Nano

Robin Cook

Fragmento

Prefacio

La pequeñez siempre ha sido un atributo poco apreciado. Constantemente se nos pide que pensemos a lo grande, nunca al revés. Sin embargo, en estos momentos lo pequeño se halla en un punto donde convergen la química, la física y la biología, una intersección que recibe el nombre de nanotecnología. Esta disciplina está transformando el mundo de la investigación y el desarrollo científico y va a tener un enorme impacto en la medicina. A pesar de haber emergido a finales del siglo pasado, la nanotecnología ya mueve miles de millones de dólares, y sus aplicaciones comerciales van apareciendo cada vez en mayor número.

En el mundo de la nanotecnología, lo pequeño es pequeño de verdad. La unidad básica de medida es el nanómetro, que equivale a una mil millonésima parte de un metro, es decir, si una canica representara un nanómetro, el globo terrestre sería un metro. El diámetro de un átomo de hidrógeno mide la décima parte de un nanómetro, una molécula de ADN tiene dos o tres nanómetros de grosor. Entre los organismos vivos, el tamaño de los virus oscila entre los veinte y los cuatrocientos nanómetros; en cambio, las bacterias son más grandes: la salmonela, causante de la fiebre tifoidea y del noventa por ciento de los casos de envenenamiento alimentario del mundo, tiene unos dos mil quinientos nanómetros de longitud y unos quinientos de anchura, además de un flagelo a modo de cola de otros quinientos de largo. Las células que componen el cuerpo humano son aún más grandes. Por ejemplo: los discos que forman los glóbulos rojos de la sangre tienen un diámetro de unos siete mil nanómetros. Y los de los glóbulos blancos superan los diez mil.

Este mundo ultramicroscópico está más gobernado por la mecánica cuántica que por las leyes de la macroquímica y la física, de tal manera que las uniones, las fuerzas y los campos predominan sobre la masa, la gravedad y la inercia. Por si fuera poco, el poder de dichas uniones, fuerzas y campos resulta extraordinario y representa la energía potencial encerrada en los cataclismos de los miles de millones de explosiones de supernovas que se han producido a lo largo de la creación del universo.

Dentro del microcosmos de las construcciones de átomos y moléculas individuales de tamaño nano, los fenómenos de superficie adquieren una especial importancia porque la proporción de esta con respecto al volumen aumenta de modo espectacular, de manera que expone sus campos de electrones cargados negativamente y, en consecuencia, sus características. Así, en el mundo nano el oro no es ni de color dorado ni inerte. Más importante para la nanotecnología es el carbono, el pilar fundamental de la vida, ya conocido por su versatilidad para formar tanto diamantes como grafito. Recientemente, en los dominios de la nanotecnología se ha descubierto que los átomos de carbono sometidos a condiciones tan violentas como las que reinan en el interior de las estrellas denominadas gigantes rojas forman asombrosas estructuras de tamaño nano. Esas estructuras, llamadas «fulerenos», incluyen esferas geodésicas de sesenta átomos de carbono de un nanómetro de diámetro y, lo que es más importante para la nanotecnología, nanotubos de distintas estructuras y longitudes con diámetros de 1,3 nanómetros. Esas asombrosas formaciones tienen características físicas únicas (resistencia, ligereza, estabilidad y conductividad sorprendentes) y su importancia aumentará a medida que la nanotecnología avance.

Esta ciencia abre todo un mundo de posibilidades, pero también de peligros potenciales. Ni siquiera los expertos conocen a fondo los efectos que las nanopartículas tienen en el medio ambiente y en la salud. Por ejemplo, se ha comprobado que las concreciones de nanotubos de carbono (algo que estos tienen tendencia a formar) se parecen a la estructura microscópica del amianto, con sus conocidas tendencias carcinógenas. Se sabe que las nanopartículas pueden penetrar en el cuerpo humano e incluso en el cerebro. Lo que se desconoce por completo son los daños que pueden causar.

El segundo peligro de la nanotecnología está basado en su rápido éxito comercial. Nadie, literalmente, supervisa el multimillonario caos de su investigación y desarrollo. A diferencia de lo que ocurrió con los estudios sobre la recombinación del ADN, no existe el menor control en lo que se refiere al potencial impacto negativo de las nanopartículas. La investigación nanotecnológica se lleva a cabo en miles de laboratorios privados que se empeñan en ser los primeros en conseguir patentes valiosas en un campo muy competitivo, donde el secretismo es la norma y los riesgos se minimizan o ignoran.

Prólogo

Circuito del lago Carter, Boulder, Colorado

Domingo, 21 de abril de 2013, 8.28 h

El ciclista decidió dar un paseo tranquilo. Reanudaría la verdadera preparación el martes, cuando se hubiera sometido a más pruebas médicas. Los entrenadores le habían dicho que podía utilizar la bicicleta para combatir el agarrotamiento muscular que había acumulado el día anterior, pero habían insistido en que no se esforzara demasiado. También se habían asegurado de que llevase los habituales sensores para controlar el ritmo cardíaco, la respiración y la presión parcial del oxígeno, así como el dispositivo GPS para poder monitorizarlo adecuadamente.

La ruta que le habían asignado iba por el norte de Boulder hasta el lago Carter y regresaba. Eran un total de más de ciento veinte kilómetros, pero con muy pocos desniveles. Si tanto él como los demás pretendían competir al nivel deseado, tendrían que ser capaces de pedalear esa distancia sobre terreno llano sin tan siquiera sudar.

Al cabo de unos kilómetros, el ciclista empezó a sentirse aburrido e inquieto. Sabía que debía tomárselo con calma, pero se sentía muy bien. Era como si volara sobre el asfalto. Tenía las piernas más fuertes que nunca, y no solo no jadeaba, sino que además respiraba con la misma facilidad que si estuviera paseando por el parque. Era un precioso día de primavera y agradecía el calor del sol en la espalda. A pesar de las advertencias, estaba listo para aumentar el ritmo. ¿Por qué no aprovechar lo bien que se encontraba? Quizá lo castigaran de alguna manera, pero estaba seguro de que no cumplirían ninguna de las amenazas contra su familia. Aquel tipo de sanciones las reservaban para los que intentaban escapar, no para los que simplemente se esforzaban demasiado durante un entrenamiento. Es más, se le pasó por la cabeza que tal vez incluso lo recompensaran por la evidente mejora de su estado físico.

«¿Qué demonios podría pasarme?», pensó el hombre, y empezó a pedalear con fuerza, inclinado sobre el manillar para reducir la resistencia del a

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