Vivir poco y llorando (Flash Poesía)

Rafael Alberti

Fragmento

vivir

SUEÑO DEL MARINERO

Yo, marinero, en la ribera mía,

posada sobre un cano y dulce río

que da su brazo a un mar de Andalucía,

sueño en ser almirante de navío,

para partir el lomo de los mares,

al sol ardiente y a la luna fría.

¡Oh los yelos del sur! ¡Oh las polares

islas del norte! ¡Blanca primavera,

desnuda y yerta sobre los glaciares,

cuerpo de roca y alma de vidriera!

¡Oh estío tropical, rojo, abrasado,

bajo el plumero azul de la palmera!

Mi sueño, por el mar condecorado,

va sobre su bajel, firme, seguro,

de una verde sirena enamorado,

concha del agua allá en su seno oscuro.

¡Arrójame a las ondas, marinero:

–Sirenita del mar, yo te conjuro!

¡Sal de tu gruta, que adorarte quiero,

sal de tu gruta, virgen sembradora,

a sembrarme en el pecho tu lucero!

Ya está flotando el cuerpo de la aurora

en la bandeja azul del océano

y la cara del cielo se colora

de carmín. Deja el vidrio de tu mano

disuelto en la alba urna de mi frente,

alga de nácar, cantadora en vano

bajo el verjel azul de la corriente.

¡Gélidos desposorios submarinos,

con el ángel barquero del relente

y la luna del agua por padrinos!

El mar, la tierra, el aire, mi sirena,

surcaré atado a los cabellos finos

y verdes de tu álgida melena.

Mis gallardetes blancos enarbola,

¡oh marinero!, ante la aurora llena

¡y ruede por el mar tu caracola!

vivir-1

A ROSA DE ALBERTI,

QUE TOCABA, PENSATIVA, EL ARPA

(Siglo XIX)

Rosa de Alberti allá en el rodapié

del mirador del cielo se entreabría,

pulsadora del aire y prima mía,

al cuello un lazo blanco de moaré.

El barandal del arpa, desde el pie

hasta el bucle en la nieve, la cubría.

Enredando sus cuerdas, florecía

–alga en hilos– la mano que se fue.

Llena de suavidades y carmines,

fanal de ensueño, vaga y voladora,

voló hacia los más altos miradores.

¡Miradla Querubín de querubines,

del vergel de los aires pulsadora,

Pensativa de Alberti entre las flores!

vivir-2

EL HERIDO

A Ita

–Dame tu pañuelo, hermana,

que vengo muy mal herido.

–Dime qué pañuelo quieres,

si el rosa o color de olivo.

–Quiero un pañuelo bordado,

que tenga en sus cuatro picos

tu corazón dibujado.

vivir-3

SALINERO

… Y ya estarán los esteros

rezumando azul de mar.

¡Dejadme ser, salineros,

granito del salinar!

¡Qué bien, a la madrugada,

correr en las vagonetas

llenas de nieve salada,

hacia las blancas casetas!

¡Dejo de ser marinero,

madre, por ser salinero!

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