Despertá tu magia

Dafne Schilling

Fragmento

INTRODUCCIÓN

En la vida, todas estamos inmersas en algún viaje. A veces no sabemos hacia dónde vamos, pero tenemos claro que hay que seguir. En muchos momentos, salimos a buscarnos, a encontrarnos, a ver dónde está aquello que anhelamos. Hay otros momentos en los que deseamos volver a hacia nosotras mismas, nos permitimos un abrazo, una risa, varias lágrimas. Hay veces que salimos en busca del amor porque sabemos que es la energía del corazón. A veces necesitamos recordar nuestro propio poder, y salimos a buscar a alguien que nos diga que todo va a estar bien, que todo es exactamente como tiene que ser y que, siguiendo este camino, nos vamos a encontrar.

Precisamos que alguien nos diga que abracemos la crisis, que observemos lo que hicimos hasta ahora y cómo nos ha llevado directamente hacia donde estamos hoy. A veces perdemos los estribos, nos equivocamos, nos mareamos y nos estresamos sin sentido. Pensamos en el futuro como si tuviésemos la certeza de él, añoramos el pasado, como si pudiésemos volver, y nos olvidamos de vivir el presente. Es ahí donde la vida nos implora una pausa para recalcular el GPS emocional y volver a la calidez de nuestra alma. Este libro viene a guiarte, porque me guio a mí.

Solo abriéndome a sentir, puedo apreciar tu sentir. Solo animándome a atravesar los procesos, puedo entender el desafío. Solo siendo mi maestra, puedo ser maestra. Transformo el miedo en poder y ese es mi mantra; y más que un mantra, es un nuevo viaje hacia el laberinto de la espiritualidad.

Creo en el poder de cada ser humano.

Creo en el poder del alma que danza.

Creo en la sabiduría del cuerpo que expresa, de la voz que habla, de la mente que crea, del mundo que bate palmas a quienes buscan la libertad.

Creo en nosotras. En las que se animan y en las que todavía necesitan el impulso de alguien que les diga que está bien sentirse mal, pero que mucho mejor está seguir adelante.

Que el dolor, el cambio, la angustia, la crisis, la pausa,

las transformaciones, las dudas, la confusión, el miedo

y la vergüenza siempre van a estar, pero así también van a estar

el coraje, la alegría, el asombro, la fuerza, la energía, el aguante, el sostén, la paz y la felicidad.

Creo en nosotras porque creo en mí.

Creo en que si todas abrimos la puerta al sentir,

vamos a lograr la unión que buscamos.

El amor que buscamos.

La paz que necesitamos.

Porque no está en ningún otro lugar que enfrente nuestro.

Porque en realidad, y aunque todavía te cueste verlo, eso sos vos. Sos amor. Tanto que te da vergüenza decirlo.

Tanto que te da vergüenza sentirlo y compartirlo.

Te animo a que lo hagas. A que te dejes de joder con no animarte a ser, y seas. A que seas y dejes todo lo que no necesitás a un lado porque no hace más que tirarte para atrás.

Así que para vos, que todavía te estás aferrando a lo que no va, soltalo, que se hunda para el fondo, donde se desvanece

y ya no existe.

Así vos podrás elevarte.

Elevarte lejos.

Elevarte enorme.

Y podrás sentir.

Finalmente sentir.

Y amar.

Amar hasta el final.

BUEN CAMINO.

TRANSFORMO MI MIEDO EN PODER

CAPÍTULO 1

Tenemos una fuente inagotable de energía, y debemos aprender a utilizarla. Tenemos una capacidad ilimitada para crear todo lo que se nos ocurra. Tenemos un corazón del tamaño del universo para dar y recibir amor. ¿Por qué no utilizar todos nuestros dones y herramientas a nuestro favor? El favor de hacernos bien y de hacer bien al mundo.

Un día dejé de dormir. Meterme en la cama y saber que no iba a poder pegar un ojo me daba una sensación espeluznante. Vivía en una pesadilla. Probé todo tipo de métodos, desde ver la programación completa de El Gourmet hasta contar mil quinientas ovejas, rogarle a mi marido que se durmiera después que yo, leer libros aburridos, hacer técnicas de respiración, meditar, rezar, buscar varias posiciones hasta que el cuerpo se volviera incómodo en su propia piel, rendirme y, con suerte, quedarme dormida al amanecer. Cada noche era una batalla.

Empezó con una pasada de rosca, muchas veces los puntos de inflexión llegan con un acontecimiento simple que hace resurgir algo encerrado bajo mil llaves. Era miércoles por la noche, me tenía que despertar al amanecer para dar una clase en un evento privado. La noche anterior percibí que, junto con el despertador de las cuatro de la mañana, se iba a despertar una nueva sensación en mí y no una de las buenas. No logré dormir. Llegué a tiempo a hacer mi trabajo y volví a mi casa a intentar descansar. No pude.

“Debo estar ansiosa —pensé—, seguro caigo a la noche”. Al día siguiente tenía que tomar un vuelo y para eso debía despertarme en el mismo horario. Cuatro de la mañana, otra vez una voz maldita sonaba en mi cabeza. Al estilo “Día de la marmota”, entre sábanas, mi cabeza se preocupaba por despertarse a tiempo para llegar, y con suerte dormí dos horas. Para este viaje de trabajo le pedí a una amiga que me acompañara, venía de varios meses intensos y necesitaba contención. Desde el momento en que nos subimos al avión, mi amiga Delfi se metió en el baño y salió solo para despegar y aterrizar. No todo estaba siendo como me lo había imaginado.

Llegamos al famoso hotel de la ciudad, el cual me motivaba muchísimo conocer por ser uno de esos que nunca irías por lo caro y “estupendo”, pero ella seguía internada en el baño. “Algo me habrá caído mal, pero ya voy a levantar”, me gritaba entre vómitos y esos sonidos raros que hace el cuerpo al ser atacado por un bicho que no le pertenece. No podía parar de pensar en que hacía dos días que no dormía y me esperaba dar una charla llamada “El equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu”. ¡¿Qu

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