CONTENIDO
PRÓLOGO A COMUNA 13:
CRÓNICA DE UNA GUERRA URBANA
PARTE I: EL ENQUISTAMIENTO
La invasión
La ley de los corrales
La boda
Marco Aurelio habla de ellos
Inés María llega a El Salado
Amor a primera vista
La colonia chocoana dice presente
Relaciones puntillosas
Chispa Juvenil
Realizadores de sueños
Armas en las aulas
El precio de vivir con la suegra
La revuelta de los contadores
PARTE II: LA GUERRA
Los paracos llegan a El Corazón
Osama
Carne de chivo
Infierno en La Torre
De Caicedo llega María Clara, estudiante de modelaje
Noticias de la guerra I
Un viejo amigo de la familia
Noticias de la guerra II
Una remesa para El Marrano
Noticias de Constanza y el taller literario
Noticias de la guerra III
En un descuido de los paracos
La noche de los tacones rojos
Noticias de la guerra IV
La Operación Mariscal
Noticias de la Guerra V
El alcalde visita la comuna
Vicisitudes de la Red de Confecciones
Noticias de la guerra VI
Sábado negro
Jaque al chivero
Noticias de la guerra VII
Sonata de los días normales
Hospital de guerra
Noticias de la guerra VIII
Camino al colegio
Días de corotos y trasteos
Noticias de la guerra IX
Cuando pa´ Chile me voy
Tarde de velorios
Noticias de la guerra X
Con los generales en el laberinto
Los desplazados en los pasillos de la Alcaldía
El dedo índice de un encapuchado
El alarido de los condenados
Regreso a casa
PARTE III: POSTDATA
Cruzada por la Comuna 13
Noche y Niebla
Marco Aurelio
Esperanza
Emilse
María Clara
Constanza
Inés María
Luz Estela
BIBLIOGRAFÍA
NOTAS
Prólogo a Comuna 13:
Crónica de una guerra urbana
Trece años después de la cinematográfica pero dramática operación militar, la primera de ese orden con carácter urbano en Colombia -Operación Orión-, se empezaron las excavaciones en el sitio denominado La Escombrera, situado entre el sector de El Salado (barrio San Javier) y el corregimiento de San Cristóbal, al centro occidente de la ciudad de Medellín. En este sitio, donde se han depositado por años los escombros de la actividad constructiva de la ciudad, también fue el lugar dispuesto para arrojar cadáveres que, probablemente, no quedaron en la contabilidad oficial de la Operación adelantada entre el 16 y el 20 de octubre de 2002, las cuales sumaron 14 víctimas.
Bajo las capas de materiales de demolición y de tierra quedaron, de acuerdo a lo señalado tiempo después por diferentes organizaciones no gubernamentales, a lo confesado por paramilitares en sus declaraciones ante la justicia y aun por lo reconocido por organismos oficiales, un número indeterminado de víctimas no sólo de los cuatro días de ofensiva militar sino del accionar continuo posterior a la toma militar, por parte de los grupos de paramilitares que asumieron el control territorial, después de sacar a los diferentes grupos guerrilleros que estaban allí –milicias de la FARC y el ELN, y los Comandos Armados del Pueblo CAP–, y quedar señoreando por años en la denominada Comuna 13.
La Comuna 13 es una de las 16 en las que se dividió política administrativamente el territorio urbano de la ciudad de Medellín desde mediados del siglo XX. Formada por 20 barrios reconocidos oficialmente –más otros numerosos sectores–, con una población que para el año de 2005 se calculó en 127.937 habitantes –proyectada para el 2015 en 138.063 habitantes-, que representan el 6% del total poblacional del municipio. Territorios que fueron antiguas fincas, con casas de campo amplias y generosas, las que comenzaron a ser invadidas luego de que en la década de 1940 se empezó por parte de la Cooperativa de la Vivienda Limitada el proyecto del barrio San Javier, con diseños del pintor, escultor, muralista, urbanista y arquitecto Pedro Nel Gómez.
Como buena parte de los procesos urbanos latinoamericanos, la formalidad y la informalidad tiene dos caras, íntimamente imbricadas, de la realidad urbana. Así las colinas y montañas que en algún momento configuraron la ruralidad, vista como algo remoto y, tal vez, de poco interés por el centro económico, administrativo y político, son ocupadas por quienes fueron desplazados de los campos por la violencia o atraídos por las oportunidades que ofrecía la ciudad, todavía más una que se preciaba de su capacidad industrial. Una suma de ventas ilegales, posesiones, invasiones, barrios piratas, barrios subnormales o informales, dieron lugar a barrios como El Salado, Veinte de Julio, Santa Rosa de Lima, Juan XXXIII, Betania, Belencito, El Corazón, La Independencia I, La Independencia II y así sucesivamente… con un urbanismo intricado, laberíntico y de fuertes pendientes, con carencia de servicios, infraestructuras y espacios públicos, algo que determinó por décadas la forma de vida de las comunidades asentadas allí.
Formas de vidas albergadas, en primera instancia, por arquitecturas hechas de premuras y precariedad; transformadas con los meses y los años de esfuerzos y ahorros, hasta consolidarlas y hacer de ellas su más preciado patrimonio. Sin seguir los cánones ortodoxos de la arquitectura, con limitaciones espaciales y, seguramente, violando toda clase de normas y especificaciones, se alzaron altivas, de manera inverosímil y retando la topografía e incluso los principios de la estática. Allí hicieron su vida cientos de familias, de seres anónimos, abandonados por años de las políticas públicas, aunque caldo de cultivo de políticos que en campaña apoyaban sus acciones “ilegales” y en el accionar administrativo los olvidaban.
Así, en estos barrios marginados de lo oficial, surgió lo contestatario, lo ilegal y lo subversivo que encontraron allí terreno abonado para la prédica y la acción. La respuesta oficial como en muchas partes es un poco de zanahoria y mucho garrote. Por eso mismo antes de la Operación Orión, ya se habían ensayado otras operaciones, algunas sin nombre y otras con la prosopopeya militar: Primavera (1 al 3 de febrero de 2001), Otoño (última semana de febrero de 2001), Mariscal (21 de mayo de 2002, considerado uno de los más grandes y prolongados, con un número de víctimas reconocidas superior a la Operación Orión), Potestad (15 de junio de 2002), Antorcha (15 de agosto de 2002), hasta llegar a la más impactante como lo fue Orión; más otras acciones previas de los organismos estat