Introducción
Seguramente no puedes olvidar a uno de los niños más especiales de tu realidad, ese niño que siempre ha permanecido en tu interior. A lo largo de nuestra vida, pensamos en él muchas veces. En ocasiones —por lo general cuando más felices nos sentimos—, ese ser aflora y volvemos a ser niños. Pero muchas otras lo escondemos porque considerándonos adultos creemos que hay que dejarse de tonterías y madurar.
Si intentas pensar en ese niño probablemente descubrirás carencias emocionales, temores excesivos o falta de afecto, realidades que te han hecho ser quien eres y comportarte como lo haces. La niñez te marcó en gran medida, como también lo hizo en mi caso o en el de cualquier persona que conozcas.
Esas bases de tu pasado, que conformaron tu personalidad y tu esquema de vida, tal vez sean la mejor herramienta con que cuentas para abordar los problemas que plantea la existencia. Sin embargo, si echas la vista atrás, es probable que descubras que tus padres o educadores pudieron haber hecho las cosas mejor y que te transmitieron muchos de sus miedos y carencias. No es difícil llegar a la conclusión de que, si no hubieran cometido errores, seguramente serías una persona más fuerte y consciente.
No soy padre, pero soy y siempre seré hijo, y puedo reconocer esta realidad vital que nos impulsa a pensar: «¿Y si mis padres hubieran tenido más en cuenta las emociones? ¿Y si hubieran entendido mejor cómo funcionaba yo de niño, cuáles eran los mecanismos básicos de mi cerebro, mis miedos y necesidades?».
Pero no es momento de lamentarse y, así como podemos reconocer esta realidad, también deberíamos entender que ninguno de ellos era consciente de todo esto y que seguramente a ellos les ocurrió lo mismo.
Por fortuna tienes una vida ante ti, una en la que aún puedes cambiar todo lo que necesites mejorar. Esa posibilidad es real, aunque resulta mucho más complicado hacerlo ahora, de adultos, que cuando éramos niños.
En esta necesidad de mejora que te asalta a diario seguramente existe una realidad que sí puedes cambiar, una vida mucho más moldeable debido a la edad, una existencia tan importante o más que la tuya, la de tu hijo, y ese es el motivo por el que estás leyendo estas páginas...
No nacemos con un manual bajo el brazo, en un principio no comprendemos cómo funcionan las emociones o cuál es la mejor manera de gestionarlas, pero por fortuna hoy existe muchísima más información que antes, algo que puede ayudarnos a actuar mejor.
Movido por este interés y con el ánimo de ayudar a hermanos, amigos y muchos otros padres a comprenderlo mejor, un día pensé en crear este libro e indagar en profundidad en la mente, temores y necesidades de los más pequeños.
A lo largo de los últimos años, muchos adultos me han comunicado las dificultades a las que se enfrentaban en la educación de sus hijos respecto a estos temas. La importancia de estos asuntos no permite pasarlos por alto, ya que problemas como la ansiedad y la baja autoestima tienen una relación directa con la capacidad de sentirnos seguros y creer en nuestras propias capacidades.
Estas bases se establecen durante la infancia y dependen en gran medida del modo en que nuestros padres o tutores nos educan. Si de pequeños nos sentimos desprotegidos o inseguros, nuestro estrés, temores y autoestima se verán muy afectados, y esta situación no solo nos afectará de niños, sino durante toda nuestra vida. Por este motivo, muchas personas sufren durante toda la vida mucho más de lo que deberían. ¿Y si tan solo los padres se pararan a pensar que la infancia es el periodo en que el cerebro es más moldeable? ¿Y si comprendiesen que es la etapa en la que se crean los fundamentos de nuestras creencias y autoestima? ¿Y si supieran cómo tocar las teclas que pueden crear hijos más valientes y seguros de sí mismos?
Si nos ponemos a pensar en cómo somos ahora y en cómo nos gustaría ser, seguramente todos estaríamos de acuerdo en que nuestra actual versión podría ser mejor. ¿Cuántas veces nos arrepentimos por no haber tenido más coraje? ¿Cuántas otras por no haber probado una experiencia determinada o haber confiado más en nosotros mismos? ¿Cómo fue nuestra falta de autoestima la causante de no haberlo siquiera intentado?
Está demostrado que cualquier persona puede cambiar y mejorar su realidad, pero también está estudiado que una vez que nos hacemos adultos cualquier cambio cuesta muchísimo más. Una transformación que es mucho más rápida y sencilla de niños.
Ese es el tema de este libro. Una aventura en la que espero ayudarte a comprender que para ser mejor padre basta con tener en cuenta algunos detalles en los que vamos a profundizar.
Todos aceptamos que, en un pasado reciente, las emociones eran un tema tabú. Estaba mal visto tratarlas y se consideraba que para ser una persona fuerte había que evitar hacer demasiado caso a las emociones. Tener problemas se consideraba de débiles y era tan poca la información que se tenía sobre el aspecto emocional, que se creía que atacar los problemas de raíz y sin tacto era siempre la mejor opción. Esas sociedades produjeron generaciones de analfabetos emocionales, personas con tan poca consciencia, conocimiento y experiencia que no hacían sino aumentar y perpetuar sus trastornos y dificultades emocionales.
Por fortuna, muchas de estas cuestiones están cambiando y en la actualidad se reconoce la importancia de trabajar el autoconocimiento y autocuidado. Esta nueva visión se ha obtenido gracias a la información y las estadísticas de que disponemos para comprender a fondo cómo afectan a las personas este tipo de situaciones y cuáles son las mejores herramientas para gestionarlas.
Sería absurdo considerar que soy capaz de crear ese manual mágico que todos habríamos querido que nuestros padres tuviesen para hacer de nuestra vida una mucho más feliz. No es mi intención conseguir lo imposible, pero me encantaría crear al menos un pequeño capítulo de ese utópico manual para la vida que a todos nos gustaría poder leer. Un capítulo que abordase detalladamente los miedos, el estrés y la ansiedad en niños y adolescentes, y que nos ayudase a entender cómo funciona su cerebro según sus etapas para hallar la mejor manera de educarlos.
Por todo ello, si consigo facilitarte la tarea de mejorar el modo en que educas a tus hijos para hacerlos más conscientes y valientes, se habrá cumplido el objetivo de este libro.
Para ayudarte a mejorar la vida de tus hijos, me gustaría que empezases por tener en cuenta dos ideas fundamentales:
• La primera es reconocer que todos los padres tenéis una capacidad única y extraordinaria, la de ayudar a que vuestros hijos se conviertan en una de las mejores versiones de sí mismos. Personas con mayor autoestima, con más y mejores valores, ilusiones y valentía. Partiendo de esta base, tu misión debe ser únicamente esta: intentar mejorar el modo en que se desarrolla tu hijo a través de la mejor comunicación
• La segunda es tener en cuenta que el cerebro del niño no es como el de un adulto, no piensa ni siente como el tuyo. Es un cerebro mucho más moldeable y está en constante evolución. Esta capacidad de transformación no solo es una puerta abierta para mejorar vuestra comunicación, sino que también supone una oportunidad para implementar la mejora que él o ella pueden necesitar. Esto te ayudará a tratar sus problemas de ansiedad, estrés o autoestima, un progreso que, a su vez, debido a esta característica del cerebro infantil, se puede conseguir de manera más sencilla.
Partiré de unas bases que puedan ayudarte a comprender cómo funciona la mente de tu hijo y cómo puedes comunicar con él de la mejor manera para ayudarlo a ser feliz, a superar sus problemas y a desarrollar herramientas para la vida con las que siempre pueda contar para hacer frente a sus dificultades, como el trastorno de ansiedad.
Entraremos también con detalle en los miedos, el estrés y la ansiedad, y cómo estos factores afectan a niños y adolescentes, para descubrir no solo las principales causas, sino sobre todo los mejores remedios.
Siéntete orgulloso u orgullosa por haber dado el paso de intentar ayudar a tu hijo. Puedes estar seguro de que este es el mejor momento para conseguirlo.
La mejor manera de sacar provecho de este libro
Pensando en que este es un libro de autoayuda, un manual que como bien indica su definición intenta brindarte ayuda, concretamente apoyo en la educación de los hijos, para conseguirlo, he pensado resumirte cómo puedes sacar el mayor provecho de esta lectura y explicarte cuáles serán los puntos que te harán el camino más fácil:
1. Mantente positivo. Siempre que te dispongas a leer este libro, intenta ver el vaso medio lleno. Cuando la vida te dé razones para llorar, no hay mejor respuesta que demostrarle que existen muchas otras para disfrutar. Para conseguirlo y aceptar la situación que está viviendo tu hijo, piensa que es mucho más común de lo que crees, réstale peso e intenta fijarte en las cosas positivas de pasar por ello. Eso os permitirá observar el problema de una manera positiva, una nueva perspectiva que marcará la diferencia. Recuerda que estos años son mágicos y hermosos, una niñez —la de tu hijo— que un día pasará. Por eso intenta sonreír y disfrutar de esta época, que en el futuro seguramente recordarás como una de las mejores etapas de vuestra vida.
2. Lee este libro de principio a fin marcando y subrayando la información que te resulte más pertinente. Te aconsejo que cuando profundicemos en los diversos temas, subrayes o releas la información las veces que consideres oportunas, ya que, si consigues que alguna de estas ideas se grabe en tu mente, se convertirán en tus mejores herramientas para la educación de tus hijos. De esta manera podrás relativizar sus fobias y reacciones exageradas, quitarles importancia y, sobre todo, entenderlas mejor.
3. Utiliza un diario. El proceso será mucho más fácil si usas un cuaderno en el que apuntes lo que estás aprendiendo y los cambios y mejoras que aprecias en tu hijo. Si tu hijo es adolescente, aconsejo que él haga lo mismo y que lea también este libro para entender mejor no solo cómo funciona la ansiedad, sino sobre todo cómo funciona él o ella y cuál o cuáles son sus mejores remedios.
4. Para mejorar la situación, tu hijo deberá actuar. Es importante que se exponga a sus miedos poco a poco. En estas páginas te ayudaré a entenderlo todo mucho mejor para que esta tarea le sea más fácil. Si ves que tu hijo sufre un problema o trastorno complicado, te recomiendo que consultes con un experto para superarlo antes y mejor. En ese caso, este libro puede convertirse en una de vuestras mejores herramientas para acompañar en la terapia.
5. Sed el mejor equipo. El mejor consejo que puedo darte, tanto si tratas de educar a tu hijo emocionalmente como si vais a trabajar juntos para superar un problema como este, es que os apoyéis mutuamente y sepáis comunicar de la mejor manera, para ganar en calma y confianza, y poder sentir juntos el cambio.
Como padre, muchas veces intentarás afrontar los problemas de tus hijos y buscarás excusas o atajos que puedan evitarles —o te eviten a ti— dolores y sufrimiento. Sin embargo, tarde o temprano te darás cuenta de que de esta manera estás educando desde el miedo y no desde la valentía. Por mucho que intentes evitar que vivan momentos complicados, ellos también caerán y sufrirán, también se sentirán heridos y experimentarán miedo, tristeza o ira. Por mucho que intentes evitarles el dolor, acabarán por conocerlo.
La vida nos demuestra que estas complicadas experiencias suelen ser las que más aprendizaje nos aportan, tanto de niños como de adultos. Por ello pronto intentaré ayudarte a asimilar que más importante que luchar contra este tipo de experiencias es ayudar a tu hijo a desarrollar herramientas que le permitan sortearlas de la mejor manera, mientras aprende por el camino.
Teniendo en cuenta todo esto y entendiendo que la conexión entre tú y tus hijos parte de vuestra mutua comunicación, antes de empezar conviene sentar las bases para que podáis disfrutar de la mejor relación.
Cómo educar a tu hijo para ser feliz
1. Lo primero es el amor. El regalo más importante que puedes dar a tu hijo es tu cariño, la mejor medicina contra el miedo y la tristeza. Estarás conmigo en que la vida nos demuestra que son las experiencias y el amor lo que nos conectó con nuestros seres queridos, no las cosas materiales que hayan podido regalarnos. Por ello, y más teniendo en cuenta las dificultades emocionales que abordaremos, entiende que el mejor regalo que puedes hacer a tus hijos son esas sonrisas y buenos momentos que viváis juntos. Cuando trates con tu hijo sobre el tema que sea y, ante todo, si sientes que te estás dejando llevar por tus frustraciones, dificultades o emociones, retrocede y recuerda esto: «Lo primero es el amor».
2. Tú eres su modelo. Teniendo esto en cuenta y comprendiendo que su autoestima será su mejor herramienta para disfrutar de la vida, enséñale a mantener estilos de vida sanos tanto en alimentación, como en sueño o cuidado físico. Entiende que no hay nada más importante para su felicidad que su salud mental, por ello ayúdale a comprender y vivir sus emociones, a reconocer cuándo puede necesitar ayuda o consejo, y a reconocer que siempre estarás ahí para apoyarle. Sé consciente también de que, si sufres estrés elevado o ansiedad, seguramente ellos lo van a absorber como esponjas.
3. Dedícale tiempo cada día. Juega y disfruta con él, vuelve a sentirte niño y recurre al sentido del humor siempre que puedas. No intentes dirigir sus gustos y ayúdale a conocerse mejor animándolo a descubrir por sí mismo sus cualidades e ilusiones.
4. Intentad ser mejores amigos. Demuestra a tu hijo que es lo más importante para ti y que puede contar contigo en cualquier momento. Cuanto mejor lo acompañes y más seguro y confiado se sienta contigo, más fácil le será recurrir a ti y reconocer que sois el mejor equipo. Solo con cariño lograrás que sea él quien elija disfrutar de buena parte de su tiempo contigo.
5. Ten siempre en cuenta cuáles son las etapas evolutivas del niño, porque en cada una de ellas los gustos, aficiones e incluso ilusiones pueden ser muy distintas. Un aspecto fundamental a la hora de educar a tus hijos es saber cómo comunicarte con ellos para que adquieran esa mirada positiva que deseas transmitirles. No olvides que tu hijo tiene mucho margen de error dado que su cerebro se está desarrollando.
6. Acompaña a tu hijo en su crecimiento. Dale tiempo para crecer sin prisas y ten en cuenta que su propia experiencia será su mejor maestra. Respeta sus distintos puntos de v