella heredó aspiraciones, ideas, conductas políticas y consignas. Debido a la ambigüedad del acontecimiento fue necesario separarlo del ocurrido el 17 de octubre de 1945, su afortunado heredero, aunque ambas fechas formen parte del proceso de instalación del país en la posguerra mundial, que tuvo características propias y perduró en el tiempo.

En efecto, el cambio cultural ocurrido en los años treinta, que se manifestó en el golpe de 1943, echó raíces profundas todavía visibles en los comportamientos políticos, en las decisiones económicas, en las creencias de muchos y en la visión que se tiene de la Argentina en el mundo. Entonces se desmoronó una clase gobernante y perdió validez el sistema político vigente, víctima de sus propias lacras. Todo sucedió en medio de un cataclismo mundial que impuso nuevos paradigmas, permitió que surgieran otros liderazgos y que se introdujera la idea de Estado benefactor, como forma de reparar los horrores de la guerra, el sufrimiento de los soldados y de la población civil.

Este libro consta de 25 capítulos, que pueden leerse según el orden propuesto o en forma independiente. El tema de la guerra mundial y de la posguerra se menciona en todos ellos. La importancia de la República Argentina antes de la contienda bélica, su riqueza cultural y su potencial económico forman parte de esta mirada retrospectiva que incluye a las provincias en sus desarrollos y en sus conflictos con el poder central. También se explican los rasgos propios del régimen conservador, las durísimas internas partidarias y los elementos positivos de la administración de Ramón S. Castillo, que suscitaron expectativas y elogios de quienes lo derrocaron poco después. Asimismo se habla de los partidos de la oposición —radicales, socialistas y comunistas—, que intentaron alianzas, frentes y candidaturas para salir del pantano, con resultado negativo y en cierto modo dramático.

Actores principales de esta época son los sindicalistas, cuya larga lucha cambiará de enfoque con la llegada de los militares al poder; los nacionalistas, empecinados en destruir al liberalismo en el clima de época de los fascismos europeos; los católicos, que tuvieron un resurgimiento notable, y desde luego los militares, que oscilaron entre el profesionalismo y la conspiración, para volcarse a la acción política directa en medio de tremendas luchas internas.

Los ocho capítulos que van desde el 4 de junio de 1943 hasta el 4 de junio de 1944 tienen como punto central la reeducación de la sociedad para quitarle el “virus” del liberalismo, en lo que constituyó un avance del Estado sobre la conciencia individual, ejercicio que serviría a otros proyectos políticos. Las oscilaciones de la dictadura militar con respecto al problema internacional y la desinformación sobre el mundo del mañana unifican en una misma trama a conservadores y militares y los diferencian de los círculos liberales, radicales y demócratas, cuya perspectiva de la situación mundial era más realista.

El relato de este tramo de la historia argentina concluye en la gran exposición que celebró el Año II de la Revolución, en junio de 1944. El escenario estaba listo para la consagración de Juan Domingo Perón, a quien le bastaron algunos pasos más para desalojar a sus rivales, conseguir colaboradores eficaces, absorber y acomodar ideas, proyectos e iniciativas del más variado origen y, superado el escollo de la derrota del Eje en la guerra, dar comienzo a la Nueva Argentina.

¿Década infame? Creo que la condena en bloque a este período, por el fraude practicado y los negocios del poder, ya ha sido dejada de lado, aunque todavía resulte cómodo utilizarla. Si bien en las grandes síntesis de historia argentina la cuestión política juega en contra de los años de la Concordancia, el trabajo de los historiadores sobre el comportamiento de la economía, la cultura, la ciencia, la organización sindical y el modo en que se superó la crisis económica permiten revisar ciertos mitos instalados, con menos prejuicios y mejor conocimiento. De todo eso intento dar cuenta.

Quedan pocos testigos de esos años; algunos de ellos fueron consultados para este libro. Asimismo eché mano a memorias, documentos privados y textos literarios. He procurado narrar los hechos enmarcados en lo que la gente pensaba y decía entonces, cuando debía tomar decisiones sin la información hoy disponible.

Para este libro, he contado con

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