Girl Online 2

Zoe Sugg

Fragmento

cap-1

20 de junio

Cómo sobrevivir a una relación a larga distancia cuando tu novio es un dios del rock que está buenísimo

1. Descárgate Skype, WhatsApp, Snapchat y todas las apps de comunicación que puedas encontrar. Mantente despierta toda la noche con tu pijama de oso panda, hablando con tu novio hasta que los ojos se te cierren solos y no te quede más remedio que dormirte.

2. Cada vez que te despiertes pensando en él, escucha «Lady Otoño» una y otra vez.

3. Instala en tu móvil una app que te diga la hora que es en el lugar donde él está, si no quieres despertarlo por error a las 3.00 de la mañana para hablar. (¡Creo que me ha pasado ya unas diez veces!)

4. Compra un calendario y cuenta los días que faltan para volver a verlo (por cierto, YA SOLO FALTAN CINCO DÍAS).

5. Arréglatelas para ganar la lotería y así poder dejar de estudiar y volar junto a él. De esa manera nunca más tendréis que estar separados tanto tiempo.

6. Hagas lo que hagas, NI SE TE OCURRA ver en internet los vídeos de la superestrella del pop Leah Brown mientras baila alrededor de tu novio delante de millones de fans enloquecidas.

7. Y NO hagas una búsqueda con su nombre para ver todas las cosas guays que está haciendo mientras tú estudias para los exámenes.

Mis queridos lectores: aunque algún día me sintiera capaz de abrir de nuevo el blog, jamás lo haría.

Porque, en fin, no se me permite admitir que me siento insegura, no muy guapa y bastante celosa porque mi novio es el chico más tierno del mundo y no me ha dado ningún motivo para sentirme así, ¿verdad?

Decidme que estos sentimientos pasarán. No sé cómo voy a sobrevivir.

Girl Online desconectada... para no volver a conectarse xxx

cap-2

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Cinco días después

Debería ser ilegal que las aulas donde se hacen los exámenes tengan vistas al mar.

¿Es justo que estemos aquí metidos, con calambres en los dedos después de llevar dos horas escribiendo, mientras que ahí fuera el sol brilla sobre las olas y el día parece tan luminoso y relajante? ¿Cómo voy a recordar quién fue la cuarta esposa del rey Enrique VIII cuando los pájaros no paran de cantar y juraría que estoy oyendo la alegre musiquilla de un vendedor ambulante de helados?

Meneo la cabeza para librarme de la imagen de un cremosísimo cucurucho de helado con una barrita de chocolate Flake incrustada en la bola e intento hacer una conexión directa con el cerebro de Elliot, mi mejor amigo. Seguro que él no tiene ningún problema para recordar las fechas y datos del examen de historia. Le puse el mote de Wiki porque su cerebro parece contener tanto conocimiento como la Wikipedia, mientras que en mi caso los esquemas desaparecen de mi memoria tan deprisa como una imagen en Snapchat.

Suspiro y trato de concentrarme en la pregunta del examen, pero las palabras parecen flotar delante de mis ojos y no acabo de entender mi propia letra. Espero que quien lo corrija tenga más suerte que yo.

Haber elegido la asignatura de historia en Secundaria no fue una buena idea. En aquel entonces elegí en función de lo que hacían los demás. La única asignatura que tenía claro que debía estudiar era fotografía. La verdad es que no tengo la menor idea de lo que quiero hacer cuando acabe el instituto.

—Muy bien, dejad de escribir todos —dice el examinador desde la parte delantera del aula.

Se me seca la boca al instante. No sé cuánto tiempo llevo pensando en las musarañas, pero sé que no he acabado de responder a todas las preguntas. De estos exámenes dependen las asignaturas que podré coger el próximo curso y ya la he fastidiado. El sudor me humedece las palmas de las manos y ya no oigo a los pájaros cantar en el exterior. Solo oigo los graznidos de las gaviotas. Tengo la sensación de que están diciéndome al oído: «Suspenso, suspenso, suspenso». Se me revuelve el estómago y creo que a lo mejor acabo vomitando.

—Penny, ¿no vienes?

Alzo la vista y veo que mi amiga y compañera de clase Kira me espera junto a mi pupitre. El examinador ya me ha quitado el examen y yo ni siquiera me he dado cuenta.

—Sí, un segundo. —Cojo la mochila y me levanto de la silla.

Y en ese momento una sensación de alivio sustituye a las náuseas. Independientemente del resultado, ese era mi último examen. ¡El curso ha acabado!

Choco los cinco con Kira mientras sonrío como una tonta. Me siento más unida que nunca a mis compañeras de clase, sobre todo a las gemelas Kira y Amara. Todas me apoyaron a principios de curso, después de que pasara todo el follón. Su amistad fue como un muro protector contra el bombardeo continuo de noticias. La prensa se volvió loca cuando se descubrió que estaba saliendo con el cantante Noah Flynn y poco después encontraron mi blog. Desenterraron detalles íntimos de mi vida y me tildaron de robanovios, porque Noah supuestamente estaba saliendo con la superestrella del pop Leah Brown. Fueron los peores días de mi vida, pero mis amigos me ayudaron a capear el temporal. Y, cuando todo acabó, el desastre nos había unido.

Salimos al pasillo y Kira dice:

—¿Lo celebramos con unas hamburguesas en Gourmet Burger Kitchen? Hemos quedado todos allí antes de ir al concierto. Debes de estar muy emocionada por ver de nuevo a Noah.

Noto una punzada familiar en el estómago. Estoy emocionada, claro que lo estoy, pero también estoy nerviosa. No he visto a Noah desde las vacaciones de Pascua, cuando celebramos juntos mi décimo sexto cumpleaños. Ahora vamos a pasar dos semanas juntos. Y aunque es lo único que deseo (y lo único en lo que puedo pensar) no puedo evitar preguntarme si todo será igual.

—Os veo en el restaurante —digo—. Tengo que recoger unas cosas del aula de la señorita Mills y después iré a casa a cambiarme.

Kira me da un apretón en el brazo.

—¡Ay, Dios! ¡Yo también tengo que decidir lo que me pongo!

Sonrío brevemente mientras se va a la carrera, pero la alegría de haber acabado los exámenes ha desaparecido y ha dado paso a una nueva oleada de nervios. Del tipo: «¿Seguiré gustándole a mi novio?». Sé que debería tener claro que a Noah le gusto tal como soy, pero cuando tu primer novio es uno de los cantantes más famosos del mundo, es más fácil decirlo que sentirlo.

Los pasillos están casi vacíos y lo único que se oye son las pisadas de mis Converse, que rechinan sobre el suelo de linóleo. No me puedo creer que esta sea mi última conversación con mi profesora de fotografía, la señorita Mills. Tengo la sensación de que ha estado a mi lado muchas veces a lo largo del año. Seguramente es la única persona a la que le he contado lo que en realidad pasó en Navidad y en Año Nuevo, además de a mis padres. Hay cosas que ni siquiera le cuento a Elliot. Tener a alguien imparcial con quien hablar era una cosa que jamás había pensado que desearía... o que necesitaría.

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