El camarada Eudocio Ravines, un agitador ultra en el Perú del siglo XX
En su más reciente novela, «El camarada Jorge y el Dragón» (Alfaguara), el escritor peruano Rafael Dumett nos sumerge en la apasionante y desconocida vida de Eudocio Ravines, un personaje clave de la política latinoamericana del siglo XX. Ravines, quien fue conocido en su juventud por su ferviente militancia comunista, vivió una transformación ideológica sorprendente que le hizo renunciar al comunismo para convertirse en un ferviente crítico de esta doctrina y en una suerte de caja de resonancia de la propaganda de la CIA (Ravines fue deportado cinco veces por cuatro presidentes peruanos, así como sospechoso de haber estado involucrado en tres golpes de estado en Perú y uno en el extranjero). Con un enfoque narrativo profundo y detallado, Dumett logra entrelazar la historia política del continente con la vida personal de Ravines, revelando las contradicciones, dilemas y tragedias de un hombre que fue protagonista de su tiempo. En esta entrevista con el periodista y escritor español Juan Cruz Ruiz, Dumett reflexiona sobre el proceso de creación de la novela (la primera de una serie dedicada a Ravines), la investigación exhaustiva detrás de ella y los desafíos de narrar la vida de un personaje tan polémico. Además, el autor de «El Espía del Inca» explora las motivaciones personales que lo llevaron a interesarse en un personaje marcado por sus contrastes, así como el impacto que espera generar al poner en primer plano a una figura cuya historia sigue siendo, para muchos, un absoluto misterio.
Por Juan Cruz Ruiz
Eudocio Ravines. Crédito: Wikimedia Commons.
Cuentan que cuando Mario Vargas Llosa, el más importante escritor peruano del siglo XX (y XXI), supo que Alfaguara iba a publicar El camarada Jorge y el Dragón, de Rafael Dumett, pidió a los que almorzaban con él que, por favor, se hicieran rápidamente con ese volumen, que él quería leérselo de inmediato. Él conoció al personaje que lo protagoniza, Eudocio Ravines. Supo, pues, de las andanzas del más inquietante personaje del Perú del siglo XX, al menos en el tiempo que duraron sus andanzas, y quería de inmediato refrescar las insólitas aventuras que Dumett narra en este volumen de cerca de trescientas páginas que será seguido por tres o cuatro entregas de las vidas sucesivas del personaje.
Dumett, nacido en Lima en 1963, hombre de teatro, residente desde hace años en San Francisco, comprometido con la historia de su país como historiador y como novelista, es autor de otro testimonio fundamental para entender el Perú, El Espía del Inca, cuyo éxito será prolongado seguramente por esta nueva entrega de su talento literario.
Su editorial, Alfaguara, adelanta en la explicación de la novela de Dumett las épocas sucesivas que hicieron de Ravines el personaje que tanto atrajo a su compatriota Vargas Llosa. Ravines «es una figura ácida y rutilante en la historia latinoamericana del siglo XX, aparece por doquiera que uno escarbe, conspirando, denunciando, polemizando, escaldando y sacando de quicio». Desde que amanece la novela está el joven Ravines preparándose para una vida interesante, como se suele decir. Interesante y sumamente arriesgada, dura, influyente, malvada, hiperpatriótica y amenazante… Así sigue Alfaguara presentando al inquietante personaje que fue Ravines: «Después de una relación estrecha y dramática con Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui, abandona sus roles de comisario político de alto nivel en la Internacional Comunista para combatir la ideología que antes defendía férreamente y convertirse en caja de resonancia de la propaganda de la CIA».
Esa entrada, que es un adelanto del retrato de una figura impar, da paso a una novela que se lee como si desde chico Ravines estuviera mostrando los dientes que luego le sirvieron para morder sucesivamente a quienes fueron sus amigos y a quienes habrían de ser sus enemigos, que fueron una cosa y la otra conjuntamente a lo largo de la historia.
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«Da escalofrío Ravines», le dije al autor en la sede de Alfaguara, él escuchando hasta qué punto el entrevistador estaba fascinado, y aterrorizado, por el personaje. Con una tranquilidad que se parece a la que le va ayudando a darle solvencia a su libro, Dumett explicó la situación de aquel hombre en la historia. «La naturaleza de las acciones de Ravines invita al lector a pensar en la vileza del personaje», le dije… Él me aconsejó que huyera de ese calificativo…
Rafael Dumett: Este Ravines fue un periodista e intelectual peruano que de ser inicialmente un comisario político para la Internacional Comunista se convirtió justamente en el epítome del anticomunista, un rabioso propagandista contra aquello que él mismo había alentado. Lo extraño es que, en España, por ejemplo, no sea conocido, pues no sólo fue altamente popular en Perú sino también en América Latina, en todas partes. Él estuvo a la par, en ese sentido, de José Carlos Mariátegui y de otros bien influyentes de la época, con los que tenía relaciones de igual a igual. En el caso de Mariátegui, su familia lo reivindicó después de años de ostracismo. En cuando a Ravines, no ha sido recordado porque lo odian. En mis trabajos yo me cuido mucho de calificar las acciones de los personajes sobre los que trabajo… Es verdad que hay algo profundamente perturbador en su historia de converso sobre el que había que arbitrar qué hubo en él de oportunismo o de convicción política real; pero que antes de usar un verbo así [envilecer] yo diría que hubo en él algo raro… Él es una especie de Forrest Gump de la política del siglo XX. Ha estado literalmente en todos los acontecimientos políticos de la época y ha tenido una perspectiva privilegiada de los distintos desarrollos de la historia, tanto en el ámbito comunista como anticomunista. Tuvo una vida absolutamente exagerada y extraña. Lo que espero es que, tras la lectura de este y de los tomos que seguirán, los lectores saquen sus conclusiones.
«Yo quería despedir el siglo XX honestamente con este señor, utilizarlo como un instrumento para poder examinar con cierta distancia el siglo pasado, y resulta que esta noche misma se está hablando, en pleno siglo XXI, de los fenómenos presentes de los fascismos…».
Juan Cruz Ruiz: Eso que usted dice, que Ravines tuvo una vida exagerada, remite al famoso título de Alfredo Bryce Echenique, La vida exagerada de Martín Romaña. ¿Por qué tendría tantos devaneos en esa vida que lo llevó de la izquierda a la derecha más ultra? Participó en la lucha contra los republicanos españoles, saboteó las Brigadas Internacionales que iban a luchar contra el levantamiento de Franco, tuvo una actuación muy contraria a la Revolución Cubana cuándo esta fue amenazada en el desembarco de Bahía de Cochinos…
Rafael Dumett: Se pueden calificar de siniestros esos elementos de su trayectoria, como parte de la historia de una persona… Pero creo que también en eso fue completamente coherente. Pasó del totalitarismo comunista, que consideraba absolutamente necesario, al totalitarismo que finalmente abrazó. Él en ambos casos se consideraba la vanguardia, parte del grupo humano que debía marcar la línea. Él voto había de ser el suyo, la decisión era la suya, y quien tomara las decisiones debía ser él… A partir de esa sucesión de posiciones personales, se desilusiona del pacto soviético, de lo que ocurre en la guerra civil española y se manifiesta con las políticas extremas anticomunistas. Es una actitud totalitaria también. Él no creía realmente en la democracia y consideraba que justamente para poder sofocar, digamos, esos movimientos revoltosos en América Latina, había que aplicar mano dura. Así que apoyó a regímenes militares, apoyó tranquilamente a Pinochet, a Videla, a los Somoza, a la operación Cóndor… Era un hombre arriesgado, pero era lo que era: un totalitario convencido. Y creo que ese es el hilo conductor que permite de alguna manera comprender esa vida.
Juan Cruz Ruiz: Hoy sería un partidario de la ultraderecha que se abre paso, y no sólo en Europa, sino en el mundo…
Rafael Dumett: Es una coincidencia con la salida de la novela… Yo tenía la intención de escribir una novela histórica, pero ahora parece que he escrito una novela costumbrista, porque da la casualidad de que las cosas que cuento en esta serie que me propongo publicar, y de la que este tomo es la primera entrega, se vuelven a recrear en los hechos de hoy. Yo quería despedir el siglo XX honestamente con este señor, utilizarlo como un instrumento para poder examinar con cierta distancia el siglo pasado, y resulta que esta noche misma se está hablando, en pleno siglo XXI, de los fenómenos presentes de los fascismos… Por momentos siento que estamos viviendo como en una época de los años 30 del pasado siglo. Cuando apareció el libro en Perú también hubo la evidencia de esas reverberaciones. Allí se están produciendo tomas de posición completamente desvergonzadas; hay en Perú un gobierno presidido por una mujer desvergonzada cuyas mentiras son similares a las que se decían para justificar masacres. En fin: comencé a escribir esta novela con la intención de examinar el siglo XX y resulta que es increíblemente relevante para este siglo que estamos viviendo.
Rafael Dumett. Foto de Agnieszka Dumett.
Juan Cruz Ruiz: El personaje Ravines es duro hasta con sus viejos amores. Una mujer que se metió a monja y que estuvo cerca de ser su novia es tratada de una manera terrible… ¿Cómo fue desarrollando su vida hasta llegar a esos desdenes?
Rafael Dumett: Este es el primer libro, que examina la vida de Ravines hasta que se fue desde su tierra natal, Catamarca, a Lima… Él considera entonces que su trabajo, su principal labor, ha de ser la de un proveedor de su familia, así que al comienzo él se involucra revolucionariamente, trata de trabajar para la revolución, pero trata de buscar siempre fuentes de subsistencia… Creo que, al comienzo de la revolución, cuando creía profundamente en que ésta fuera comunista, trataba por todos los medios de llegar a ganarse la vida a partir de lo que pudiera conseguir por él mismo. Y hay un tope, un tiempo en que considera que llega a ese momento… Pero hay una serie de hechos históricos que lo desvían del apoyo explícito al frente rojo en la guerra española, así que en lugar de apoyar a las Brigadas Internacionales se dedica a sabotearlas. Él consideraba que el comunismo era el único tapón contra el fascismo, pero de pronto descubre que Stalin no tiene ningún problema en llegar a un pacto con los nazis, así que sigue el mismo camino que el de otros intelectuales. Una vez más, ese tránsito no fue solamente ideológico; hubo cierto carácter acomodaticio desde el punto de vista material en un momento determinado. De eso escribiré en los siguientes libros que han de venir.
Juan Cruz Ruiz: ¿Y cómo fuiste tomando interés por esta figura? ¿En qué momento te fue simpático o dejó de serlo?
Rafael Dumett: Simpático, no: fascinante. Hice la investigación para la novela y lo fui conociendo. Leí muchos artículos suyos y ajenos, sobre espías, acerca de documentos clasificados… Y me topé con un artículo sobre un documento en el que Ravines se encuentra en un complot concreto para hacer caer del poder a un personaje que resultaba ser su primo. Me pregunte qué tipo de persona puede hacer eso para favorecer a un estado extranjero, porque además la decisión que él ayudó a que se tomara tuvo efectos concretos… A partir de entonces decidí leer su libro de memorias, que es fascinante. Ahí él demuestra una vida realmente rocambolesca, en la que se le ve a la par con personajes muy importantes de la historia peruana, no solamente de la izquierda sino también de la derecha. Poco a poco me di cuenta de las ideas recibidas y de los hechos que tienen que ver, por ejemplo, con los asesinatos de los anarquistas españoles o los entretelones de cómo se gesta la invasión de la Bahía de Cochinos, en Cuba, o cómo se fabricó el golpe contra Jacobo Árbenz en Guatemala. El resultado fue que yo mismo tuve la sensación de haber perdido una especie de inocencia política que podía haber tenido antes. Esta sensación de verdad agria de comprobar que gran parte de la historia nos habían contado era una mentira y que realmente lo que ocurrió es muy diferente a lo escrito.
Juan Cruz Ruiz: Así que a ti mismo como ciudadano, y no sólo como escritor, historiador o novelista, esa lectura te abrió los ojos con respecto a la historia y el presente de tu país…
Rafael Dumett: No solamente de mi país. Él es un personaje que tiene huella en toda la política latinoamericana. A través de él puedes ver la injerencia norteamericana en la política de otros países. Te enteras, por ejemplo, de cómo la CIA financió movimientos culturales utilizando intelectuales supuestamente de buena reputación.
«[Ravines] es un personaje que tiene huella en toda la política latinoamericana. A través de él puedes ver la injerencia norteamericana en la política de otros países. Te enteras, por ejemplo, de cómo la CIA financió movimientos culturales utilizando intelectuales supuestamente de buena reputación».
Juan Cruz Ruiz: Ravines, pues, podría ser incluso una especie de inventor de las fake news…
Rafael Dumett: Yo no diría que fue el inventor, pero sí es un reflejo de cómo se tejían estas grandes campañas propagandísticas… Una vez te encuentras con una noticia en la que Jacobo Árbenz aparece como un simpatizante del comunismo, algo que él no fue en absoluto. Y vas viendo que ahí se está montando una campaña de la CIA para derribar del poder a aquel político que se atrevió a atentar contra los intereses de la United Fruit Company en Guatemala. Luego hace lo mismo en las zonas que te describí antes, de cómo defiende a Pinochet en nombre de la libertad en discursos que ahora he vuelto a escuchar y en los que valora el orden y la disciplina para sacarnos del caos de estos inmigrantes que vienen. Claro que desde ese punto de vista tú puedes considerar en qué medida él es el epítome de las fake news tal como hoy las conocemos. Y creo que es esa realidad que protagonizó la que está atrayendo la atención sobre este personaje que protagoniza una mezcla explosiva de filosofías sobre las que él se alza como una especie de elegido al que todo le está permitido.
Juan Cruz Ruiz: Hay una pregunta que seguramente te perseguirá cuando comentas la vida de este personaje, ahora que aUn señalas sus primeros años, hasta cuando ya te adentres en su vida de madurez. Y esa cuestión es la que hace más de medio siglo se hizo Vargas Llosa en Conversación en La Catedral. En todo caso, esta es la consideración que uno se hace leyendo la historia de Ravines, aun en sus inicios: lo que parece es que nunca ha dejado de joderse el Perú…
Rafael Dumett: Se ha dicho que en mi novela anterior [El Espía del Inca, un gran éxito literario de Dumett] ya está de alguna manera esa pregunta que lanzó Mario Vargas Llosa… Y acaso tenga una respuesta que tiene que ver con el momento inicial del imperio inca, cuando cada líder indígena literalmente velaba por sus propios intereses. Teníamos, pues, una sociedad, un imperio, completamente atomizado… Esta atomización de intereses hace que cada uno tire para su propio molino y sea fácilmente corruptible, con las consecuencias que Vargas Llosa examina en su novela. Así que quizá nunca se podrá dar una respuesta a esa pregunta: ¿en qué momento se jodió el Perú?