Este libro, una novela ambientada durante el fenómeno geológico fundamental del siglo XVIII, ha sido escrita por Domingos Amaral, periodista portugués. Cuenta la ficción de un puñado de personajes durante los primeros días de noviembre de 1755, cuando uno de los mayores terremotos conocidos de la historia asoló la capital portuguesa (hoy se sabe que el seísmo afectó al resto de la Península Ibérica, aunque en menor medida: conocidos son los daños en Andalucía y otras regiones del suroeste peninsular).Amaral cuenta la historia de varios personajes (del pueblo llano, algunos de la política y otros de la Iglesia): Margarida, Santamaria, Filipe, Gold o Sebastião José de Carvalho e Melo son algunos de los nombres propios que aderezan el cuento, un cruce de caminos en aquel fatídico momento, cuando las fuerzas de la Madre Naturaleza demostraron a los humanos cuan frágiles son sus ciudades y sus sociedades, también sus intereses. Narra Amaral una interesante visión de los hechos causados por las fuerzas telúricas, los temblores y sus réplicas, además de los derrumbamientos, los fuegos, el hambre, el saqueo, las violaciones y toda una suerte de posturas humanas diferentes ante las calamidades. Todo ello muy bien podría haber sido posible en aquellos años en que la Santa Inquisición todavía mantenía la Fe con mano dura, cuando los Jesuitas estaban a punto de ser expulsados de Portugal y la política imperante era el Despotismo Ilustrado.Un personaje sobresale entre todos, Santamaria o Filipe Asunçao, el marinero convertido en pirata por fuerza del destino y oscuras razones de Estado, que da con sus huesos en la Cárcel do Limoeiro. Alrededor de él gira toda la trama. De hecho, es quien narra la historia en primera persona. Santamaria sobrevive no solo al poderío de la Naturaleza, sino al de O Carvalhão, el primer ministro del rey José I. Nuestro pirata es una especie de Alatriste, pero sin el apoyo de la Nobleza. El autor deja abierta la puerta a la duda de si la Justicia cae sobre quienes debe realmente. Amaral cree que sí, demostrándonoslo en numerosos pasajes, entre los que destaco los sucesivos enfrentamientos entre el gigante español Cão Negro y Santamaria. Sin embargo, no siempre la impartición de justicia recae sobre los más justos y esa idea es también interesante, pues es fiel al concepto que tiene el autor de la política despótica de la época, fundamentada en un orden férreo, la moralidad de la Iglesia o el odio a los Españoles.Dejo para el final de esta recensión el poder del amor. El amor, tanto fraternal como filial, así como carnal, está presente en toda la novela y es el motor de su avance y desenlace, haciéndola en cierta manera inconclusa, pues no se sabe qué ocurrirá con los personajes a partir de ese momento, lo que crea en el lector un cierto vacío, algo anormal para una novela de aventuras.
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