Franco y el Imperio Japonés

Florentino Rodao García

Fragmento

Índice

Índice

Franco y el imperio japonés

Prólogo

Introducción

Agradecimientos

Abreviaturas

1. Lo distinto y lo distante

1. Reacciones ante lo diferente

2. Los contactos históricos

2. Expectativa de un orden nuevo

1. Un nuevo objetivo para los viejos aliados

2. Japón y la relación exterior de la posguerra

3. El ataque a la URSS y Japón

4. Consecuencias duraderas

3. Colaboración en Asia Oriental

1. La distante Manchuria

2. El gobierno de Wang Jingwei

3. Los españoles y el Ejército japonés en China

4. La Tailandia projaponesa

5. Ambiciones en Filipinas

6. El difícil olvido

4. Victorias de Japón

1. El resplandor de Pearl Harbor

2. Un «japonismo» más antinorteamericano

3. España ante la mundialización de la guerra

4. Ayuda a la victoria

5. La desconfianza

6. Caída de Serrano Suñer

5. La amistad embarazosa

1. Nuevo ministro, nuevo contexto

2. La colaboración continúa

3. Españoles bajo un Japón en guerra

4. Vuelta a las imágenes tradicionales

6. Las imposibles negociaciones

1. Un cambio de tendencia

2. La preferencia por las Filipinas ante China

3. El Incidente Laurel

4. La tensión se hace pública

5. Las incertidumbres de Jordana

7. Japón y la posguerra española

1. Una nueva postura hacia Japón

2. Masacre en Manila

3. La ruptura paulatina

4. Los entresijos de una posible guerra

5. Últimas relaciones

Conclusión

Fuentes documentales y bibiliografía

Notas

Biografía

Créditos

Acerca de Random House Mondadori

A los culés madrileños y a los aficionados taurinos catalanes.

A Amateresa.

Prólogo

PRÓLOGO

La singular posición del régimen de Franco durante la Segunda Guerra Mundial ha atraído la atención de los historiadores. Siendo «no-beligerante» durante una buena parte de la guerra y no ciertamente neutral, el gobierno de Franco era, en palabras de Javier Tusell, «mucho más del Eje que fue Finlandia», aun cuando este último país entró oficialmente en guerra en el frente oriental.

La Segunda Guerra Mundial ha constituido un período importante y difícil en la historia de España, el último en el que la tradicional «ideología española» católico-derechista motivó poderosamente las relaciones exteriores del país y el concepto oficial del lugar de España en la Historia. Este fue, por supuesto, comprometido y complicado por el carácter ideológicamente fascista del partido del Estado franquista y por la pronunciada inclinación del régimen hacia el Eje, aunque la forma en que Madrid percibía el «Orden Nuevo» en Europa era mucho más semejante a una restauración tradicionalista que la de los líderes en Berlín o Roma. El régimen español aspiraba a una posición de preeminencia cultural e ideológica en Hispanoamérica y a la ocupación imperial de una buena parte del África noroccidental. Sus activistas más ambiciosos deseaban incluso ir más allá.

La ambición española, impulsada por una ideología peculiarmente híbrida de neotradicionalismo y fascismo, escaló rápidamente en 1940 siguiendo los éxitos del esfuerzo de guerra alemán, y por razones similares empezó a declinar desde una fecha tan temprana como 1942, y más aún durante la segunda mitad de la guerra, hasta que desapareció por completo. Breves como fueron, estas ambiciones representarían la última encarnación histórica del expansionismo español, aunque no se logró nada en concreto más allá de la ocupación temporal de Tánger.

La bibliografía sobre la política española durante estos años se ha enfocado principalmente en Europa y, de forma secundaria, en el continente americano. Buena parte de ella se ha preocupado por las relaciones con el Eje, pero ha ignorado el otro gran escenario de la Segunda Guerra Mundial: el Pacífico occidental y Asia oriental. Es cierto que las dos mitades del conflicto se desarrollaron de forma separada en su mayor parte, siendo las fuerzas angloamericanas las únicas que estuvieron implicadas ampliamente en ambas áreas de conflicto. Alemania e Italia, por ejemplo, no colaboraron con Japón de forma significativa alguna, lo que tiene relación con el escaso interés de los historiadores por las relaciones entre Europa Occidental y el Asia Oriental durante este período, una despreocupación solamente acentuada por la ignorancia general de las lenguas asiáticas entre los académicos europeos.

El nuevo trabajo de Florentino Rodao colma, por tanto, una laguna importante en la historiografía de España durante la Segunda Guerra Mundial, y es una tarea para la que él está extraordinariamente preparado gracias a sus amplios conocimientos en estudios japoneses y el conocimiento efectivo de su lengua. Es, de hecho, uno de los trabajos más ampliamente investigados y documentados llevados a cabo sobre aspecto alguno de la política española durante estos años, habiendo recogido datos de Estados Unidos, de otros países europeos, así como de España y Japón.

Aunque las relaciones españolas con Japón no eran tan importantes como las que tuvo con otras primeras potencias occidentales, tienen, junto con las de Portugal, una más larga historia que las de cualquier otro país europeo. Además, España había tenido un interés importante en los asuntos del Asia Oriental durante más de tres siglos, y el legado de su prolongado gobierno sobre las Filipinas mantuvo una cierta importancia durante la primera mitad del siglo XX. España también fue la primera potencia occidental en sentir sus intereses amenazados por las primeras etapas del expansionismo japonés a fines del siglo XIX.

A la inversa, como resultado de su rápida transformación y sus nuevos logros, Japón había adquirido hacia comienzos de

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