- Cubierta
- Portada
- Dedicatoria
- Agradecimientos
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Introducción
- ¿Por qué un libro sobre inversores, emprendedores y empresarios?
- ¿Cómo leer este libro?
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1. Eduardo Costantini. Son los fundamentals
- Breve ficha técnica
- De las finanzas a desarrollador y de vuelta a las finanzas
- Vendo Terrabusi, compro Francés
- Locación, locación, Nordelta
- Vuelta a las finanzas
- Macro, técnico, fundamental
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2. Miguel Kiguel. Es la macroeconomía
- Breve ficha técnica
- Primero la macro y después… vemos
- Solo sé que lo sé todo, pero ¿entiendo algo?
- Los riesgos según Kiguel
- Negro el 11
- Tarjeta roja al arbitraje
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3. Federico Weil. Es la contabilidad
- Breve ficha técnica
- Negocios reales, fundamentos sólidos
- Segunda crisis, mismas enseñanzas
- Venture capital 2.0
- 2001, odisea en el agro y… real estate
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4. Jessica Trosman. Es escribir el plan
- Breve ficha técnica
- En misa y en procesión
- Los primeros pasos
- Asientos contables y busuness plan
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5. Nicolás Tejerina. Es la escala… y las personas
- Breve ficha técnica
- Valuar negocios por el método de los cinco dedos oscilantes
- Comprar una empresa por un euro
- Yo no me sentaré a tu mesa
- El gran salto
- Y ahora, ¿quién podrá ayudarnos?
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6. Facundo Garretón. Es la ejecución
- Breve ficha técnica
- Ser democrático y global
- Camino a la democratización
- Algunas ideas de valuación
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7. Daniel Vila. Es la pasión
- Breve ficha técnica
- Comenzar casi por casualidad
- Comprar cables, valuar gente
- Foco
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8. Cristiano Rattazzi. Es formarse para ser el mejor
- Breve ficha técnica
- Hay que ayudar, sobre todo a los niños, en la etapa inicial
- Un cavalieri en Harvard
- Sus inversiones personales… las maneja el holding
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9. Nora Trotta. Es hacer lo que nos gusta
- Breve ficha técnica
- La niña que quería ser economista
- La jovencita que ingresa al Banco Central
- La madre y el padre de los fideicomisos
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10. Marcos Galperín. Es perseverar
- Breve ficha técnica
- La mayor empresa punto com de la Argentina
- MercadoLibre es MELI
- Marcos inversor
- Epílogo
- Apéndice 1. Razones sobre el subdesarrollo del mercado de capitales argentino, por el Dr. Guillermo L. Dumrauf
- Apéndice 2
- Bibliografía
- Créditos
Agradecimientos
A Roberto Montes, mi editor, en representación de todos los integrantes de Penguin Random House, quien confió y se entusiasmó desde la primera reunión hasta la lectura final de este libro. A Juan Ignacio Boido, director editorial, por sus útiles consejos.
A mis agentes, Patricia Iacovone y Diego Mileo, por acompañar en todo momento.
A Mariano Otálora, por las buenas ideas en el retrato de quienes participan en esta obra.
Una mención especial para Ignacio Ros y Felipe Ramírez Mallat, editor y editor general de la revista Inversor Global respectivamente, por el trabajo en equipo, el profesionalismo periodístico y la puesta a disposición de sus contactos profesionales.
Agradezco los comentarios, contactos y consejos de Diego Martínez Burzaco, economista jefe de Inversor Global; José Levy, productor de cine; José Ignacio Bano, de InvertirOnline.com, y Verónica Dalto, del diario El Cronista.
A quien inventó el pendrive, pues sufrí una pérdida total del libro cuando casi estaba terminado; si no fuera por el backup, este libro no existiría.
A los doctores Francisco Pertierra Cánepa y Guillermo L. Dumrauf, de UCEMA, por escuchar mis ideas y conceptos académicos que se mezclan en estas páginas, y amablemente sugerir y corregir para ser mejor enfocados.
Al licenciado Gustavo Adamovsky, decano de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), quien es fuente de consulta en cada proyecto.
A los protagonistas, quienes desinteresadamente brindaron su tiempo para las entrevistas que derivaron en cada capítulo de este libro, por el interés mostrado, por detallar cada aspecto que tratamos, por creer en este proyecto: Eduardo Costantini, Miguel Kiguel, Federico Weil, Jessica Trosman, Nicolás Tejerina, Facundo Garretón, Daniel Vila, Cristiano Rattazzi, Nora Trotta y Marcos Galperín.
Introducción
A principio de la década del noventa, Thomas J. Stanley escribió El millonario de al lado1, en el que intentaba encontrar patrones comunes al éxito de personas millonarias. No necesariamente en esa línea, pero recordando este libro, pensé en recurrir a quienes tenemos más a mano y que lo han hecho en la Argentina, a nuestros “millonarios de al lado”. Comencé el camino de contactar a los personajes que ilustran este libro y en una serie de entrevistas les pregunté: ¿Cómo lo hicieron? ¿Por qué tomaron las decisiones que tomaron? ¿Cómo valuaron sus negocios cuando los compraron o cuando los vendieron? Sin prejuicios ni juicios de valor político, el interés fue siempre saber por qué lo hicieron. Algunos críticos de esta idea, que se está escribiendo mientras en las pantallas de los televisores circula el caso Fariña-Báez2, comentaban, sin señalar a nadie en particular, que los millones en la Argentina siempre se hicieron de la mano del Estado, de la obra pública y de manera non sancta. Si así lo creyera, no podría redactar una línea más, pues no tendría razón siquiera darse a pensar.
Este libro se escribió desde el lema de Tácito “Sine ira et studio”3 respecto de los entrevistados, con imparcialidad a la hora de elegirlos, sin pretender un grupo homogéneo. Cada convocado fue previamente analizado desde el conocimiento que tengo de los negocios, las adquisiciones, la historia de cada uno de ellos. En ese sentido, no hubo imparcialidad, pues todos los que prestaron su tiempo debían estar para completar este libro. Cada aporte fue necesario y válido, al extremo de peligrar la finalización de estos escritos dadas las agendas abultadas, viajes sorpresivos y otras ocupaciones que dilataron algunas reuniones.
¿POR QUÉ UN LIBRO SOBRE INVERSORES,
EMPRENDEDORES Y EMPRESARIOS?
Personalmente descreo de que la generación de riqueza pueda darse por otro camino que no sea el de la libre empresa moderna, es decir, el libre ejercicio de la propiedad privada y de la competencia —real, no oligopólica y menos aún monopólica—. Consideremos solo un dato. Según la crónica realizada por Sylvia Nasar en su libro La gran búsqueda4, en la Inglaterra de 1840 se debatía con fervor la Ley de la Población, de Thomas Malthus, quien sostenía la imposibilidad de mejorar los niveles de pobreza en términos de renta dadas las consecuencias negativas del crecimiento poblacional, superior a la tasa de crecimiento en la productividad para la obtención de alimentos. Malthus señalaba: “Nueve décimas partes de todo el género humano se veían condenadas a la miseria y el trabajo penoso”. Pensemos en esto. Hace 170 años, 9 de cada 10 personas pasaban hambre, morían jóvenes —cuando no niños— y si vivían, lo hacían en condiciones cercanas a la esclavitud respecto de lo que hoy conocemos como vida moderna.
En nuestros días luchamos contra la pobreza con diferentes armas. En general, con dos: la libre empresa y el Estado de bienestar. Espero sinceramente que ambas funcionen al unísono y en sinergia, pero en este libro nos referiremos a la empresa en términos de inversión. Hablaremos sobre invertir en la bolsa, invertir en la propia empresa, invertir en contactos y relaciones, invertir en educación. Invertir como catalizador de ahorros, de ideas. Invertir como fuente de generación de riqueza, como forma de plasmar una idea rentable, de crear una fuente de trabajo propia y para terceros. Creo firmemente en la empresa como motor social, como ente creador de riqueza. Y para crear empresas, se necesita invertir.
Sería inocente pensar que vivimos en un mundo donde no existen negociados, corrupción y hasta técnicas mafiosas para producir patrimonio, pero no es lo que busco indagar en estas páginas. Quizá sea un tema atrapante para una próxima publicación, pero aquí nos ocuparemos de entender cuáles son los temas subyacentes centrales en la toma de decisiones de inversión de personas que han logrado sus objetivos o que, al menos, parecen estar muy cerca de hacerlo.
Con historias diversas; con orígenes acomodados, humildes o de clase media; con foco o diversificando; emprendiendo la mayoría; reinvirtiendo y reinvirtiendo casi todos, se irán construyendo historias que tienen por objetivo dejar enseñanzas respecto de las mejores prácticas y plantear tanto aspectos técnicos como respuestas a las preguntas que dieron origen a este libro.
La mejor definición para esta búsqueda está dada por la palabra “organon”, de origen griego, que significa “herramienta”. Alfred Marshall calificó a la economía moderna como organon por su utilidad como motor de análisis5. Desde este enfoque, cada charla propone una línea de pensamiento, una base para la discusión, un método de trabajo, siempre perfectible pero probado en términos de éxito. Todas las entrevistas pretenden arrojar un hilo de luz sobre cada una de las preguntas que me realicé y abrir puertas que nos lleven a salas oscuras, donde solo al formular la pregunta correcta comiencen a encenderse nuevas luces, y así sucesivamente.
Se discutieron conceptos de inversión y se buscaron paralelismos en los desarrollos académicos. Me interesaba saber si la teoría se veía reflejada en la práctica. ¿Qué piensan los grandes del Real Estate6 de las tres L (location, location, location)? ¿Cómo hicieron y hacen dinero en la bolsa de valores? ¿Son seguidores de la valuación por análisis técnico o son inversores de valor? ¿Ganaron los más flexibles y fueron cambiando con el contexto o quienes hicieron FOCUS (Follow on course until successful7)?
Seguramente no existe una fórmula y en general descreo de estas, pero el análisis de lo ocurrido y la contrastación de las diferentes formas suele arrojar valor agregado. Y ese es el legado que cada uno de los invitados puede dejarnos. La permanencia de su obra es la clave de este libro. Sea física o virtual, un edificio donde trabajamos, una ciudad donde vivimos y crecemos, un canal de televisión en el que vemos un programa con el que nos reímos, una forma de hacer accesible para todos —o una gran mayoría— lo que estuviera habilitado solo para ricos y elegidos; también para contar la historia de cómo se ganó en la bolsa y que esta anime a otros a financiar el crecimientos de las empresas, o verse motivado a hacer más y mejor.
Una de las premisas de este libro es cubrir diversos espectros de negocios, tanto de sector y estadio de madurez como de volumen. En esa línea, podemos encontrar negocios aptos para satisfacer su interés y negocios o sectores que no lo son. En el primer caso, me alegro; en el segundo, los insto a poner aún más atención, pues todo concepto general puede ser aplicado, en mayor o menor medida, a lo particular.
En el análisis de los negocios, conviven distintos sectores e industrias. Si bien, desde mi punto de vista, todos son hombres y mujeres de negocios, algunos están más cerca del emprendedor y otros del empresario tradicional. De cualquier manera, todos gozan de una condición sine qua non para permanecer en el juego: el éxito, el componente sin el cual ningún emprendimiento o empresa se sostiene en el tiempo.
Es llamativo como en casi todo el mundo se da un fenómeno particular. El emprendedor goza de una estima y reconocimiento social con algunos puntos por encima del empresario. Entendido el primero como un innovador que busca imponer su idea y su pasión y el segundo, como un corporativo que persigue el lucro y no mucho más. Una idea alejada de la realidad, pues cualquier emprendimiento que se precie de tal y que busque permanecer vivo deberá enfocarse, en algún momento, en ser rentable y, más temprano que tarde, deberá echar mano al herramental propio del management empresarial.
Muchos empresarios considerados “corporativos”, que podrían prescindir del día a día o vender su empresa y ni siquiera trabajar, siguen al frente como al inicio, motivados no por el lucro —pues ya lo consiguieron—, sino por la visión y por la pasión. Incluso, podríamos decir que frente a ellos se siente una suerte de ansia de inmortalidad al crear una empresa que los trascienda.
Resulta extra