Siéntete mejor, de inmediato y para siempre

Daniel G. Amen

Fragmento

INTRODUCCIÓN

PUEDES SENTIRTE MEJOR, DE INMEDIATO Y PARA SIEMPRE

EL ENFOQUE CEREBRO XL

Es durante nuestras horas más oscuras que debemos enfocarnos en ver la luz.

FRASE ATRIBUIDA A ARISTÓTELES

Prácticamente todos nos hemos sentido ansiosos, deprimidos, abatidos o pesimistas en algún punto de nuestra vida. Es perfectamente normal atravesar tiempos difíciles o experimentar períodos en los que nos sentimos aterrados o predispuestos negativamente, ya sea porque nos hayan diagnosticado una enfermedad o no. La manera en que reaccionamos ante esos desafíos marca la diferencia en cómo nos sentimos; tal vez no de inmediato, pero sí a la larga.

Todos queremos detener el dolor enseguida. Por desgracia, muchas personas se automedican con bebidas energéticas, comen en exceso, toman alcohol, usan drogas, tienen conductas sexuales de riesgo, viven estallidos de ira, pasan el tiempo mirando televisión sin prestar atención, juegan videojuegos, deambulan por las redes sociales o van de compras. Aunque esas sustancias y acciones puedan darnos un alivio temporal, en general suelen prolongar y exacerbar los problemas (o incluso causar otros más serios, como bajones de energía, obesidad, adicciones, enfermedades de transmisión sexual, infelicidad, problemas relacionales o hasta la ruina económica).

Soy psiquiatra, investigo el cerebro por medio de neuroimágenes y soy fundador de las Clínicas Amen, que poseen una de las tasas de éxito más elevadas en el tratamiento de personas con problemas mentales complejos y resistentes a tratamientos, como el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), trastornos de ansiedad y del estado de ánimo, estrés postraumático y otros más. Gracias a toda esa experiencia, comprendo lo crítico que es para ti saber qué es lo que te ayudará a sentirte mejor, de inmediato y para siempre. En este libro enfatizo estrategias que te llevarán a experimentar un mayor gozo, paz, energía y resiliencia, tanto de manera inmediata como en el futuro.

Muchas cosas te pueden favorecer a corto plazo, pero te harán sentir peor —o te causarán más inconvenientes— a la larga. A continuación, presento dos testimonios que ilustran cómo los remedios correctos pueden guiarte hacia un camino más saludable y pleno.

CHRIS: AYUDA PARA UNA MADRE AFLIGIDA

Conocí a Chris en mi clínica del norte de California, cuando me encontraba dando una conferencia. Me dijo que hacía dos años había perdido a su hija de doce años, Sammie, por cáncer en los huesos. Chris no tenía idea de cuánto le afectaría la muerte de la niña. Cada noche se iba a la cama con las imágenes de la enfermedad y la muerte de Sammie reproduciéndose en su cabeza. La mujer comenzó a comer de más y a beber alcohol como una forma de mitigar el dolor y acallar su mente, pero la mayoría de las mañanas se levantaba con pánico y el terror la acompañaba todos los días. Se sentía tan inútil y deprimida que había planeado en secreto quitarse la vida en el segundo aniversario de la muerte de su hija.

Unas semanas antes del aniversario, se encontraba visitando a una amiga de su hermana, a quien describió como una persona muy saludable y con una actitud positiva. Chris, que mide apenas 5 pies y una pulgada, pesaba más de 200 libras. Estaba bajo un estado tan sombrío que pensaba que nunca más volvería a sonreír, y lo creía de veras. “Esta amiga tenía un ejemplar del libro Cambia tu cerebro, cambia tu cuerpo”, dijo Chris. “Mientras lo hojeaba, pensé: ‘Está bien, lo acepto. Tiene sentido para mí. Necesito comenzar a mirar el lado bueno de la vida’. Hasta ese momento todas mis opciones eran suicidarme, beber hasta morir o terminar internada en una clínica de rehabilitación. Y estaba bastante orgullosa de ir a rehabilitación”.

Se fue a casa y descargó mi libro Cambia tu cerebro, cambia tu cuerpo y lo leyó entero en una noche. “Todavía recuerdo cómo me sentí en el momento que leí… que el alcohol te impide sentir ‘empatía y compasión por los demás’. Sabía que necesitaba recuperar mis sentimientos de empatía y compasión por mis otros hijos y mi esposo. Precisaba encontrar un camino para ser feliz y estar completa otra vez, por ellos y por mi propio bien”.

“Me metí de lleno en el plan”, reconoce Chris. “De hecho, hice una limpieza de veintiocho días. Me deshice de todo el alcohol, no comí nada de alimentos procesados y comencé a tomar aceite de pescado y vitamina D”. Empezó a sentirse mejor casi de inmediato. “A los siete días no me importaba si nunca bajaba una libra, ¡de todos modos me sentía libre! Como estaba ingiriendo alimentos que nutrían mis células, los arrebatos de hambre y deseos de tomar alcohol cesaron por completo. Dejé todas las bebidas dietéticas y gaseosas. Comencé a dormir toda la noche por primera vez en cuatro años, y no me despertaba con pánico”. Al cabo de diez semanas Chris había perdido 24 libras y salía a correr cuatro veces a la semana. A los cinco meses había bajado unas 35 libras y adelgazado unas ocho pulgadas de cadera. Su piel estaba más tersa y brillante, y se sentía como una mujer completamente nueva. Por supuesto que nunca olvidará a su hija, pero de ninguna manera Sammie hubiera deseado que su mamá viviera en ese estado de dolor. Ahora Chris piensa que su hija estaría orgullosa de ella.

Si tú eres como yo, cuando algo te duele, quieres sentirte mejor enseguida, ¡ahora mismo! Durante mi entrenamiento en psiquiatría tuve un supervisor maravilloso, el Dr. Jack McDermott, que era un líder reconocido mundialmente en el campo de la psiquiatría. Me encantaban sus enseñanzas sobre cómo ayudar a niños, adolescentes, adultos y familias que atraviesan un gran dolor. En su evaluación profesional de fin de curso escribió: “El Dr. Amen es un médico brillante, competente y que se interesa por los demás. Será un excelente psiquiatra, pero tiene que tener más paciencia. Quiere que la gente se recupere rápido”. Tanto en ese momento como en la actualidad, no creo que sea un problema que la gente necesitada se recupere rápido. Eso es lo que desean los que sienten dolor. Nadie quiere ser paciente. Nadie desea que un proceso se prolongue. Quieren sentirse mejor enseguida y quieren que esa mejoría dure para siempre.

LEIZA: REVERTIR LA DEPRESIÓN Y LOS PROBLEMAS DE MEMORIA

Leiza, una atractiva mujer pelirroja, tenía unos cincuenta años cuando vino a nuestra clínica de Atlanta. Había visto uno de mis programas de televisión y trajo a su hijo adolescente con TDAH porque no había respondido bien al tratamiento. También quería que le hiciéramos un escaneo cerebral a ella porque, según decía, “estoy muy distraída, siempre llego tarde y tengo mala memoria… Mi padre y su propia madre sufrieron de demencia, y yo no quiero eso para mí… Realmente me siento como si estuviera en la etapa inicial de la demencia… Estoy cansada de estar deprimida y de que mis pensamientos me torturen”. Había sido actriz y luego se dedicó a su hogar para criar a sus hijos. Cuando se hic

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