La prohibición

THC

Fragmento

UN ESTADO DE LA CULTURA

Las primeras versiones de los capítulos que componen este libro se publicaron en la Revista THC entre julio de 2013 y abril de 2016. El plan inicial, centrado en contar una serie de hitos en la historia de la prohibición, se transformó en una investigación que requirió la formación de un equipo de trabajo. Con Juan Manuel Suppa Altman —coordinador y principal redactor— colaboraron Javier Danio, Brenda Maier, Jimena Segura, Eugenio Varas y Valeria Vegh Weis. Todos aportaron una mirada crítica sobre los puntos sobresalientes de una cronología bajo la que se tienden las redes de un fenómeno sumamente complejo.

La serie de artículos fue publicada con el título “Historia de la prohibición”, sección que se inició y se completó en aquellas entregas. Cada una demandó, además de una suma de esfuerzos y razonamientos individuales y colectivos, un desafío periodístico: contar a un público lector amplio el desarrollo de una historia plagada de tensiones, múltiples napas de sentido común y un profuso sistema de intereses.

Los textos originales fueron ampliados y corregidos. Elegimos mantener aspectos recursivos propios de los textos por entrega a riesgo de ser repetitivos, pero confiando en que ciertas insistencias del registro periodístico colaboran en la cohesión de lo que ahora se presenta como libro. Al mismo tiempo, es justamente el apego a la labor documental lo que hace que La prohibición no sea un texto conclusivo respecto al devenir de las actuales políticas de drogas ni a las propuestas para salir de ellas. Son muchos los datos recopilados y muchas las relecturas necesarias para alcanzar uno de los principales objetivos del trabajo iniciado hace más de cuatro años: pensar críticamente puntos de vista que parecen haberse naturalizado y generalizado.

Sin dudas, ninguna investigación es definitiva, pero “Historia de la prohibición” permitió reunir por primera vez hechos que parecían a simple vista inconexos, identificar actores relevantes y plantear algunas hipótesis sobre cómo es posible que la prohibición de ciertas sustancias psicoactivas se haya transformado en la convención represiva más acordada y extendida a escala planetaria.

La prohibición es un estado de la cultura, no se disipará fácilmente. Pero en un contexto donde es cada vez más resistida, seguir investigando resulta imprescindible. Esa es la presunción que guía a este trabajo. Quizás la información permita extraer de las fisuras del régimen prohibicionista alternativas menos brutales y más dignas para las personas que padecen a diario sus políticas y sus consecuencias.

MARTÍN ARMADA,
editor general de la Revista THC

PRÓLOGO

Esta no es una historia de las drogas ni una historia del , es una historia de la Prohibición. Su autor, Juan Manuel Suppa Altman, lo aclara en varios tramos. El proyecto siempre tuvo un rumbo seguro y límites precisos: retratar y analizar la lucha despiadada contra personas que consumen determinadas sustancias y quienes más se exponen al proveerlas; todo en nombre de una moral racial y colonialista, en beneficio de un complejo entramado médico, policial, judicial, político, militar, industrial, farmacéutico y financiero. La llamada “Guerra a las Drogas”, sostiene Suppa Altman, constituye un fenómeno moderno regido por el capitalismo y la globalización que se ha ido desmadrando porque nunca acabará. Un negocio cruento. Cuanto más se aprieta, más sangre y dinero salen.

“La guerra, la moral y los buenos negocios eran una misma cosa; un cóctel de Dios”, asegura el autor al abordar las guerras del opio entre el Imperio británico y China. Esta sustancia, de extendido uso médico y adulto, funcionaba entonces como moneda de cambio. La orden del emperador chino Yongzheng, en 1729, de cerrar fumaderos e imponer la pena de muerte al contrabando del opio solo aumentó el tráfico y la acumulación de riquezas británica, gracias a este paliativo del empobrecido campesinado oriental. Suppa Altman sintetiza ciento cincuenta años de extractivismo detallando el crecimiento del gigante financiero Jardine Matheson Holding Ltd.

Los mismos argumentos paternalistas encontramos en la cruzada contra el coqueo por la supuesta degeneración racial que provocaba en los países andinos. Sin embargo, por la distribución de los extractos refinados del arbusto de coca recibieron ganancias extraordinarias laboratorios como Merck y Parke-Davis. Este discurso eugenésico y las prácticas médico-policiales que habilita pueden encontrarse en todo el libro y muy vigentes en Latinoamérica, especialmente en la Argentina a partir del diputado y médico Leopoldo Bard, autor de la primera ley penalizadora, y de su colega Pablo Wolff, impulsor de la prohibición mundial.

En esta investigación se recogen las pruebas que desmoronan el panfleto prohibicionista acerca del inminente desastre humano que implicaba el consumo de algunas sustancias a principios y mediados del siglo pasado, desastre que la guerra permanente provocó y provoca con sus políticas abstencionistas. Una profecía autocumplida. “Una América limpia de ebriedad, juego y fornicación”, como cita el autor, al referirse a la Liga Antitabernas que promovió la Ley Seca en Estados Unidos de América en 1920.

Y nuevamente, con crudeza, Suppa Altman trae la declaración de Al Capone ante sede judicial por contrabandear alcohol: “Quisiera saber por qué me llaman ‘enemigo público’. Serví a los intereses de la comunidad”. Ya entonces crecía la tasa de asesinatos y de encarcelamiento como consecuencia de esa política. Sus mismos fundamentos serán trasladados a la prohibición y persecución del uso de cannabis y cocaína en suelo estadounidense por Harry Anslinger, un adalid de la prohibición mundial. Más tarde, estos argumentos cimentarán la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961.

También la Alemania nazi y la distribución entre sus tropas de Pervitin, una poderosa metanfetamina, refleja la hipocresía creciente de la policía de la moral. La relación de la corporación militar y la política abstencionista ocupa un extenso y necesario lugar en la historia de la prohibición. En estas páginas se destacan las inversiones militares en laboratorios farmacéuticos, la disputa por la morfina en los grandes conflictos bélicos, el despliegue armado en Colombia y México, actual escenario de esta cruzada que sigue multiplicando los asesinatos, desapariciones y fosas clandestinas.

Pese al financiamiento y al aumento de soldados en Colombia, la baja notable en las hectáreas cultivadas de coca entre 2000 y 2005 se revirtió en los años posteriores y volvió a crecer en un país “cuya vida c

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