Tiempo de conversar

Liliana González
Natalia Brusa

Fragmento

Prólogo

Y de nuevo surgió la necesidad de escribir un texto con mi hija Natalia Brusa porque la primera experiencia, Volver a mirarnos, fue conmovedora y de mucho aprendizaje.

Mirar la realidad desde posiciones generacionales y profesiones distintas enriquece nuestro pensamiento y genera líneas de reflexión que compartimos con renovado entusiasmo.

En esta oportunidad, las columnas que hemos publicamos en La Voz del Interior y en CBA 24N, muchas de ellas actualizadas, se ven enriquecidas con el aporte de destacados profesionales del medio que se sumaron generosamente desde su experiencia al desafío de pensarnos como sujetos en la actual trama social.

Elegimos presentar los textos agrupados en cuatro ejes: la palabra, la familia, el aula y la trama social donde ruidos y voces se funden, perturbando o facilitando la comunicación.

En lo social nos interpelan las cuestiones éticas, la autoridad caída o amenazada, la injusticia, la corrupción, la desigualdad de oportunidades y la cultura del consumo que cristaliza las diferencias.

Cuando comenzábamos a trabajar en el libro, el brutal ataque de Fernando Báez, el 18 de enero de 2020 en Villa Gesell, asesinado sin piedad y sin posibilidad de defenderse, por un grupo de jóvenes actuando en “manada”, nos interpeló acerca de lo que nos está pasando como sociedad.

La mirada con sus dosis de subjetividad mostró su límite y nos convocó a darle paso a la escucha. Así, en la búsqueda de nuevas aproximaciones a la realidad, otras miradas y algunas respuestas, resolvimos cruzar la vereda, abrir la puerta y sentarnos a escuchar.

Por eso y a sabiendas de que el propio paradigma desde el que uno mira nunca es suficiente, entrevistamos a algunos de los protagonistas de estos escenarios difíciles y confusos pero a la vez desafiantes para saber cómo se sienten, cómo se ven, cómo transcurren esas realidades que cada tanto se convierten en noticias.

Tiempo de conversar es ante todo una aproximación, un aporte de múltiples y diversas miradas acerca de este aquí y ahora que nos une y nos separa como sociedad.

Estos interrogantes fueron nuestra hoja de ruta: ¿Qué nos está pasando que vamos perdiendo humanidad?, ¿por qué cuesta tanto el registro del otro como semejante y diferente?, ¿cuándo los adultos dejamos de ser ejemplos a seguir?, ¿qué pasa con la educación en los escenarios fundantes: familia y escuela?, ¿qué ven los niños y los adolescentes en sus docentes?, ¿cuánto de su deseo de enseñar se traduce en la práctica?, ¿cómo generar contenidos más atractivos y vínculos más cercanos?, ¿qué ven los docentes en sus alumnos?, ¿qué los ilusiona?, ¿qué los preocupa?, ¿cómo son los consumos y la manera de relacionarse y divertirse entre pares?; al momento de elegir una carrera universitaria, ¿cuáles son los aspectos que más valoran y cuáles sus incertidumbres?, ¿cómo ven a los adultos que los rodean?, ¿cómo ven a sus padres y a sus abuelos?, ¿qué forma de familia creen que llegarán a conformar?

Cuando comenzábamos a hilvanar las columnas nos sorprendió la pandemia mundial que nos dejó literalmente por un tiempo sin palabras, como suele pasar cuando la muerte se acerca demasiado a nuestras vidas.

A la parálisis inicial surgió nuevamente la escritura como un modo de atemperar la angustia, una manera de seguir vinculados y un humilde aporte a seguir pensando, actuando y batallando con lo que nos toca, a sabiendas de que las pérdidas que afrontamos y afrontaremos tienen que hacernos aprender algo de lo que es vivir en un mar de vínculos, convivir con otros y cuidarnos para cuidarlos.

En esta pandemia que nos sorprendió “con lo puesto”, con las decisiones y herramientas construidas hasta el momento, surgieron voces calificadas (epidemiólogos, científicos, sociólogos, educadores) y ruidos plasmados en la saturación de información, en noticias falsas y en hipótesis manejadas como verdades.

Decidimos expresar en el libro lo escrito en estos tiempos de incertidumbre como un aporte a sumar voces para acallar los ruidos y tejer de esta manera una trama que nos cobije en la intemperie.

En este libro encontrarán no solo reflexiones y aportes teóricos, sino también entrevistas a los protagonistas reales de esta cotidianidad tan compleja como rica.

Por otra parte, y como novedad, el lector podrá acceder mediante un código QR a un material audiovisual que enriquecerá esta experiencia. Estamos convencidas de que ante cualquier escenario, por más difícil que se presente, siempre podemos buscar un tiempo para conversar.

LILIANA GONZÁLEZ - NATALIA BRUSA

Capítulo I
La palabra amenazada

Los niños y los adolescentes leen y escriben cada vez más. Esta afirmación, que puede parecer polémica, trae un trasfondo de verdad. Los chicos leen y escriben todo el tiempo, en sus teléfonos y demás dispositivos electrónicos.

Se comunican utilizando el lenguaje de nuevas maneras que los adultos intentamos descifrar. Usan códigos, siglas, emoticones, memes y stickers.

Por otra parte, son grandes consumidores de historias que vienen desarrolladas en la forma de nuevas narrativas. A las clásicas películas se suman las series.

¿Cuál es la afectación que las nuevas formas del lenguaje traen a la lectoescritura?

¿Los chicos hoy egresan de la escuela pudiendo comprender textos y desarrollar escritos en donde puedan desplegar autoría?

¿Existe una resistencia a la lectoescritura tradicional, a la forma en que nosotros nos aproximábamos a la producción y al consumo de textos?

Estas columnas aportan ideas y reflexiones sobre la compleja relación entre los chicos de hoy y las palabras de siempre.

El lenguaje en problemas

Los te

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