Trilogía involuntaria (La ciudad | El lugar | París)

Mario Levrero

Fragmento

Trilogía involuntaria

Nota a esta edición1

En 2007, Constantino Bértolo, que por aquel entonces arrancaba el catálogo de Caballo de Troya, le preguntó a Ignacio Echevarría en una conversación telefónica informal qué estaba leyendo en aquellos días. Echevarría le respondió leyéndole un fragmento de El discurso vacío (1996) y le dijo que su autor era un uruguayo llamado Jorge Mario Varlotta, Mario Levrero.

Pocos privilegiados, la mayoría de ellos latinoamericanos emigrados por diversas razones a la España que iniciaba su camino incierto por el proceloso bosque de la crisis económica, conocían a este escritor, que sin embargo era, fuera de nuestras pequeñas y pueblerinas fronteras, un autor de referencia para autores que ya eran de referencia y que habían sido publicados en esta parte de la península ibérica con cierto éxito de crítica si no de público. Como Fogwill, que en paz no descanse pues no iba con su carácter ni descansar ni estar en paz.

Yo casi compartía el pequeño cubículo de Bértolo en las oficinas de lo que fuera Random House Mondadori. Bértolo, asombrado por el libro de Levrero, no dudó en contactar con los herederos de Jorge Mario Varlotta (gracias, Alicia, Juan Ignacio, Nicolás; gracias, Claudia), y en adquirir los derechos para publicar en España no sólo El discurso vacío, sino otra “novelita” —por breve y no por menor— titulada Dejen todo en mis manos. Un exceso; dos títulos del mismo autor casi al unísono. Desastre. Anatema. Mas como ambos somos excesivos, desastrosos y políticamente incorrectos, me propuso que diéramos vida a las tres primeras novelas de Levrero en Debolsillo: La ciudad (1970), París (1980) y El lugar (1982). Dos de ellas habían sido publicadas dentro de una colección de ciencia ficción que dirigía Marcial Souto para Plaza&Janés —sí, nosotros mismos— en 1999 (véase el prólogo de Ignacio Echevarría a La ciudad en las páginas finales de este libro).

Así lo hicimos: en 2008, junto a El discurso vacío, Debolsillo reunió las tres novelas “involuntarias” en un estuche. Poco después, la edición en lo que fuera Literatura Mondadori de La novela luminosa (2005) apuntaló el conocimiento de este autor catalogado entre los “raros” de la literatura latinoamericana y comparado con Kafka y Onetti (yo diría que Bolaño también debería estar asomando por alguna ventana de esta página).

Desde entonces, Debolsillo ha recogido más obras del autor, y la serie “Mapa de las lenguas”, de los sellos Random House y Alfaguara, ha aumentado la distribución de casi todas las obras de Levrero. Muchos otros libros han sobrepasado al hermoso estuche de 2008 de tal manera que, con una velocidad asombrosa, cayó en el olvido de lectores y de los once mil críticos literarios que hubo alguna vez, seguro. Para resucitar ese estuche y que la obra sea más manejable para todos los amantes de Levrero y todos aquellos que aún no lo conocen, en este volumen aparecen reunidas de nuevo las tres obras y se ofrecen los prólogos que acompañaban a aquella edición. De hecho, uno de ellos, el de Julio Llamazares, es una especie de lazarillo que, desde 1999, ha conducido a El lugar a buen puerto. Además, hemos restituido el orden cronológico de escritura de las tres obras —La ciudad, El lugar y París— a sugerencia de Nicolás Varlotta, que nos recordó muy oportunamente la entrevista que Levrero concediera a Elvio Gandolfo para El péndulo, en 1982, en la que menciona este orden, roto por la publicación adelantada de París respecto a El lugar. Fue en esta misma entrevista en la que se refirió por primera vez a estas tres novelas como “trilogía involuntaria”.

Sea esta edición de Trilogía involuntaria un grano más en la que debiera ser larga y luminosa playa editorial de este raro espécimen de autor, por la que, a pesar del deslumbramiento, el asombro, las quemaduras o las mordeduras de insectos, medusas, cangrejos, marlines, tiburones, deberíamos pasear aquellos que leemos incansablemente para saber por qué leemos. Sea esta nota editorial atípica la manera de unir a cuatro amigos que comparten su afición por Levrero y que son, cada uno a su manera, excesivos, desastrosos y políticamente incorrectos.

MARÍA CASAS ROBLA,

editora

1 Nota publicada originalmente para la edición Debolsillo.

Trilogía involuntaria

LA CIUDAD

Trilogía involuntaria

A Tola Invernizzi

Trilogía involuntaria

“—Veo allá lejos una ciudad, ¿es a la que te refieres?

—Es posible, pero no comprendo cómo puedes avistar allá una ciudad, pues yo sólo veo algo desde que me lo indicaste, y nada más que algunos contornos imprecisos en la niebla”.

KAFKA

Trilogía involuntaria

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