El ahora en acción

Juan Carlos Kreimer
Alberto Lóizaga

Fragmento

INTRODUCCIÓN
VIVIR EN EL PRESENTE

Estar conectados con lo que sentimos ahora

Por paradojal que resulte la aseveración, el presente, este mismo momento en que tú, lector, estás leyendo la segunda línea de esta introducción, es un espacio y una instancia permanentes. La única puerta de acceso para conectarnos con la vivencia del Universo. Aunque no lo tengamos presente, el ahora es el único eslabón que vincula nuestra conciencia con el orden cósmico al que pertenecemos.

Nuestra mente tiende a recoger pensamientos del pasado o adelantarse a los que vendrán. Gracias a esa capacidad podemos vivir —y sobrevivir a— las distintas realidades que atravesamos.

El lenguaje resignifica los hechos, las vivencias, los conocimientos, todo cuanto pueda ser nombrado, y crea un tiempo discontinuo, también necesario. Pero nuestra esencia, nuestra conexión más profunda con la existencia y el ser, nuestros estados interiores más profundos, solo se dejan sentir cuando entramos en contacto con ellos. Imposible sentir exactamente lo mismo que sentí ayer o predecir lo que sentiré mañana. Sentir, hacer consciente lo que percibimos más allá de los razonamientos, es presente puro. Presencia plena. Atención.

Siempre vivimos en este momento. De los anteriores nos quedan sus reconstrucciones, de los próximos nos contamos algunas ideas e ilusiones.

Para mostrar cómo inciden en nuestras reacciones los condicionamientos del pasado y las expectativas del futuro, un par de años atrás empezamos a jugar con una frase que se las traía: Encantado de no conocerte.

La decíamos ante amigos, colegas, alumnos y entre nosotros dos, Alberto y Juan Carlos, con el único fin de quebrar la cadena de mutuas suposiciones que se establecía en cada encuentro. Esto nos permitía “volver al presente” que estuviéramos viviendo y crear un clima de autenticidad y conexión muy real. Con lo que sentíamos y lo que sentía el otro.

Por eso ahora, en este sexto párrafo de la Introducción, te decimos lo mismo: Encantados de no conocerte. A ti, lector, lectora. No sabemos quién eres, solo que en este mismo momento nos estás leyendo y quieres participar de esta experiencia que solo pretende empezar a compartir lo que vivimos al “estar en presencia”. En este espacio, ahora tú y nosotros somos uno.

Si nos conoces o crees conocernos, antes de avanzar queremos hacerte un pedido: que hagas de cuenta de que no sabes nada de nosotros. Tabla rasa.

Esto es clave porque a lo largo de este libro insistiremos con una premisa fundamental: que siempre, tanto nosotros como el otro, somos un pensamiento. Leíste bien: un pensamiento en tu mente, un pensamiento en la nuestra, un pensamiento en la mente de quienes nos rodean.

Para salir de la idea habitual —que nuestros pensamientos son lo real— y acceder a este “espacio continuo” al que nos referimos cuando hablamos de presencia, “ser en el presente” en cada uno y en todo momento, poco a poco te familiarizarás con la idea de que formamos parte de una red invisible. Ella no solo nos sostiene, vincula, sirve de punto de referencia. También nos mantiene conectados a un orden sutil.

Por ahora, con este mensaje introductorio solo pretendemos que empieces a considerar la posibilidad de conectarte con tu mismidad y tu unicidad más allá de lo que conoces de ti mismo.

Lo que puedas conocer de nosotros también ya fue absorbido por tus pensamientos. Si quieres conocernos más y estar más cerca en lo profundo de nosotros, no tengas en cuenta ningún dato relacionado con nosotros. De paso, aprovecha y borra la idea de que nosotros somos los que sabemos y tú el que no. Solo estamos intermediando conocimientos que nos fueron dados.

Hagámonos a la idea de que, de acá en más, ahora somos tres seres que han caído a este plano, despojados de memoria, y que con la mayor humildad que seamos capaces de desplegar, vamos a ser solo una presencia.

Presencia no juzgadora, no buscadora de nada en especial. Simplemente presencia aceptadora y “observadora” de lo que se nos presenta en la conciencia, instante a instante.

A veces, sin siquiera necesitar ponerle una expresión verbal.

Bienvenidos al espacio del ahora

Misteriosamente las palabras se desplazan en el tiempo y lo que permanece son los recuerdos de esos momentos.

Nuestra pretensión es transmitir un saber del homo sapiens-sapiens, el “hombre que sabe que no es solo esto que piensa”. Que sabe que aparte de pensar y reconocerse con el lenguaje que lo expresa, sabe que los límites de su conciencia no son solo los que su yo considera. Ésta recoge información de varios planos, opera en red o “es” parte de una conciencia mayor.

Muchas veces nos lo ha demostrado. Lo que nos cuesta —¡a todos!— es aceptar que en este preciso instante también lo que consideramos nuestra conciencia está interactuando con la del Universo.

No vamos a decirte nada nuevo, solo acompañarte a explorar saberes propios. Saberes que muchas veces ni siquiera sabemos que sabemos. Que conviven en ti y en nosotros sin forma de palabras y, en muchos casos, encubiertos por otros saberes que nos han inculcado y tomamos como propios.

El libro empieza en este mismo Ahora: en este mismo espacio multidimensional que se abre entre nosotros y las estructuras profundas de nuestras mentes que se ponen conscientemente en modo red.

De aquí en adelante usaremos el tiempo presente para expresar lo que vamos viviendo. Hablar y hablarnos en el ahora —continuo, eterno— pide que al decirlo no aceptemos, si no estamos de acuerdo con lo que significan, las palabras que usamos para nombrarlo. No bien lo pronunciamos, algo nos alerta de que eso es y no es del todo así. Antes de que nos escape e instale en los sistemas de creencias, conviene detenerlo, permanecer en él hasta que se reformule de una manera más afín con lo que sentimos. Aunque no sepamos cómo nombrarlo, eso es “Lo que es”.

Aprender a detectar esos desajustes que se producen entre lo que nos decimos y lo que sentimos que en verdad Es, no solo nos mantiene en contacto con nuestros saberes —y los que el Universo quiere transmitirnos—. También nos entrena para ir más allá de ellos y empezar a movernos con otra familiaridad en zonas de la conciencia donde nada está fijado de antemano y todo es lo que es.

Exactamente como es.

Al no estar condicionados por modelos del pasado y expectativas de futuro, actuamos con más libertad ante cuanto va ocurriendo. Llamamos a esta actitud “la docta ignorancia”, ya que en ese no saber siempre cabe la posibilidad de descubrir y aprender algo nuevo.

Lo que nos ocurre ante los otros

Cuando nos predisponemos a estar en el presente sin

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos