La fórmula para dejar de fumar

Robert West

Fragmento

Indice

Índice

Portadilla

Índice

Dedicatoria

Gracias a...

Introducción. Lee esto primero

PRIMERA PARTE. La ciencia de dejar de fumar

Capítulo 1. Entender por qué fumas y por qué te resulta difícil dejarlo

Capítulo 2. La psicología del tabaquismo y cómo puedes utilizarla para dejarlo

Capítulo 3. Adicción

Capítulo 4. ¿Por qué quieres dejar de fumar?

Capítulo 5. Formas de dejar de fumar

SEGUNDA PARTE. Los ingredientes

Capítulo 6. Tu fórmula para dejar de fumar

Capítulo 7. Tu enfoque

Capítulo 8. Apoyo y asesoramiento personal

Capítulo 9. Apoyo automatizado y materiales de autoayuda

Capítulo 10. Productos de nicotina

Capítulo 11. Medicinas para dejar de fumar

Capítulo 12. Mantenerse fuerte

Capítulo 13. Evitar la tentación

Capítulo 14. Controlar las ganas de fumar

Capítulo 15. Tu guía rápida para dejar de fumar: Crea tu propia fórmula para dejar de fumar

Capítulo 16. Las respuestas a tus preguntas

Capítulo 17. Si tienes un desliz

Conclusión

Apéndice 1: Cosas que no creo que funcionen

Apéndice 2: Los beneficios de dejar de fumar

Sobre los autores

Nota

Créditos

Grupo Santillana

Laformula-2.xhtml

 

 

 

 

A mi querida Susan

Laformula-3.xhtml

Gracias a...

Estoy profundamente agradecido a las decenas de miles de fumadores y exfumadores que han participado en mis investigaciones durante décadas y en especial a aquellos que me han permitido utilizar sus historias en este libro. Su generosidad al compartir sus experiencias para poder ayudar así a otras personas a liberarse de su adicción a sus cigarrillos es magnífica.

También quiero dar las gracias a todos esos asesores para dejar de fumar tan profesionales y entregados que se dedican a salvar las vidas de los demás, y a mi mentor y padre fundador de la investigación moderna para dejar de fumar, el profesor Michael Russell.

Mi más sincero agradecimiento a Jon Elek, mi agente, que tuvo la idea y nos convenció tanto a mí como a mi editorial, Orion, de que esto era una buena idea.

Estoy en deuda con los asesores para dejar de fumar a los que entrevistamos: Jo Woodvine, Leila de Smidt, Andy McEwen y Ronnie Troughton.

Quisiera expresar mi más sentido agradecimiento a los fumadores, asesores para dejar de fumar y profesionales de la comunicación que con tanta amabilidad comentaron las diferentes versiones del libro: Andrew Faulkner, Aliyah Keshani, Anji Anderson, Cathy French, Dan Griffin, Emma Croghan, Heather Johnstone, Kate Knight, Karen Bromley y su hija, Shira Litwack, y Matthew Alford.

Mi más sincero agradecimiento a Cancer Research UK, que financia una parte considerable de mis investigaciones, y al Ministerio Inglés de Sanidad, el Consejo de Investigaciones Médicas y varias compañías farmacéuticas que desarrollan y producen tratamientos para dejar de fumar por su apoyo económico a lo largo de los años.

Por último, no tengo palabras para expresar mi agradecimiento a la profesora Susan Michie, que es mi compañera en todos los sentidos posibles, que mi inspira y me da energía en todo lo que hago y que es mi verdadera media naranja.

Laformula-4.xhtml

Introducción
Lee esto primero

¡Este es un buen comienzo! Tanto si estás de pie en una librería como relajado en el sofá de casa, solo por haber abierto este libro ya has dado un gran paso hacia dejar de fumar para siempre.

La fórmula para dejar de fumar es una guía para dejar de fumar con una diferencia: dice la verdad y ayuda a hacer que la verdad te funcione.

Si alguna vez has buscado en internet, sabrás que hay una enorme cantidad de información sobre cómo dejar de fumar. Por desgracia, gran parte de ella está equivocada. Si intentaras seguir todos los consejos, estarías tratando de hacer cosas contradictorias al mismo tiempo. Esto es porque la mayoría de los consejos están basados en poco más que la opinión de una persona o en la falta de entendimiento de los resultados de las investigaciones. Necesitas una fuente fiable, basada no solo en suposiciones, descabelladas afirmaciones o castillos en el aire, sino en las mejores investigaciones realizadas por destacados científicos. Eso es lo que es este libro.

Todo lo que leerás aquí está basado en las mejores pruebas científicas disponibles. He dedicado mi carrera de treinta años a descubrir lo que funciona cuando se trata de dejar de fumar. Estoy al frente de un equipo de investigadores financiado principalmente por gobiernos y organizaciones benéficas con un objetivo en mente: encontrar mejores formas de ayudar a los fumadores que quieren dejarlo. Este libro combina mi propia investigación con resultados de otros destacados científicos para proporcionarte la información más exacta y fiable que existe.

Así que este libro viene con una promesa: cuando aseguro que algo es un hecho, estará respaldado por pruebas irrefutables. Te enseñaré cómo observar esas pruebas, si lo deseas. Pero aún hay muchas cosas que la ciencia todavía no nos puede confirmar. Así que bastante a menudo te daré mi opinión. Cuando dé mi opinión, te diré simplemente eso; no la haré pasar por un hecho.

Quiero que este libro sea la mejor inversión que hayas hecho nunca. Quiero que estés más sano, más feliz y que tengas más dinero para gastar en cosas que puedas disfrutar. Quiero acompañarte en tu viaje hacia una vida mejor y estar ahí para ayudarte a lo largo del camino. No puedo hacerlo en persona, pero puedo hacer algo parecido a través de La fórmula para dejar de fumar. Estaré contigo durante el tiempo (y los intentos) que hagan falta, hasta que te hayas librado del tabaco de forma definitiva.

 

 

EL SECRETO PARA DEJAR DE FUMAR

 

Esta es la verdad: no existe una sola cura milagrosa ni panacea ni un método garantizado para dejar de fumar que le funcione siempre a todo el mundo. Pero hay un secreto, y a veces los secretos mejor guardados están a la vista de todos. El secreto es este:

«Sigue intentándolo y prueba las cosas con las que tienes más posibilidades de conseguir el éxito duradero».

Haz esto y encontrarás la fórmula que te funciona. Con tu compromiso y mi asesoramiento especializado encontrarás tu propia fórmula para dejar de fumar, que te ayudará a deshacerte de los cigarrillos para siempre.

 

 

La primera parte del secreto: sigue intentándolo

 

Si sigues mis consejos, es muy probable que tu próximo intento de dejar de fumar pueda ser el último. Pero los dos sabemos que existe la posibilidad de que tengas que hacerlo otra vez. De hecho, la mayoría de los fumadores intentan dejarlo muchas veces antes de que por fin se desenganchen de forma definitiva. Hay muchas cosas que pueden salir mal y empujarte o engañarte para volver a fumar: una discusión con tu pareja, ansias incesantes, sentirte triste, una copa de más, estar con otros fumadores, un momento de debilidad...

No tienes por qué sentirte desanimado por pensar que puede que tengas que dejarlo más de una vez. Si has recaído antes, estás en buena compañía. Soy consciente de lo difícil que puede resultar dejar de fumar, pero también sé que muchas personas como tú han perseverado y ahora no tienen más probabilidades que yo de volver a fumar.

Si te quedas con una sola idea de este libro debe ser esta: tienes que seguir las reglas del juego durante el tiempo suficiente para que las probabilidades se vuelvan a tu favor. Puede que te conviertas en no fumador tras un solo intento, diez intentos o veinte. En el decimonoveno intento puede que pienses que nunca lo conseguirás y luego, en el vigésimo: ¡bingo! Así que nunca te rindas.

De hecho, no hay ninguna desventaja en intentar dejar el tabaco. Lo peor que puede pasar es que ahorres dinero, ganes un poco de salud y aprendas algo que te ayudará a aguantar aún más la próxima vez. Y lo mejor que puede ocurrir es que cambies tu vida para siempre, vivas más y seas una persona más sana y más feliz.

Así que, por favor, no emprendas tu intento de dejar de fumar pensando que habrás fracasado si no consigues mantenerte alejado del tabaco para siempre. Este es un concepto erróneo muy común, y está realmente equivocado. De verdad quiero que pienses en ello de una forma distinta. Debes sentirte bien por cada cigarrillo que no fumas; y si insistes, te liberarás del control que los cigarrillos ejercen sobre ti... para siempre.

