La caza

M. A. Bennett

Fragmento

CAPÍTULO 1

Creo que es posible que sea una asesina.

Aunque, como no tenía intención de matar, supongo que fue un homicidio involuntario; así pues, en jerga técnica, sería una «homicida involuntaria», pero no creo que eso exista. Cuando me concedieron la beca para STAGS1 antigua directora me dijo: «Serás la alumna más lista de ese colegio, Greer MacDonald». Puede que lo sea, puede que no. Pero sí soy lo bastante inteligente para saber que el concepto de homicida involuntaria no existe.

Debería dejar claro, antes de que pierdas toda simpatía hacia mí, que no maté con mis propias manos. Éramos unos cuantos. Yo ayudé a causar una muerte, pero no lo hice sola. Soy una asesina al estilo de los cazadores de zorros: todos y cada uno de ellos son responsables de la muerte del zorro, a pesar de que cazan en manada. Nunca se sabe qué perro fue el que hizo pedazos a la presa, pero todos los perros, y todos esos jinetes vestidos con elegantes chaquetas rojas, forman parte de ello.

Acabo de delatarme. ¿Te has dado cuenta? Las chaquetas, las chaquetas que los pijos se ponen para la caza del zorro, son de color escarlata, no rojas. Y los perros no son perros, son sabuesos.

Cada vez que abro la boca me delato; Greer MacDonald, la Chica Que No Encaja. Veréis, es por mi acento del norte. Nací y me crié en Manchester y, hasta este verano, iba al instituto público Bewley Park. En esos dos lugares encajaba sin problema. Cuando conseguí la beca para STAGS, dejé de encajar.

Debería hablarte un poco de STAGS, porque ahora soy consciente de lo relacionado que está el colegio con el asesinato. STAGS son las siglas de Colegio San Aidan el Grande y es, en sentido literal, la institución académica más antigua de Inglaterra. Ni uno solo de los edificios de mi antiguo instituto, Bewley Park, se había construido antes de 1980. La parte más antigua de STAGS, la capilla, se construyó en el año 683 y está cubierta de frescos. ¡Frescos! Bewley Park estaba cubierto de grafitis.

STAGS fue fundado en el siglo VII por el mismo señor que le da nombre, es decir, por san Aidan el Grande. Antes de que la iglesia decidiera que era Grande, no era más que un viejo monje normal y corriente que vagaba por el norte de Inglaterra predicando el cristianismo a todo aquel que lo escuchara. Luego, cabe suponer que para poder dejar de merodear de un sitio a otro, fundó una escuela donde predicar el cristianismo a sus alumnos. Tal vez hayas dado por hecho que lo convirtieron en santo por tanto evangelizar a las gentes, pero al parecer las cosas no funcionan así. Para convertirte en santo tienes que obrar un milagro. El milagro de Aidan fue salvar a un ciervo de ser cazado tornándolo invisible. Así que el ciervo se convirtió en el emblema de Aidan, y también en el del colegio. Cuando recibí la carta en la que me convocaban para una entrevista, los cuernos del ciervo fueron lo primero que me llamó la atención; estaban en la parte superior de la carta, como dos lagrimitas negras y dentadas sobre el papel.

La primera vez que vi el Colegio San Aidan El Grande fue cuando acudí a la entrevista. Era uno de esos días soleados de mediados de invierno, de relucientes campos escarchados y sombras largas y tenues. Papá y yo atravesamos las verjas y, montados en su Mini Cooper de diez años de antigüedad, recorrimos el largo camino de entrada, rodeado de exuberantes terrenos verdes. Al final del camino, nos bajamos del Mini y nos quedamos contemplando todo aquello, boquiabiertos. Habíamos visto paisajes impresionantes durante el largo viaje desde Yorkshire hasta Northumberland, pero aquel era el mejor de todos. Era una casa solariega medieval, preciosa y enorme, con una especie de foso y un pequeño puente que conducía a la entrada. No se parecía en absoluto al cuartel general de un culto inquietante, que es lo que en realidad es. La única pista, si la hubiera estado buscando, podría haber sido el par de cuernos situados sobre la inmensa puerta.

Otro país —dije con nerviosismo.

Mi padre no asintió ni murmuró.

—Y que lo digas. —Y añadió—. O If.

Papá es operador de cámara especializado en naturaleza y adora las películas de todo tipo, no solo los documentales en que suele trabajar. Vemos un montón de películas juntos, desde oscuros largometrajes subtitulados hasta los taquillazos más recientes y estúpidos. De hecho me pusieron este nombre en honor a Greer Garson, una estrella de la época del cine en blanco y negro. Cuando mi padre está de viaje o tiene un rodaje nocturno, veo películas sola para intentar compensar los treinta años de ventaja que me lleva él. Hemos inventado un juego: cuando algo que vemos nos recuerda a una película, decimos el título en voz alta y el otro tiene que nombrar otra peli sobre el mismo tema. En ese momento estábamos con películas en las que aparecen colegios privados.

—Y Cero en conducta.

Oh là là, una película francesa. Esto se pone serio. —Me estrujé los sesos—. Harry Potter, de la uno a la ocho —dije un poco titubeante—. Eso son ocho puntos.

Por supuesto, mi padre captó el nerviosismo en mi voz. Conoce tantas películas que podría haberme ganado sin problema, pero debió de decidir que aquel no era el día.

—De acuerdo —cedió esbozando su habitual sonrisa de medio lado—, tú ganas. —Levantó la vista hacia la imponente entrada y los cuernos que había encima de la puerta—. Acabemos con esto de una vez.

Y eso hicimos. Me presenté a la entrevista, hice el examen, me admitieron. Y ocho meses más tarde, al comienzo del trimestre de otoño, franqueé la entrada del colegio, bajo los cuernos, como estudiante de bachillerato.

No tardé en descubrir que las cornamentas, como no podía ser de otra manera, son algo muy importante en STAGS. Los cuernos sobresalen de todas las paredes. En el emblema del colegio también aparece un ciervo, con el lema «Festina Lente» bordado debajo. (No, yo tampoco lo sabía; es latín, y significa «Apresúrate despacio».) En la capilla, los frescos de los que he hablado antes muestran escenas de la «milagrosa» caza del ciervo, cuando san Aidan lo volvió invisible. En esa misma capilla hay, además, una vidriera realmente antigua en la que Aidan aparece levantando un dedo ante el rostro de un ciervo de aspecto inquieto, como si intentara silenciarlo. He pasado bastante tiempo contemplando esos frescos y esa vidriera porque tenemos que ir a la capilla todas las mañanas, lo que resulta bastante aburrido.

Aparte de ser aburrida, en la capilla hace un frío horrible. Es el único momento en que me alegro de llevar el uniforme de STAGS. El uniforme está compuesto por un abrigo de fieltro grueso, estilo Tudor, negro y largo hasta las rodillas, con botones dorados en la parte delantera. Llevamos un alzacuellos blanco y, a la altura de la cintura, un cinturón fi

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