El discreto y Oráculo manual y arte de prudencia (Los mejores clásicos)

Baltasar Gracián

Fragmento

cap

INTRODUCCIÓN

1. PERFILES DE LA ÉPOCA

El siglo XVII es un siglo de contrastes en España, pues, como se suele repetir, marca la decadencia del poder militar y político de la corona española, al tiempo que supone una de las épocas más brillantes desde el punto de vista literario. Los grandes nombres de las letras de los Siglos de Oro escriben y publican sus obras durante la primera mitad del siglo: Cervantes, Lope de Vega, Góngora, Quevedo, Calderón y otros muchos crean esa literatura riquísima en la que se incluye la de Baltasar Gracián.

La centuria parece instalarse, en España y en Europa, en una crisis de grandes proporciones. Uno de los hechos más relevantes y sintomáticos es el desarrollo de una larga guerra, la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), en la que intervendrán numerosos países europeos, en distinta medida, en un conflicto sin precedentes por su duración y elevado número de participantes. El final de esa guerra, con la firma de la Paz de Westfalia, consagrará en Europa la pérdida de la hegemonía española, quizá simbolizada por la independencia de las Provincias Unidas –territorio del norte de Flandes (lo que hoy es Holanda) que se había rebelado contra la autoridad de Felipe II en 1568 y que arrastró durante ochenta años un conflicto con la primera potencia de la época.

La monarquía hispánica en vida de Gracián está representada por los llamados Austrias menores. Gracián vivirá durante el reinado de los dos primeros: Felipe III (1598-1621) y Felipe IV (1621-1665), reyes que la tradición ha considerado débiles o mucho menos activos que sus antecesores, Carlos I (1517-1556) y Felipe II (1556-1598). Los reyes del siglo XVII reintroducen en España la institución del valido, la mano derecha del monarca que gobierna en representación del rey. El duque de Lerma, con Felipe III, y el conde-duque de Olivares, con Felipe IV, serán los dos más importantes. Durante más de veinte años Olivares impulsará distintas reformas destinadas a moralizar y a modernizar una corona que mantiene grandes diferencias entre sus posesiones. Como en la centuria anterior, España no es un país unido, sino un conjunto de estados que comparten al mismo rey. En esta España un elemento de control, que vela por mantener la unidad ideológica de la monarquía, es la Inquisición, aunque no sea la única institución que lo hace, por más que suela ser la más conocida; además de ella, otras instancias civiles vigilan el respeto a la monarquía y a la religión católica.

Junto a la pérdida de territorios que forman la corona de los Austrias (las Provincias Unidas, Portugal), los intentos de secesión (como el de Cataluña y el de Andalucía, tan diferentes), la entrada forzosa de otras potencias europeas en el territorio americano y la obsesión por la defensa de unas enormes fronteras repartidas en varios continentes, el gasto del oro y sobre todo de la plata que llegan de las Indias (en los préstamos que sufragan las guerras), los frecuentes conflictos en diversos frentes, la inflación y las quiebras, las hambrunas y las epidemias, la defensa del Mediterráneo contra la amenaza de los piratas berberiscos, las constantes fricciones con la vecina Francia, la expulsión de los moriscos (en 1609), la época en que vive Gracián (aproximadamente en la primera mitad del siglo) es también la de un esplendor artístico, la de una vida bulliciosa en la muy poblada ciudad de Sevilla (que recibe la visita regular de la Flota de Indias con su rico cargamento), la de un pueblo amante de fiestas y celebraciones (religiosas o no), etc.

La sociedad española del siglo XVII mantiene los prejuicios sobre la llamada “limpieza de sangre”, lo que obliga a realizar investigaciones sobre la familia de quienes quieren viajar a América, entrar en una orden religiosa, obtener un cargo público, entre otras cosas. Si en el árbol genealógico hay ramas de sangre judía o musulmana, la familia no está “limpia”, no pertenece al grupo de los “cristianos viejos”. Lo cierto es que los “cristianos nuevos” en el siglo XVII pueden intentar borrar las huellas de su pasado con más facilidad que en el siglo XVI, pues, junto a los imperfectos registros, la memoria colectiva es la base para determinar la bondad de los orígenes familiares.

En España se sigue, durante el siglo XVII, despreciando algunos trabajos por considerarlos indignos. Los trabajos manuales no son apropiados, no ya para los nobles (que viven, mejor o peor, de sus rentas), sino para cualquiera que quiera mantener cierto prestigio social. Tampoco el comercio ni el préstamo de dinero (condenado por la Iglesia como usura si es un préstamo oneroso) son actividades vistas con buenos ojos. Las artes liberales, sin embargo, gozan de prestigio, como el mismo Gracián parece reconocer (en el realce V de El Discreto).

Desde el punto de vista literario, a lo largo de los últimos años del siglo XVI y de gran parte del siglo XVII se extiende el movimiento artístico llamado Barroco. Está muy influido por la crisis general, por lo que los sentimientos y emociones que cultiva con preferencia se asocian a la idea de desengaño, a la fugacidad de todo lo material o terrenal, a la esperanza religiosa, a la omnipresencia de la muerte. El Barroco desarrolla en España las tesis de la Contrarreforma, el movimiento católico que surge a mediados del siglo XVI para contrarrestar la expansión de las escisiones en la Iglesia (y que se suelen englobar bajo el inapropiado título de “protestantismo”). Próxima, en diversos aspectos, a distintas ideas cristianas se hallan algunos asertos de la filosofía estoica, filosofía muy apta para las épocas de crisis. Los escritores barrocos, y Gracián entre ellos, se sienten atraídos por la filosofía estoica, en particular por los escritos de Séneca. Muy ligada a la Contrarreforma está la Compañía de Jesús, orden religiosa con ciertos tintes marciales (como lo muestra el nombre de “compañía”, que procede del léxico militar), que fundó a mediados del siglo XVI Ignacio de Loyola. No siempre la entrada en una orden religiosa responde a una vocación, pues a menudo los hombres de iglesia, en sus distintas modalidades, aspiran a sobrevivir, a tener unos ingresos. A la Compañía de Jesús pertenece Gracián desde 1619 y en ella permanecerá hasta el final de su vida.

2. CRONOLOGÍA

AÑO

AUTOR-OBRA

HECHOS HISTÓRICOS

HECHOS CULTURALES

1601

Nace Baltasar Gracián en Belmonte de Calatayud, el 8 de enero.

La Corte se traslada a Valladolid (hasta 1605).

1602

La familia de Gracián se traslada a Ateca, donde Baltasar vivirá su infancia.

Lope de Vega publica sus Rimas.

1605

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