En este sentido, puedes pensar en dejar de fumar en los mismos términos que cuando se busca el amor: si solo has tenido una cita, no esperarías haber encontrado a tu alma gemela. Algunas personas lo hacen, por supuesto, y les deseo lo mejor. Pero si la primera persona que conoces no te gusta, no te rendirías, ¿verdad? Seguirías buscando. Porque nunca se sabe cuándo puede aparecer la persona adecuada.

Intentar dejar de fumar es igual: el momento correcto podría estar a la vuelta de la esquina. Cada vez que lo intentas, aumentan tus posibilidades de dejarlo para siempre. No puedo prometerte el amor, pero las recompensas por dejar de fumar —una vida más sana y feliz— ¡también son bastante buenas!

 

 

La segunda parte del secreto: hacer que cada intento cuente

 

Si lo abandonas todo a la suerte e intentas dejar de fumar sin utilizar lo que, literalmente, billones de euros en investigación nos han enseñado, puede que lo consigas a la primera o que tardes un tiempo. Sin embargo, si haces uso de las décadas de investigación científica recopiladas en este libro, las pruebas nos dicen que puedes conseguirlo unas cuatro veces más rápido.

 

 

Trucar los dados

Si has jugado alguna vez al Monopoly o a cualquier otro juego que implique tirar los dados, entenderás el proceso de dejar de fumar. Cada vez que intentas dejarlo es otra tirada de dados.

Con los dados, tus posibilidades de ganar —pongamos de sacar dobles— no son peores con cada tirada de lo que lo eran con la anterior. Y si sigues tirando, tarde o temprano es probable que saques esos dobles. Eso es lo que nos dice la investigación al respecto. No importa cuántas veces lo hayas intentado en el pasado, las posibilidades de éxito duradero no disminuyen, y cuanto más sigas intentándolo, más posibilidades tendrás de lograrlo de forma permanente.

Pero... para dejar de fumar, de hecho, puedes trucar los dados a tu favor. Puedes aumentar las posibilidades que te ayuden a conseguir el éxito duradero con más celeridad. Pon el peso adecuado en los dados y los dobles llegarán mucho antes. Eso es lo que te ayudará a hacer este libro.

 

 

Con los conocimientos adecuados puedes crear tu propia suerte. Así que la segunda parte del secreto para dejar de fumar es utilizar tu propia experiencia junto con los hechos científicos que te proporciona La fórmula para dejar de fumar para aprovechar todas las posibilidades existentes cada vez que intentas dejarlo.

 

 

CÓMO FUNCIONA LA FÓRMULA PARA DEJAR DE FUMAR

 

No hay ninguna forma de dejar de fumar que le funcione a todo el mundo. Este libro te proporcionará los datos que necesitas conocer para poder decidir por ti mismo cuáles son los mejores métodos que debes poner en práctica en cada intento.

Durante el transcurso de este libro voy a contarte todas las maneras que conocemos que pueden ayudarte a dejar de fumar. Cada cosa que puede ayudarte a dejarlo es lo que yo llamo un «ingrediente». Los ingredientes hacen muchas cosas distintas, y yo te asesoraré sobre cómo combinarlos de una forma personalizada que te funcione a ti. Esta es tu fórmula para dejar de fumar.

Los ingredientes que elijas dependen en exclusiva de ti. Mi objetivo en este libro es proporcionarte toda la información que necesitas para ayudarte a escoger las mejores opciones para tu caso. Mi lema es: «Yo te guío, tú decides».

Lo que pasará es lo siguiente: en la primera parte del libro te explicaré por qué fumas realmente (que no es lo mismo que por qué crees que fumas) y cómo puedes acceder a tus reservas de motivación para que tu intento de dejar de fumar empiece con buen pie.

Luego, en la segunda parte, te hablaré de todas las cosas que puedes utilizar para aumentar tus posibilidades de éxito: desde productos de nicotina, medicamentos con receta y hablar con un asesor para dejar de fumar hasta páginas web, ejercicio físico, respiración profunda y muchas más. A continuación te enseñaré cómo mezclar estos ingredientes para crear una fórmula personal que te libre del tabaco para siempre.

Vale la pena documentarse sobre todos los ingredientes que quieres utilizar porque es muy importante elegir los correctos y asegurarse de que los empleas como es debido. A continuación te expongo un ejemplo.

Pongamos que has dejado de fumar y ahora utilizas un producto de nicotina como los chicles o las pastillas. Ahora pongamos que sientes que estás empezando a inquietarte y a estar de mal humor. Tus amigos te dicen que vuelvas a fumar porque vivir contigo se está haciendo insoportable.

No tiene por qué serlo. Estar de mal humor es un síntoma clásico del síndrome de abstinencia de la nicotina y debería quedar eliminado por completo si tu producto de nicotina te proporciona la cantidad suficiente. Sí, lo has leído bien: ese efecto secundario tan notorio y frustrante cuando se deja de fumar es innecesario y desaparecerá si utilizas los productos de nicotina como es debido. Y la mayoría de la gente no lo hace. Existen todo tipo de razones perfectamente comprensibles por las que la gente no hace uso de forma correcta de sus productos de nicotina, pero están basadas en ideas erróneas que yo puedo disipar. Este es solo un ejemplo de por qué la ayuda especializada puede resultar tan útil.

Obviamente no puedo dejar de fumar por ti; si pudiera, créeme, ¡lo haría! Tu planteamiento mental es crucial. Pero intentar no fumar no será suficiente. Tienes que comprometerte a dejarlo con una clara regla mental con límites bien definidos. Por lo general esto es bastante sencillo: «No volveré a fumarme otro cigarrillo, nunca». Pero si eso resulta demasiado abrumador, podría ser: «No voy a fumar durante las próximas cuatro semanas y a ver cómo me va después de ese tiempo». Lo más importante es fijar límites claros que no sobrepases.

Para seguir esa norma debes hacerla tuya. Tienes que pensar en tu propia identidad como la de alguien que puede que haya fumado en el pasado pero que no fumará en el futuro. A partir de ahora, no fumar es parte de quién eres.

No digo que tengas que dar el salto de inmediato una vez que decidas dejarlo. Puede que tengas que preparar el terreno: por ejemplo, decidir pedir cita con un asesor profesional para dejar de fumar.

Una vez que estés preparado para empezar, te recomiendo encarecidamente que escojas una fecha dentro de las siguientes dos semanas antes de que te arrepientas. Las investigaciones son bastante claras a este respecto: si fijas la fecha para dejarlo con más de dos semanas de antelación, tienes muchas menos probabilidades de dejarlo cuando llegue el momento.

Si aún no estás preparado del todo, no pasa nada. Cuando leas este libro aprenderás más sobre qué ingredientes poner en tu fórmula y en algún momento decidirás dar el paso. Sea cual sea tu elección, una vez que lo hayas dejado, debes ser claro: ahora mismo, hoy, no darás una sola calada a un cigarrillo.

¿Estás preparado para comprometerte? La siguiente pregunta te ayudará a saberlo:

Si pudieras tomarte una pastilla ahora mismo que hiciera que nunca más tuvieses ganas de fumar en toda tu vida, ¿la tomarías?

Si la respuesta es sí, creo que estás preparado para dejarlo. Cuando llegues a ese punto, te vendrá bien tener ayuda para sacar el máximo partido a tu compromiso, y eso es lo que voy a proporcionarte. Piensa en usar La fórmula para dejar de fumar en tres sencillos pasos:

 

23.jpg

 

 

MI HISTORIA

 

Yo una vez estuve donde estás tú ahora. Era fumador y por eso sé, tanto por experiencia personal como profesional, que dejarlo puede ser duro; pero se puede conseguir. Mi historia es bastante típica en ciertos sentidos. Lo que resulta interesante de ella no es tanto lo que pasó sino cómo las cosas podrían haber sido muy diferentes.

Antes de empezar a fumar yo era, como la mayoría de los niños, muy anticigarrillos. Mi madre era enfermera y me contaba los trágicos casos que veía cada día de gente con cáncer de garganta o de pulmón; fumar parecía una completa locura.

Todos en el colegio sabían quiénes eran los fumadores. Se olía cuando, después del descanso o el recreo, volvían a clase apestando a humo. Al reflexionar sobre ello me resulta curioso, porque iba en contra de las normas del colegio y los fumadores pensaban que los profesores no lo sabían pero, por supuesto no era así: no era necesario que pillaran a los chavales fumando, ¡solo tenían que olerlos en clase!

En cualquier caso, cuando tenía unos 16 años pasó algo. La gente que me caía bien era casi toda fumadora. Solía ir al parque cercano en los descansos a pasar el rato con ellos y charlar mientras fumaban. Luego empecé a pedirles cigarrillos. Al principio solo se trataba de algo social. Yo nunca los compraba y por eso no pensaba que fuese fumador. Después, sin ninguna razón aparente que recuerde, comencé a comprarlos. Tal vez mis amigos se hartaron de que se los gorroneara.

La marca que más compraba era John Player Special. Venían en una cajetilla negra brillante con un logotipo dorado muy elegante. Pensaba que eran muy chulos. No eran demasiado fuertes (no como los cigarrillos franceses) y sabían mejor que la marca que más les gustaba a mis amigos, Players N.º 6 (muy barata, pero ¡muy asquerosa!).

Nunca pensé que fuera un adicto, pero en un mes o dos fumaba cinco cigarrillos al día. Podía pasarme semanas sin un cigarrillo cuando me quedaba con mi padre en España, pero en cuanto volvía me ponía a fumar otra vez.

Había veces en las que de verdad sentía la necesidad de fumar. Recuerdo una vez en que no tenía ningún cigarrillo ni suficiente dinero para comprarlos; me hallaba en el andén de una estación, así que recogí unas cuantas colillas del suelo, separé el tabaco y utilicé un viejo billete de autobús que me encontré en el bolsillo para liarme un cigarrillo y fumármelo. No fue la experiencia más placentera de mi vida, pero cubrió una necesidad.

Cuando llegué a la universidad, mi tabaquismo se incrementó. Solía actuar en obras de teatro y eso significaba mucho tiempo sin hacer nada mientras esperaba para salir al escenario, así que fumaba. No era el estudiante más aplicado y pasaba muchas horas en el bar de la Asociación de Alumnos, donde perfeccioné mis técnicas de billar y futbolín y donde, de nuevo, fumaba. Es probable que en mi primer año de universidad llegara a los veinte cigarrillos al día.

Al principio, creo que nunca me propuse dejar de fumar en serio. Puede que hiciera algunos intentos desganados. Sin embargo, sí que me daba cuenta de que parecía estar afectando a mi salud. Cada vez que me resfriaba, se me iba directamente al pecho y me producía una tos que me duraba mucho tiempo.

En mi segundo año de universidad empecé a salir con alguien que no fumaba y que, de hecho, odiaba el olor a tabaco. Cuando rememoro aquellos años me doy cuenta de que era bastante egocéntrico. Si te soy sincero, nunca se me ocurrió que el hecho de que yo fumara fuera desagradable para las personas de mi alrededor.

Al final, una noche volví a casa tras un largo ensayo de una obra y después de haber estado fumando sin parar todo el tiempo, dentro y fuera del escenario. Entonces mi novia estalló y dejó claro (incluso para alguien tan insensible como yo) que realmente lo detestaba.

Decidí dejarlo. No sería tan difícil, pensé. Solo que sí lo era. No es que tuviera terribles síntomas del síndrome de abstinencia. Ni siquiera se trataba de que necesitara fumar todo el tiempo. Sencillamente era que cada vez que me encontraba en aquellas situaciones en las que solía fumar, sentía fuertes punzadas de ansia de nicotina. Se combinaban con una engañosa sensación de que no pasaría nada por fumar solo uno o dos..., y mi novia no se enteraría (¡sí, claro!).

Y continué así durante al menos unas cuantas semanas; era, o eso pensaba, un fumador secreto. Era como estar de nuevo en el colegio. Hay que reconocer el mérito de mi novia por no darme la tabarra con el tema, aunque debía de saber que seguía fumando.

La gota que colmó el vaso fue que en realidad resultaba más difícil seguir fingiendo que no fumaba que dejar de fumar del todo. Creo que de todas formas tal vez había reducido un poco la cantidad que fumaba, y tuve uno de esos momentos de cambio de mentalidad en el que pensé: «Esto es ridículo, para el caso podría dejarlo». Y eso hice.

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos