Dispuesta a enamorarte (Shakespeare y Edimburgo 3)

Laimie Scott

Fragmento

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Prólogo

Edimburgo, a dos semanas del comienzo del festival de artes

—Stuart, ¿te ha llegado toda la información sobre la obra de teatro que patrocina la universidad? ¿Lo tienes todo claro? —Megan le hizo las preguntas nada más encontrárselo en el pasillo del departamento de la facultad.

Este iba absorto en la lectura de un cuadernillo y no se dio cuenta de que alguien lo había abordado, dirigiéndose a él, hasta que la persona estuvo a su lado.

—Sí —respondió de manera escueta y firme, centrando su atención en ella.

—Bien. No sé si tienes alguna cuestión al respecto. Supongo que todo está claro en el dossier que te remití. Y que tu presencia es más testimonial que otra cosa. No te preocupes por nada.

—Demasiado bien. Sí, lo sé. Que haya alguien de la facultad justificando la colaboración de esta en la colaboración con la compañía teatral. No tendría sentido que fuera a corregir a los actores en su interpretación de la obra —le resumió con una sonrisa muy significativa.

—En ese caso… —Megan entornó la mirada hacia su colega y amigo, como si esperara que añadiera algo más.

Stuart se detuvo, miró de manera fija a Megan y resopló.

—He visto que Amy representa el papel de Julieta.

Megan apretó los labios.

—Pensé que ya lo sabías.

—No he vuelto a saber nada de ella desde hace más de seis meses, si te soy sincero.

—Vaya… —Megan cogió aire para enfrentarse al mal trago que Stuart estaba pasando—. ¿Quieres tomar un café?

Stuart resopló.

—Iba a hacerlo cuando me has encontrado.

—En ese caso…

Minutos más tarde ambos permanecían sentados uno frente al otro en un café cercano al campus. Stuart sostenía su taza mirando por la ventana a la gente que caminaba por la calle. Apretó los labios y esbozó una sonrisa irónica.

—Es curioso que todo esto me esté sucediendo a mí.

—¿Te refieres a la vuelta de Amy? —le preguntó Megan con cautela, entornando su mirada y contemplando a Stuart asentir y dejar la taza sobre el plato.

—A todo este cúmulo de casualidades. Más de un año sin saber de ella y de repente regresa con la obra de Romeo y Julieta para el festival de agosto. Y en la que la facultad colabora.

—Pensé que seguíais en contacto pese a todo. Pero intuyo que estoy en un error.

Él fijó su atención en sus manos entrelazadas sobre la mesa.

—Lo perdimos hace meses, como te decía antes. La falta de interés, de tiempo, de ganas… No lo sé. Sin pararte a pensarlo, un día dejas de llamarte por teléfono, de enviarte correos para preguntar cómo te van las cosas… hasta que llega el día en que ni te acuerdas de esa persona porque sigues con tu vida. Cada uno lo hizo. En mi caso, continúo en la docencia, y en el suyo, el teatro.

Stuart se encogió de hombros sin saber qué respuesta podía valer en esa situación.

—La rutina.

—Un día te das cuenta de que esa parte de tu vida se ha marchado y te haces a la idea de que no va a regresar. Y te planteas otras opciones.

Megan apretó los labios y abrió sus ojos como platos, como queriendo hacerle ver a Stuart lo equivocado que estaba en ese instante.

—Pues mira tú por dónde Amy regresa a Edimburgo como actriz principal de la tragedia de Shakespeare.

—Todo un acontecimiento.

—Stuart, tienes que ser objetivo en todo momento y tratar de no dejarte llevar por lo que sientas por Amy. O bien, si has pasado página… —Megan posó su mano en el antebrazo de él y lo miró a los ojos. Había una mezcla de rabia y añoranza.

—No tienes de qué preocuparte con respecto al trabajo. Me habéis nombrado para que represente a la universidad y no voy a desaprovechar esa oportunidad. Aunque sea algo testimonial. En cuanto a lo que pueda llegar a sentir por ella al volver a verla, tampoco tienes de qué preocuparte.

—Si he pensado en ti, es porque eres un experto en esa obra. No en vano fue tu doctorado.

—Sí, La tragedia de Romeo y Julieta.

—Y en cuanto a Amy…

—Eso es agua pasada, Megan. Ya te lo he dicho.

—¿Vas a decirme que no sientes nada por ella después de todo? ¿Que no queda una pizca de cariño dentro de ti? ¡Pasasteis juntos mucho tiempo! Todos os veíamos como la pareja ideal.

—Desconocía que dijerais eso a nuestras espaldas.

Stuart contempló a su colega y amiga. Sonrió al tiempo que sacudía la cabeza. La vuelta de Amy no parecía afectarle como él había pensado. No quería dejarse llevar por los comentarios de Megan.

—¿No irás a quedarte como Romeo cuando ve a Julieta por primera vez? —le comentó arqueando su ceja con toda intención.

Stuart sonrió ante ese comentario.

—Hace mucho que no nos vemos y no puedo asegurarte cómo reaccionaré. El tiempo cambia a las personas. Si te digo que nuestro trato será cordial. No voy a reprocharle que lo haya dejado todo aquí para aprovechar su oportunidad en el teatro.

—No pensé que Amy estuviera dispuesta a arriesgarlo todo por el teatro.

—Al menos le queda la plaza de profesora. Su excedencia no ha terminado todavía. Incluso puede renovarla. De manera que no lo ha perdido todo.

Megan asintió en silencio. Dedujo, por el comentario de Stuart, que su plaza de profesora era tal vez lo único que le quedaba a ella.

—No creo que lo haga si la obra ha tenido tanto éxito y la compañía cuenta con ella.

Stuart torció el gesto con desgana.

—No puedes asegurarlo. Creí que la conocía después del tiempo que estuvimos juntos… —La mirada de él se quedó perdida en el vacío durante unos segundos, mientras imágenes de aquellos días en compañía de Amy pasaban por su mente como un flash.

—¿No estarás pensando echarte atrás en lo referente a la obra de teatro?

—Por nada del mundo. Vamos, Megan, ¿no estarás pensando que voy a renunciar a estas alturas solo porque Amy regresa a Edimburgo por unos días? —Stuart parecía sorprendido por que su amiga pudiera llegar a pensar en eso.

—No, porque siempre te he considerado un profesional en tu trabajo. Y soy consciente de que podrás aleccionar al director en todo lo que pueda necesitar.

—De todas formas, no creo que me necesiten mucho. La obra lleva representándose todo el año.

—Sí, pero en este caso es una colaboración en la universidad, el festival y la compañía teatral… No olvides que fueron los miembros de la organización los que sugirieron que hubiera alguien experto en Shakespeare echando un vistazo.

—Podías haber sido tú, Megan.

—Ya, pero yo tengo otros menesteres, como planificar algunos seminarios para el curso que comenzará en breve —le dejó claro con un gesto serio que ni ella misma se creyó. Lo cierto era que había pensado que todo aquello podía ser una buena oportunidad para que Amy y él volvieran a verse. Pero dada la manera de hablar de Stuart sobre el tema y otros asuntos que ella conocía…

—Entiendo.

—Tampoco te pedimos que estés supervisando la obra, pero sí que estés en los ensayos y que todo se desarrolle en perfectas condiciones.

—Sí, sí. No tengo inconveniente. ¿Cuándo llega la compañía?

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