«La idea de la librería, una idea ya madura y elaborada, llamó a mi puerta una noche: era el 30 de marzo de 2019». Aquel día, la poeta y activista cultural Alba Donati decidió cambiar el rumbo de su vida, dejar «la ciudad más bonita del mundo [Florencia], un trabajo envidiable y una hermosa casa cerca de la Biblioteca Nazionale» y regresar a su Lucignana natal, un pueblecito de 180 habitantes situado en lo alto de una colina del norte de la Toscana, entre Prato Fiorito y los Alpes Apuanos, para abrir una pequeña librería a la que llamaría Sopra la Penna. Para lograrlo lanzó una campaña de «crowdfunding» y pidió una donación de libros a diferentes editoriales de Italia. Una vez abierta, algunos meses después, Alba decidió empezar a escribir una suerte de diario en el que narrar su día a día tras el mostrador, un registro repleto de recuerdos, anécdotas, recomendaciones, reflexiones y apuntes a vuelapluma que, vistos con perspectiva, no son más (¡ni menos!) que una emocionante carta de amor a esos lugares donde las palabras cobran vida, donde las aventuras se suceden y donde los caminos de libros y lectores se cruzan. Estos textos dieron como resultado «La librería en la colina» (Lumen), un título de cuyo interior extraemos las dos primeras entradas para ser testigos de una epifanía que huele a papel y tinta, para comenzar a mirar a través de esa ventana desde la que se ve el mundo.