Los noventa

Carlos Corach
Eduardo Menem

Fragmento

PREFACIO

Reescribir la historia es una enorme tentación para aquellos que pretenden manipular a las sociedades.

George Orwell, en su inmortal utopía 1984, ya nos advirtió sobre el peligro que significa para cualquier democracia la construcción de una falsa memoria social.

El uso de la historia nacional para forjar hegemonías en cada momento es, de hecho, una de las principales deficiencias en nuestra construcción como Nación democrática. Usar el relato de la historia más o menos reciente para aumentar el poder de una u otra facción es un vicio que ha hecho demasiado daño al país.

Esa práctica siempre se basa en la negación de las voces, los testimonios y los hechos que no queremos registrar como partes de nuestra identidad colectiva, como si fuera posible hacer realidad la ilusión de que se puede reescribir la historia propia con beneficio de inventario.

A lo largo de las décadas, muchos argentinos hemos caído en el pecado de buscar la suplantación de los testimonios de los protagonistas y los documentos de cada época, por las creencias y las narrativas que no nos afirman en posiciones que nos alientan a vivir en la ilusión de un presente eterno.

Suele decirse con razón que “Dios no altera la historia, son los hombres los que pretenden alterarla para beneficio propio”.

Esta compilación de testimonios políticos aportados por protagonistas centrales de la década de 1990 pretende exorcizar esos fantasmas que muchas veces han envenenado la vida de los argentinos.

La evaluación histórica de los años noventa en la Argentina está infectada de lugares comunes y miradas prejuiciosas. De hecho, hasta ahora ha aparecido como la suma de opiniones y relatos generados en aquellos sectores que se opusieron a las transformaciones que el país vivió en esos diez años.

Creemos que ha llegado la hora de comenzar una reflexión histórica y política seria sobre aquellos años en que los argentinos, por ejemplo, vivimos sin inflación y con la posibilidad real y concreta de poder planificar nuestra vida diaria sin sobresaltos, en un mundo que estaba sumido en la incertidumbre y en transformaciones políticas, sociales y económicas que apuraron el final del siglo XX.

Procuramos que los testimonios que acá aportamos para el análisis y la discusión de los argentinos estuvieran sostenidos por datos verificables y por explicaciones consistentes acerca de cada una de las políticas públicas que le permitieron a la Argentina, además superar la hiperinflación de 1989 y 1990, comenzar un período de fortalecimiento del sistema democrático a partir de un compromiso inconmovible con la unión nacional y la paz interior.

Una de las tareas principales que tenemos pendientes los argentinos es crear los consensos necesarios para que esa unión nacional sea una realidad a lo largo de las décadas.

Aceptar la mirada, las opiniones o las sugerencias de nuestros adversarios circunstanciales fue una de las tareas más importantes durante los dos gobiernos del presidente Menem.

Para nosotros, la unión nacional no fue un recurso retórico y nada más. Fue una práctica diaria ejercida con el objetivo de legar a las nuevas generaciones un país donde los disensos no fueran trágicos, porque los consensos adquiridos eran las bases sólidas sobre las cuales construir nuestro futuro común.

El Pacto de Olivos firmado por el presidente Menem y el presidente Alfonsín fue la demostración palmaria del espíritu de conciliación que hizo más fuerte a la Argentina en la década de 1990. Ese paso histórico garantizó a los argentinos su primera Constitución, en cuya redacción participaron libremente los representantes de todos los sectores de la vida nacional.

La Constitución de 1994 fue la primera carta magna de la historia nacional que no fue producto de la victoria de una facción sobre la otra. Todos fuimos parte de la construcción de un nuevo edificio institucional, y por eso mismo se consolidó como un hito en la consolidación de la unión nacional y la paz interior.

El consenso democrático expresado sólidamente en la Constitución Nacional de 1994 fue la premisa necesaria y suficiente que nos hizo más fuertes para enfrentar la vasta tarea de gobernar nuestro país durante diez años, apoyados en el voto popular y en el consenso práctico con nuestros circunstanciales adversarios.

Estos textos que ofrecemos hoy al análisis y al debate fueron escritos desde la propia vida política y profesional de cada uno de nosotros, y son el legado que dejamos a quienes quieran estudiar, con honestidad intelectual y sin prejuicios, cómo era el tiempo en que la Argentina tuvo un futuro mejor que su presente y que su pasado.

INTRODUCCIÓN

por EDUARDO MENEM Y CARLOS CORACH

El propósito principal de esta obra colectiva es aportar información general y datos concretos sobre algunos aspectos de la gestión del presidente Carlos Saúl Menem, que se extendió desde el 8 de julio de 1989 hasta el 10 de diciembre de 1999.

Los autores de esta obra hemos considerado que los resultados del gobierno del presidente Menem no han sido evaluados correctamente, cuando no tergiversados o falseados, por distintas razones, entre ellas las originadas en la ignorancia o la mala fe de algunos sectores políticos que fracasaron cuando les tocó gobernar, antes y después de la gestión del presidente Menem, atribuyéndole insólitamente una parte o toda la responsabilidad por sus propias falencias y fracasos.

También contribuyeron a esa deformación algunas campañas mediáticas ordenadas y pagadas por autoridades nacionales, como la realizada por el conocido publicista Dick Morris durante el gobierno de la Alianza. Cabe recordar al efecto la denuncia efectuada ante la justicia de los Estados Unidos por Mattie Lolavar, ex socia del mencionado Morris, acusándolo de promover “la difusión de información falsa, extorsionar a periodistas que cobraban sueldos de la SIDE y organizar operaciones contra el ex presidente Carlos Menem” porque Morris y otros en Washington “pensaban que destruir a Menem podía servirle a De la Rúa, vinculando al ex presidente con el atentado contra la AMIA y recordando que tomó dinero de los árabes para su campaña”.1

Somos conscientes de que durante un gobierno de poco más de diez años resulta muy difícil no incurrir en errores, como seguramente suced

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos