Cuando tenía 15 años, a Cristina Domenech le atormentaba no saber dónde estaban las lesbianas de la historia. De sus investigaciones personales —vibrantes, siempre con el placer intrínseco de toda revelación— nació, en 2019, «Señoras que se empotraron hace mucho», un fenómeno editorial al que siguieron «Señoras ilustres» y el reciente «Más señoras que se empotraron hace mucho» (Plan B). Empujando los siglos, la autora desentierra los nombres escondidos y las vidas silenciadas de mujeres que hicieron del amor, la sexualidad libre y la creación artística, su revolución... Como Katherine Mansfield, aquella cuya pluma reconoció envidiar Virginia Woolf. Bisexual, lesbiana o simplemente «desastre», Mansfield vivió sus días desde un frenesí impulsivo que contrasta con la templanza y lucidez de su escritura. Durante 34 años de vaivenes románticos, un nombre femenino, una constante vital resistente: Ida Baker.