
Diez micromachismos que tus hijas e hijos pueden identificar
Desde pequeños nuestros hijos e hijas reciben cientos de pequeñas píldoras de información errónea que les llevan a convencerse de las diferentes capacidades entre ambos sexos. El momento del cambio está aquí y es nuestro deber, como madres y padres, educar a las generaciones del futuro en la igualdad y el respeto entre los géneros. Seguí leyendo para descubrir diez micromachismos con los que te podés encontrar a diario.

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Una de las primeras manifestaciones en las que se luchaba por los derechos de las mujeres fue en 1857, cuando un grupo de trabajadoras de una fábrica textil salió a las calles de Nueva York a protestar por las condiciones en las que trabajaban.
Y aunque unos años antes, en 1832, las sufragistas inglesas ya habían solicitado el voto femenino, propuesta que fue recibida con risas por parte de los políticos del Parlamento y gran parte de la sociedad, no fue hasta el siglo XX cuando se empezaron a considerar estas solicitudes que igualaban los derechos de las mujeres a los de los hombres.
Si querés cambiar el mundo a lo grande, hay que empezar por las cosas pequeñas.
Hoy en día, padres y madres vemos a nuestras hijas con un futuro prometedor, con miles de puertas abiertas y muchísimas opciones para elegir libremente, cosa que era impensable para una generación tan cercana como la de sus abuelas, nuestras madres.
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Sin ir muy lejos, no fue hasta 1951 cuando se aprobó en Argentina el voto femenino, y a pesar de haber vivido muchos cambios desde entonces, aún hay demasiadas muestras presentes en la sociedad que nos indican que hay algo que debe evolucionar y, para hacerlo, hay que borrar de nuestra conducta o forma de comunicarnos todo eso que marca una diferencia de competencias entre hombres y mujeres.
¿Qué son los micromachismos?
Los micromachismos son todas esas conductas que pasan desapercibidas y que mantienen vivas las creencias históricas que dicen que las capacidades de las mujeres son inferiores a las de los hombres y que el simple hecho de ser mujer conlleva una serie de actitudes y costumbres propias del sexo con el que han nacido, como el maquillaje o la ropa, la crianza de los hijos e hijas, las tareas domésticas o la sensibilidad, mientras que a los hombres se les asignan posiciones más heroicas, hábitos como los deportes y el automovilismo o profesiones como la carpintería o albañilería.
Diez micromachismos que ves cada día
- «Llamá a tu jefe.» Se da por hecho que las mujeres no tienen cargos de responsabilidad o que por encima de ellas siempre hay un hombre.
- Rosa para niñas, azul para niños. Los colores no tienen género, pero se tiende a asociar el rosa a las niñas a pesar de ser un color históricamente relacionado con los hombres.
- Los chicos no lloran. Las emociones y la sensibilidad NO son solo cosa de mujeres.
- Uniformes en el trabajo y los colegios. Pantalones para ellos y polleras para ellas, lo que impide una libertad de movimiento como correr o saltar libremente.
- Tareas domésticas y carrera profesional. No hay un porcentaje igualitario entre mujeres que dejan sus carreras profesionales para dedicarse a la crianza de los hijos y el cuidado del hogar en comparación con los hombres.
- Ellas, princesas, y ellos, héroes. El rol de las mujeres en multitud de películas, series o disfraces es el de la mujer rescatada por el hombre.
- Los deportes son cosas de chicos. Hasta hace poco, las victorias deportivas logradas por mujeres nunca aparecían en la portada de los diarios especializados o en la cabecera de los noticieros. Y al día de hoy, las competiciones lideradas por hombres copan de lejos la prensa en comparación con las de las mujeres.
- La cuenta, para él. Es habitual ver a los camareros o camareras servir las bebidas dulces, cócteles o light a las mujeres y la cerveza o licores a los hombres. Y, por descontado, se asume en la mayoría de los casos que paga él.
- Profesiones por sexos. Ellos: empresarios, bomberos, albañiles, médicos o profesores de universidad. Ellas: enfermeras, cocineras, limpiadoras, cuidadoras de ancianos o maestras.
- «Compórtate como una señorita.» Este imperativo dicho a tantas chicas lleva intrínseco un mensaje a todas luces erróneo: las chicas deben ser dulces, discretas, refinadas y no se quejan.
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Detectar los micromachismos para erradicarlos es labor de toda la sociedad, no únicamente de padres, madres y docentes. Solo pensando en igualdad podremos construir un mundo en igualdad, para que nuestros hijos e hijas vivan con las mismas condiciones y ni unos den por hecho los privilegios que les han sido otorgados siglo tras siglo ni otras tengan que luchar por algo que les corresponde por naturaleza.
Por suerte, cada vez más parte de la sociedad identifica estas variaciones de derechos entre hombres y mujeres. Y aunque la lucha feminista cada día está más extendida en la conciencia de hombres y mujeres, es en las edades más tempranas cuando hay que hacer hincapié. En esta tarea, la literatura puede ser una gran aliada.
Las niñas serán lo que quieran ser, de Raquel Díaz Reguera (recomendado a partir de los 4 años)
Violeta, Adriana, Jimena y Martina son niñas con grandes sueños y están seguras de que van a cumplirlos. Pero no saben que la banda de Don NOLOCONSEGUIRÁS se prepara par un nuevo golpe y así evitar que las niñas vuelen libres y felices: una gruesa capa de nubes negras impedirá que las niñas vuelen alto, sus alas solo les servirán para volar bajito. Pero las niñas, juntas y decididas a que no les recorten los sueños, aletean fuerte y alejan así a las tenebrosas nubes. Una historia llena de esperanza acompañada por coloridas y expresivas ilustraciones.
Cómo ser un hombre de verdad, de Scott Stuart (recomendado a partir de los 4 años)
Un divertido cuento escrito en verso (ideal para leer en voz alta) sobre los mandatos que recaen sobre la masculinidad y una nueva propuesta: los hombres tienen que saber luchar, pero por la justicia; tienen que ser fuertes, pero para dar una mano a quien lo necesita; tienen que ser valientes y expresar sus sentimientos. Un libro imprescindible para empezar a desmontar desde las más tempranas edades los prejuicios y estereotipos que pesan sobre los hombres.
Feminismo ilustrado, de María Murnau y Helen Sotillo (recomendado a partir de los 12 años)
En este libro se describen y explican conceptos clave del feminismo (patriarcado, machismo, feminismo, identidades, entre muchos otros) que pueden, a primera vista, parecer complejos. Es una especie de caja de herramientas para que los chicos y chicas aprendan a luchar contra la discriminación y las desigualdades de género. Con viñetas, ilustraciones, ejemplos del día a día y mucho sentido del humor se despliegan un montón de ideas para combatir el machismo.