El 28 de marzo de 1941, Virginia Woolf se quitó la vida adentrándose en el río Ouse cerca de su casa de campo en Rodmell. Pocos meses antes, ella y su marido habían abandonado Londres, ya asediada por los brutales bombardeos nazis y la amenaza de una invasión a la isla. En «La muerte de Virginia» (Lumen), Leonard Woolf revisita aquellos meses previos en los que su esposa se mostraba alegre, serena y en un estado de premonitoria quietud y contemplación imperturbable de la muerte como algo extraordinariamente cercano y real.