Querida incertidumbre: te lo debo todo

Hana Kanjaa

Fragmento

cap-1

 

Introducción

Este no es un manual para una vida perfecta. Y esa es la buena noticia.

Los libros de autoayuda se presentan como la solución a todos los problemas. Una vez que los termines, todo lo feo de tu vida se esfumará y tus días tendrán ese brillo reluciente que anunciaba aquel tipo calvo.

Pero la realidad es que la vida no suele cambiar después de leer las páginas de un libro. Lo que sucede, con suerte, es que extraes algunas ideas que te parecen interesantes, y solo si llevas a la práctica esas ideas y les das la oportunidad de entrar de verdad en tu mundo, ese libro tendrá algún tipo de impacto en tu vida. Porque mantener esas ideas como fuente de inspiración está muy bien, pero si no van acompañadas de acción no sirven para nada.

Para esto del cambio no existen píldoras mágicas. El cambio sucede a trompicones, combinando períodos en los que tu vida parece ir montada en un cohete hasta-el-infinito-y-más-allá, con otros en los que se pone todo patas arriba y lo único que quieres es escapar en ese mismo cohete, y otros en los que te desesperas porque no está pasando nada… aparentemente. Y es justo en esos momentos cuando tienes que seguir implementando todas las ideas que alguna vez aprendiste y que encajaban con lo que te decían las tripas, es decir, con aquello que te emocionaba.

Este libro tampoco es una historia de superación. No habla de un gran obstáculo vencido contra viento y marea y un final feliz de triunfo y reconocimiento, como si ese fuese el fin último del proceso. Porque, en realidad, aunque logremos superar un gran obstáculo, la vida siempre nos pondrá otros muchos. De hecho, creo que la vida es un gran obstáculo en sí misma: los problemas nunca desaparecen, solo se transforman.

Y es en la aventura de este viaje tan jodidamente bonito que es la vida donde está el reto: encontrar paz en la incertidumbre.

Trato de darte un montón de ideas, ayudarte a generar consciencia, que es la base fundamental en cualquier proceso de cambio, y animarte a ponerte en marcha para mejorar aquellas partes de tu vida que no funcionan como te gustaría. Y quiero hacerlo con humor, quitándole hierro y drama, e intentando cuestionar muchas de las historias que nos contaron y nos siguen contando sobre la libertad y la vida, el miedo y la felicidad. Historias que nos hemos creído a pies juntillas y que nos mantienen en un estado permanente de frustración o, peor aún, en ese limbo de vida en el que nunca pasa nada ni demasiado bueno ni demasiado malo.

Así que empezaremos con un trabajo de toma de consciencia y autoconocimiento, y luego iremos profundizando e implementando. Si eres de los que no suelen terminar de leer ningún libro, te recomiendo que no abandones la lectura de este porque, página tras página, se va poniendo cada vez más interesante.

Lo he dividido en cuatro partes, cada una de las cuales se compone de varios capítulos y un testimonio de mi historia personal. Son relatos cronológicos y, aunque podrías leerlos todos seguidos, te recomiendo que sigas el orden establecido.

Como no soy psicóloga, estas páginas combinan reflexiones e ideas propias y ajenas, que son fruto de todo lo que he ido aprendiendo por el camino, de mi experiencia personal.

Y unos últimos apuntes:

• A veces utilizo el masculino genérico, pero otras veces huyo de él, porque soy mujer y porque el noventa por ciento de las personas con las que trabajo son mujeres. Si eres hombre, por favor, no te sientas excluido.

• Al final de cada parte, encontrarás una infografía con las ideas y los mensajes claves de cada uno de los capítulos. Porque una imagen vale más que mil palabras y no hay mejor forma de asimilar y retener la información que utilizando recursos de pensamiento visual. Encontrarás el original de cada una de estas infografías en el siguiente dominio: <www.hanakanjaa.com/queridaincertidumbre>.

• El hashtag #queridaincertidumbre te permite compartir estas infografías y plantearme comentarios o preguntas sobre este libro. Estaré encantada de leerlos y conectar contigo.

Deseo que pases un buen rato leyendo Querida incertidumbre: te lo debo todo. Las personas con las que trabajo y que han confiado en mí durante todo este tiempo me dicen que resulto muy cercana. Espero que tú tengas la misma sensación.

cap-5

I

Lo que nadie nos contó

sobre la vida

cap-2

 

 

Érase una vez una niña pobre

que soñaba con ser yuppie

Aquel váter público estaba inmundo, pero me daba igual. Acababa de darme un atracón y tenía que vomitar toda aquella comida, porque la sensación de tener la tripa a punto de explotar era la prueba incontestable de mi total y absoluto fracaso como persona.

Lo necesitaba y en esos momentos no había nada más.

Un váter y yo, en modo zombi, con mi sistema digestivo colapsado y el sistema nervioso prácticamente anestesiado. Tan anestesiado que, aunque estaba viviendo un auténtico infierno, ni siquiera podía llorar.

Llorar suponía darle la razón a mi enfermedad. Llorar suponía aceptar que tenía un problema y me estaba jodiendo la vida.

Tenía que vomitar, y creo que si alguien hubiese intentado impedírmelo, le habría agredido o me habría venido abajo.

Había leído que cuando eres adicto a las drogas, al alcohol, a las compras, al trabajo, al móvil o al sexo, el proceso es el mismo. Al principio crees que lo haces para no pensar, pero si algo tienes cuando te atrapa una adicción es un exceso de pensamientos. La cabeza te va a mil, no para, no descansa. Es como si tuvieses un atasco de miles de coches haciendo sonar sus bocinas a la vez en cada neurona. Pensamientos, ideas, recuerdos, imágenes. Inconexos, contradictorios. Tantos que a veces te gustaría que te arrancasen la cabeza de cuajo solo para poder… descansar.

No. Yo no me dejaba la vida en los retretes para no pensar. Lo hacía para no sentir.

A punto de cumplir treinta años, estaba soltera, vivía en un piso compartido, tenía un trabajo mediocre, vomitaba varias veces al día, mi autoestima estaba destruida, y con un sinfín de pésimos hábitos conseguía ahogar las pocas alegrías que me quedaban.

Cuando caes tan bajo es difícil ver la salida.

Uno no acaba así de la noche a la mañana, así que a veces me preguntaba en qué momento mi vida se había ido al carajo por completo. Yo, que había sido tan buena estudiante; yo, que había hecho tantos planes para mi vida; yo, que tenía un futuro tan prometedor.

Pero el futuro ya estaba aquí, y era demoledor.

Mierda. Al final mi padre iba a tener razón.

Nací en

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos