Los presidenciables

La Silla Vacía

Fragmento

PRÓLOGO
POR JUANITA LEÓN

Con frecuencia se confunde un candidato con el gobernante que podría llegar a ser. Es un error. La realidad es que hay pésimos candidatos que, sin embargo, llegan a ser buenos presidentes. O al revés.

Durante los trece años de existencia de La Silla Vacía, hemos cubierto cuatro campañas presidenciales, incluida la de 2022. Hemos escudriñado las alianzas políticas de los aspirantes, analizado sus programas y revisado sus declaraciones. Pero, de lejos, lo que más nos ha ayudado a predecir cómo será la presidencia de los ganadores han sido sus perfiles como candidatos.

Es cierto que las propuestas dan alguna pista sobre qué tan transformador o conservador será un candidato una vez llegue a la Casa de Nariño. Pero es realmente su pasado lo que permite anticipar qué tan buen presidente será: su estilo de liderazgo, el tipo de gente que lo ha rodeado, su historia familiar, sus traumas y deseos, y, sobre todo, el carácter y talante que ha demostrado en situaciones retadoras.

Los psicólogos dicen que todos tenemos una cara pública, una privada, una secreta y un punto ciego que otros ven, pero que uno mismo es incapaz. El desafío al escribir un perfil es poder mostrar las cuatro caras. No es fácil. Exige un cierto acto de arrogancia decir quién es alguien, definirlo. Enfrentarse a su retrato escrito —verse en este espejo, a veces cruel— es otro de los riesgos que asumen aquellos seres excepcionales que un día deciden dirigir el destino de un país.

Los perfiles de este libro buscan iluminar las historias de doce de los hombres y las mujeres que aspiran gobernar Colombia. No están todos los candidatos. Hasta ahora, veintiún colombianos han anunciado su aspiración a la Presidencia. La Silla optó, entonces, por escoger aquellos que en su momento tenían mayores probabilidades de llegar a la primera vuelta.

Sabemos que solo uno de los personajes que incluimos en este libro llegará a la Casa de Nariño, pero creemos que todos los perfilados, de una manera u otra, seguirán jugando un papel importante en el país, incluso después de perder.

Siguiendo este criterio, solo hace falta el perfil de Álex Char, uno de los contendores con posibilidades de ganar la consulta del Equipo por Colombia. No lo incluimos porque La Silla publicará próximamente un libro sobre el Clan Char, y no podíamos reiterar la información.

Aunque todos los perfiles fueron escritos por un puñado de periodistas de La Silla Vacía, todos reflejan el trabajo de varios otros que no aparecen firmando. Este libro es el resultado de años de reportería de un equipo que ha seguido de cerca a estos personajes. Que los ha observado con curiosidad y ha documentado sus decisiones, errores y aciertos.

Hay varios estudios que, como el de Fred Greenstein, profesor de la Universidad de Princeton, identifican los rasgos que determinan el éxito de un mandatario: ser un buen comunicador público, contar con la capacidad para organizar un equipo y articular el trabajo con varias instituciones, tener habilidad política, poseer una visión y la capacidad cognitiva para entender los temas y procesar información, ostentar inteligencia emocional, y ser valiente y optimista, aunque no tanto como para resistirse a ver lo que funciona mal.

Cada uno de los candidatos que perfilamos tiene uno o varios de estos rasgos, y carece de otros. Ya decidirán los colombianos a cuál de ellos le darán más relevancia. Lo importante es no votar a ciegas. Porque elegir un presidente toma pocos minutos, pero las consecuencias de ese voto se sienten durante años, a veces durante décadas.

DAVID BARGUIL
LA SEGURIDAD A TODA PRUEBA

Por Juan Esteban Lewin y Juan Pablo Pérez

La única vez que no fue el mejor estudiante de su clase, comenzando su bachillerato, David Barguil no pudo contener la rabia y se rasgó la camiseta. No era una mera pataleta: en el Liceo León de Greiff de Cereté, un colegio privado de clase media y de inspiración católica, quien ocupara el primer puesto quedaba becado para el año siguiente. Él había logrado la beca durante varios años seguidos.

Pero esta vez ser el presentador de la banda del colegio —sin saber tocar un instrumento—, el director técnico del equipo de fútbol —sin gustarle el fútbol— y encabezar cuanto acto cívico organizaba el colegio no logró evitar que David perdiera la beca. Fue una de las pocas veces que su mamá, Amina Assís, coordinadora de disciplina del León de Greiff, tuvo que pagar por su educación.

El cuento lo narra Paúl Barguil en la amplia sala de la casa de su hermano en Montería, la capital del departamento de Córdoba.

Todo ha cambiado en estos casi treinta años: David y él ya no comparten cama en un barrio de clase media en Cereté, su mamá ya no trabaja trece horas al día para mantenerlos y su hermano es parte plena de lo más alto de la elitista sociedad cordobesa.

¿Qué es lo que yo he analizado de David? —explica Paúl, de quien es imposible rastrear el parecido con su hermano, pues un tapabocas le cubre la mitad de la cara—. Tiene una meta clara y es seguro de sí mismo, y ese es el secreto pa uno triunfar en la vida. Si tú tienes una meta clara y eres seguro de ti, estás hecho. A David no le importa si es de provincia, costeño; él es muy seguro de sus capacidades”.

¿Y la meta? David Barguil quiere ser presidente de Colombia, y lo ha sabido desde que era pequeño.

“Siempre que jugábamos Monopolio quería ser el banco, y decía que quería ser presidente del mundo, ¡del mundo! Siempre lo decía”.

El hijo de un hombre atormentado

La figura clave en la vida familiar de David Barguil es su madre, Amina, la mujer que, a pesar de todas las dificultades, les dio a él y a su hermano un futuro.

“Él es el consentido de la mamá. En realidad, es así, sin desconocer que obviamente mi tía Amina se desvive por ambos hijos, pero él es el consentido”, explica Said Bitar, hermano de crianza de Barguil y actual presidente de la Asamblea de Córdoba, en un restaurante a las afueras de Montería. Un amor que ayuda a entender la seguridad con la que el hoy candidato conservador afronta la vida.

La seño Amina o doña Amina, como es conocida en Cereté, es una mujer con coraje. Huérfana de padre a los dos años, se crio en

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos