Cómo viajar sin ver

Andrés Neuman

Fragmento



Índice

Portadilla

Índice

Dedicatoria

Cita

Bienvenida: Cómo viajar sin ver

1. Aeropuerto, patria en tránsito

2. Buenos Aires, el virus del apocalipsis

3. Montevideo, mate en la catedral

4. Santiago, el orden ensimismado

5. Asunción, baches y preguntas

6. La Paz, cómo trepar la Historia

7. Lima, club y copia

8. Quito, volcanes y biombos

9. Caracas, el caballo ante el espejo

10. Bogotá, qué pena con el Congreso

11. Ciudad de México, catástrofes exitosas

12. Guatemala, balas y barriletes

13. Tegucigalpa, lo que no pude ver

14. Miami, más allá de las palmeras

15. San Juan, complementario y en construcción

16. Santo Domingo, el cardenal en el túnel

17. Panamá, de paso permanente

18. San Salvador, años de temblores

19. San José, instrucciones para perderse

Despedida: Escribir causa viajes

Notas de la conversion

Sobre el autor

Créditos

Grupo Santillana

Como Viajar sin ver-01

Para Daniel Mordzinski, observador exprés.

Para la maravillosa gente de Santillana,
acá y allí, aquí y allá.

Para todos los amigos que aparecen, camuflados,
a lo largo de este viaje.

Como Viajar sin ver-02

Parado en esta loma desde donde no se ve el mar, miro por eso mismo el mar.

SANTIAGO SYLVESTER

Siempre he tenido la táctica de olvidar, a la que añadí más tarde la de caminar.

JOAN BROSSA

Como Viajar sin ver-03

Bienvenida: Cómo viajar sin ver

Cuando me comunicaron el exhaustivo itinerario de la gira del Premio Alfaguara, lamenté no tener más tiempo para ver cada lugar. Pero después pensé: ¿no se trata de eso? ¿No estaré por experimentar, sin haberlo planeado, una hipérbole del turismo contemporáneo?

*

La idea consistía en tomar notas literalmente al vuelo. Si viajaba volando, así debía escribir. Si iba a pasarme meses en aeropuertos, hoteles, lugares de paso, lo verdaderamente estético sería aceptar ese punto de partida y tratar de buscarle su propia literatura. No forzar la escritura sino adaptarla a ese tiempo, a los tiempos. Así la forma del viaje y la forma del diario serían idénticas.

*

Más que el propio argumento, antes de escribir un libro procuro pensar su tono, escuchar su posible lenguaje. Imaginé entonces un diario saltarín, narrado desde un punto de observación reducido, hecho de entradas sintéticas. Una situación, una nota. Una nota, un párrafo. Jamás habría puntos y aparte en el interior de las entradas. Jamás habría pausas intermedias. Ya no viajamos así. No miramos así.

*

Lejos del reportaje de fondo, me interesaba buscar un cruce entre la micronarrativa, el aforismo y la crónica relámpago. Renunciaría entonces al afán de recrear totalidades, dar la impresión de un conjunto. Asumiría los pedazos. Admitiría que viajar se compone sobre todo de no ver. Que la vida es un fragmento, y ni siquiera ella conforma una unidad. Lo único que tenemos es un resquicio de atención. Una mínima esquina del acontecimiento. Nos lo jugamos todo, nuestro pobre conocimiento del mundo, en un parpadeo. Ese fue el ojo que elegí o me eligió para este viaje. Por eso, en vez de redactar breves apuntes para desarrollarlos más tarde en casa, me hice el propósito de finalizar cada nota aquí y ahora, de registrar instantes cerrados. La escritura como método de captura. El impulso de atrapar pequeñas realidades al paso e interpretarlas en tiempo real. Como la red que quiere pescar su propia agua.

*

No tener tiempo para profundizar es, indudablemente, una limitación para cualquier observador. ¿Y si esa velocidad, esa misma ligereza, pudieran ser también una ventaja? Cuando nos resulta imposible una mirada exhaustiva y documentada sobre un lugar, sólo nos queda el recurso poético de la inmediatez: mirarlo con el asombro radical de la primera vez. Con cierto grado de ignorancia y, por lo tanto, de avidez inaugural.

*

Hoy nos movemos sin necesidad de movernos. Nómadas sedentarios, podemos informarnos sobre cualquier lugar y llegar a él rápidamente. Sin embargo (o por eso) nos quedamos en casa, sentados frente a una pantalla. Viajar en nuestra era global resulta tan contradictorio como el propio fenómeno de la globalización. Mientras esta despliega una tensión entre coincidencias universales y diferenc

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