El poder invisible en acción

Caroline Myss

Fragmento

Agradecimientos

Agradecimientos

Estoy profundamente agradecida a la gran cantidad de personas que, con sus cartas, contribuyeron a este libro. Aunque no pude utilizar las más de mil doscientas que me enviaron todas esas amables personas, pueden tener la seguridad de que su influencia está presente en todas y cada una de las páginas de este libro. Nunca podré dar las gracias a esas personas como merecen, porque han cambiado mi propia vida más de lo que puedo explicar, como espero que cambien también la del lector.

Y a mi editora de toda la vida, la inteligente Leslie Meredith, mi infinita gratitud, estima y reconocimiento por ser mi «compañera de creación» durante más de diez años. Sin el apoyo de una editora como ella, que tiene un alma llena de inspiración, dedicación a nuestros proyectos y fe en los resultados, este libro, como todos los demás que hemos publicado juntas, no habría sido una obra tan estimulante. Mi profundo afecto y reconocimiento también a Ned Leavitt, mi agente literario, por su constante apoyo a este trabajo, así como a todas mis otras ideas. Es, sin lugar a dudas, un hombre paciente. Y muchas gracias también a Dominick Anfuso, directora editorial, que es una persona sumamente positiva y cálida del equipo de apoyo creativo de Free Press, y a Martha Levin, mi campeona y editora; a Suzanne Donahue, editora asociada; a Carisa Hays, directora de publicidad y a Cassie Dendurent Nelson, jefa de publicidad.

Mi querida cuñada Amy, que se ha convertido en mi hermana, merece más que mi afecto y mi gratitud por su gran dedicación a mi obra. Ella aporta todas las capacidades organizativas de las que siempre careceré, un esmero por la perfección y un cuidado de los detalles que me permiten relajarme y centrarme en el proceso creativo. Ella es mi mano derecha, una gran colega y una amiga de confianza. Tami Simon, propietaria de Sound True Productions, en Boulder, Colorado, merece más que mi gratitud por convertir el texto de este libro en una serie de grabaciones de audio.

Tengo un magnífico círculo de amigos muy queridos, cada uno de los cuales me ayudó con sus intuiciones y su apoyo, a quienes quiero expresar mi gratitud con profundo amor y afecto: Michael Gluck, Mary Neville, Penny Tompkins, Donald McKay, Penny Simon, Chandra Sammons, Lynn Bell, Jim Curtan, Pat Pilkington, Dawn Jiosi, Charles y Sue Wells, Barbara Porter, Kathy Musker, Ingrid Williams, Meryl Martin, Prentiss Prevette, Maureen Connolly-King, Sue Marco y Peter Occhiogrosso. También estoy agradecida a Andy Bettis por dejarme utilizar su despacho y su ordenador mientras residía en Findhorn, Escocia, durante los últimos y desesperados días de trabajo para cumplir los plazos. Mi gratitud también para Ted Falkiewicz, Peter Harlan y Gail Prauss, que organizaron sus actividades y agendas en función de las exigencias de mi horario de escritura. Y, con todo mi amor y devoción, quiero expresar mi agradecimiento a mis ángeles en la tierra, sin quienes la vida sería un viaje muy difícil: mi madre y mi hermano Ed. Hay gente a la que quieres más de lo que eres capaz de expresar con palabras. Nunca podré describir lo mucho que mi hermano y mi madre significan para mí. Tengo la bendición de contar con una familia maravillosa y afectuosa que incluye a los siguientes ángeles terrestres: mi querido amigo Donald Meshirer, mis primos Pam y Andy Kruzel, Marilyn y Mitch Kaminski, Colleen Daley y Chris y Richard Witek, que nunca han dejado de ser una fuerza positiva para mi corazón y mi espíritu. A mis sobrinos: Angela, Allison, Joe, Rachel, Sarah y Eddie, que se presentaban a media noche con sus «mensajes instantáneos» de apoyo para comprobar cómo le iba a su «tiíta», los quiero y valoro más de lo que sabrán jamás. Y, por último, mi agradecimiento a mis creativos ángeles terrestres que comparten conmigo, día tras día, los rigores de la existencia y me ayudan a tener éxito y a sobrevivir a las exigencias que me plantea la vida: mi socio y apreciado amigo David Smith, y mi esforzada ayudante, Judy Haskett, que lleva años a mi lado. Sin Judy, mi vida profesional sería todavía más volátil y caótica de lo que es. De nuevo, con una profunda gratitud y muchísimo amor, os lo agradezco a todos.

Introducción

Introducción

Crecí en una familia católica, donde éramos bilingües en inglés y el idioma de los ángeles. Los milagros podían ocurrir cualquier día. El poder invisible de los ángeles y los santos estaba por todas partes y su existencia se daba por sentada, como un hecho corriente. Habría sido impensable no creer en ellos.

Cada día era el día de algún santo y la oportunidad para reconocer la importancia de una virtud o energía en particular que personificaba ese santo. Invocábamos regularmente las virtudes de los santos y de los ángeles: san Judas nos daba valor para afrontar las causas imposibles; san Antonio nos ayudaba a encontrar objetos perdidos; san Francisco protegía a los animales y nos enseñaba la compasión por todas las formas de vida. Incluso siendo adulta, cuando no hace mucho quería agilizar la venta de mi casa, pedí prestada una figurita de san José a un íntimo amigo de la infancia y, siguiendo la tradición, la enterré boca abajo en el patio trasero de mi casa. El lector puede pensar lo que quiera, pero la cuestión es que vendí la casa pocos días después de aquel pequeño ritual.

Para algunos de nosotros, cuando éramos niños los ángeles y los santos fueron el primer contacto con el poder invisible. Estos seres incorpóreos habitaban nuestro mundo espiritual y nos protegían con su apoyo. Nunca estábamos solos y, cuando los llamábamos o les rezábamos, siempre nos respondían. Ellos fueron nuestra primera comunidad espiritual. Sus vidas eran un modelo del poder de la fe, una prueba de que ninguna fuerza física que hubiera sobre la faz de la tierra, desde la opresión política hasta la enfermedad, podía vencer a Dios.

Desde entonces, los santos y los ángeles han sido fuerzas invisibles en mi vida. Pero ahora también creo en un poder incluso mayor: la energía o gracia que mueve nuestro aparentemente impersonal pero íntimamente interconectado universo. Recibimos infusiones de gracia cada día pero, sumergidos como estamos en las tareas cotidianas de ganarnos la vida y cuidar de nuestra familia y amigos, su sutil poder nos puede pasar inadvertido. La gracia unifica todo el conjunto de nuestra vida, y todas nuestras vidas colec

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