Nightflyers (edición ilustrada)

George R. R. Martin

Fragmento

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Nightflyers(edición ilustrada)Títulos original: NightflyersPrimera edición: abril, 2019D. R. © 1980, 1981, George R. R. MartinPublicado por acuerdo con The Lotts Agency, Ltd. D. R. © 2019, derechos de edición para América Latina en lengua castellana:Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. de C. V.Blvd. Miguel de Cervantes Saavedra núm. 301, 1er piso,colonia Granada, delegación Miguel Hidalgo, C. P. 11520,Ciudad de Méxicowww.megustaleer.mxD. R. © 2012, 2013, Cristina Macía, Raquel Marqués, Alejo Cuervo, Adela Ibáñez, Antonio Rivas, Virginia Sáenz,por la traducción, cedida por Gigamesh, S.L.D. R. © 2018, David Palumbo, por las ilustracionesPenguin Random House Grupo Editorial apoya la protección del copyright.El copyright estimula la creatividad, defiende la diversidad en el ámbito de las ideas y el conocimiento,promueve la libre expresión y favorece una cultura viva. Gracias por comprar una edición autorizadade este libro y por respetar las leyes del Derecho de Autor y copyright. Al hacerlo está respaldando a los autores y permitiendo que PRHGE continúe publicando libros para todos los lectores.Queda prohibido bajo las sanciones establecidas por las leyes escanear, reproducir total o parcialmente esta obra por cualquier medio o procedimiento así como la distribución de ejemplaresmediante alquiler o préstamo público sin previa autorización.Si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra diríjase a CemPro(Centro Mexicano de Protección y Fomento de los Derechos de Autor, https://cempro.com.mx).ISBN: 978-607-318-071-9megustaleermexico@megustaleermex
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nightflyers ✴ 9Mientras Jesús de Nazaret agonizaba en la cruz,los volcrynpasaban a un año luz de su tormento, rumbo al exterior.Mientras las guerras del Fuego asolaban la tierra,los vol-cryn navegaban cerca de Viejo Poseidón,donde los mares queaún carecían de nombre estaban sin terminar.Cuando la pro-pulsión estelar transformó las Naciones Federadas de la Tierraen el Imperio Federal,los volcryn se encontraban ya en los lí-mites del espacio hrangano.Los hranganos ni se enteraron: aligual que nosotros,eran hijos de los mundos pequeños y lumi-nosos que orbitaban alrededor de soles dispersos,con poco co-nocimiento y menos interés en lo que se moviese por el espacioinacabable que los separaba.La guerra rugió durante mil años,y los volcryn la atravesa-ron sin saber de ella,sin que los rozara siquiera; estaban a salvoen un lugar donde nunca podría arder ningún fuego.Después,el Imperio Federal se derrumbó y desapareció,y los hranganosse desvanecieron en la oscuridad del Colapso,pero para losvolcryn nada se ensombreció.Cuando Kleronomas partió de Avalon con su nave explo-radora,los volcryn pasaron a menos de diez años luz de él.Kleronomas descubrió muchas cosas,pero no encontró a los
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10 ✴ george r. r. Martinvolcryn,ni entonces ni durante el regreso a su mundo,toda unavida más tarde.Cuando yo tenía tres años,y Kleronomas ya no era más quepolvo tan lejano y muerto como Jesús de Nazaret,los volcrynpasaron cerca de Daronne.Todos los crey perceptivos se mos-traroninquietosaquellaestaciónycontemplaronlasestrellascon ojos luminosos y centelleantes.Cuandolleguéalamadurez,losvolcrynhabían dejadoatrás Tara,donde ni siquiera los crey podían ya percibirlos,y continuaron con rumbo al exterior.Y ahora que soy mayor,muy mayor,los volcryn están apunto de desgarrar el Velo del Tentador,que pende como unaniebla negra entre las estrellas.Y nosotros los seguimos.Porlos abismos interestelares que nadie más transita,atravesamosel vacío,atravesamos el silencio infinito,vamos en pos de ellosmi Viajero de la noche y yo.Descendieron despacio por el tubo transparente que unía losmuelles orbitales con la nave estelar,que los aguardaba; usabanlas manos para jalarse, en ausencia de gravedad.Melantha Jhirl,la única que no parecía torpe e incómoda encaída libre,se detuvo un momento para contemplar la esferamoteada de Avalon que se desplegaba allá abajo,una inmen-sidad majestuosa de jade y ámbar.Sonrió y siguió avanzandoágilmente por el tubo,adelantando a sus compañeros con ele-gancia y sin esfuerzo.Todos se habían embarcado antes en al-guna nave estelar,pero nunca con estas características.Casitodas atracaban en la estación; sin embargo,la que había al-quilado Karoly d’Branin para aquella misión era demasiadogrande y tenía un diseño muy peculiar.Era blanca,austera eimponente: consistía en tres pequeños cuerpos ovalados uni-dos,dos esferas más grandes debajo y el cilindro de la sala demáquinas entre ellas. Y todo estaba conectado por tubos.
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nightflyers ✴ 13Melantha Jhirl fue la primera en cruzar la esclusa,y losdemás llegaron uno tras otro,a su propio ritmo: cinco muje-res y cuatro hombres,todos investigadores de la Academia,de procedencias tan dispares como sus áreas de especialidad.El frágil y joven telépata Thale Lasamer entró al último.Miró nerviosoa su alrededor,mientras los demás charlaban a laespera de que terminara el procedimiento de embarque.—Nos observan —advirtió.La compuerta exterior se había cerrado a sus espaldas,yel tubo se había retirado.En ese preciso momento empezó a abrirse la compuerta interior.—BienvenidosamiViajerodelanoche—dijounavozmelodiosa desde dentro.Pero allí no había nadie. Melantha Jhirl entró en el pasillo.—¡Hola!—saludóaltiempoquemirabaaderechaeiz-quierda, intrigada. Karoly d’Branin la siguió.—Hola —respondió la voz melodiosa.Procedía de la reji-lla del comunicador, situada bajo una pantalla apagada—. Les habla Royd Eris,dueño de la nave Viajero de la noche.Me ale-gro de volver a verte,Karoly,y también me alegro de conocera los demás.—¿Dónde estás? —preguntó alguien.—En mis habitaciones,que ocupan la mitad de esta esfera desoporte vital —explicó,amistosa,la voz de Royd Eris—.En laotra mitad van a encontrar una sala de estar que también sirvede cocina y de biblioteca,dos unidades de higiene personal,uncamarote doble y otro individual muy pequeño.Lo lamento,pero algunos van a tener que colgar hamacas en las esferas decarga.El Viajero de la noche se diseñó como nave mercante,no de pasajeros. De todos modos, para su comodidad, abrí los conductos necesarios para que en esas bodegas haya aire,cale-facción y agua.Sus pertenencias y las computadoras ya estánestibados,y en verdad queda mucho espacio.Si me permiten
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14 ✴ george r. r. Martinuna sugerencia,¿por qué no van a instalarse y luego se reúnenen la sala para comer?—¿Tú estarás allí? —le preguntó Agatha Marij-Black,lapsíquica,una mujer de rasgos afilados que siempre estabaquejándose de una cosa u otra.—En cierto modo —respondió Royd Eris—.En ciertomodo.El fantasma apareció mientras comían.Tras colgar las hamacas y colocar sus pertenencias,no leshabía costado dar con la sala de estar.Era la estancia másgrandedeaquelsectordelanave.Enunextremohabíaunacocina completamente equipada y bien abastecida y,en el otro,varios sillones muy cómodos,dos lectores,un holotanque y unapared llena de libros,grabaciones y chips de cristal.El centro loocupaba una mesa larga, dispuesta para diez comensales.Leshabían servidoya unacomida ligera,apuntoparaqueempezaran a comer.Los académicos se sirvieron y se sentaronen torno a la mesa sin dejar de reír y de charlar,más distendi-dos que cuando habían llegado.Se sentían mucho más a gustodesde que estaba activada la gravedad artificial; al poco tiempohabían olvidado las náuseas y las molestias del acceso a la nave.Sólo quedaba libre un asiento,el que presidía la mesa.Elfantasma se materializó allí,y las conversaciones cesaron alinstante.—Hola —dijo el espectro,una sombra luminosa y trans-parente de un joven esbelto de pelo blanco y ojos claros quemiraban sin ver.La ropa que vestía llevaba veinte años pasa-da de moda: camisa suelta color azul claro abullonada en lasmuñecas y pantalones blancos muy ceñidos con botas incor-poradas.—Es un holograma —señaló Alys Northwind,la baja yrobusta xenotécnica.
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nightflyers ✴ 15—No entiendo nada,Royd.—Karoly d’Branin miró al fan-tasma—.¿Qué pasa? ¿Por qué nos envías una proyección?¿Por qué no vienes en persona?El fantasma esbozó una sonrisa tenue y levantó un brazo.—Mis habitaciones están al otro lado de esa pared, y metemo que no hay ninguna puerta ni escotilla que comunique lasdos mitades de la esfera. Me paso la mayor parte del tiempo asolas, y tengo en muy alta estima la intimidad de que disfruto.Espero que todos comprendan y respeten mis deseos. No lesquepaduda de que seré un buenanfitrión. En estasala puedoreunirmeconustedesenformadeholograma.Encualquierotrolugar de la nave, si me necesitan o simplemente quieren hablarconmigo, sólo tienen que utilizar un comunicador. Por favor,sigan comiendo y no dejen de platicar por mi causa. Disfrutarémucho escuchando; hacía mucho que no tenía pasajeros.Lo intentaron,pero el fantasma que presidía la mesa pro-yectaba una larga sombra,y la comida terminó de manera ten-sa y apresurada.Royd Eris no dejó de vigilar a los pasajeros desde el momentoen que el Viajero de la noche entró en propulsión estelar.A los pocos días,casi todos los académicos se habían acos-tumbrado a la voz incorpórea que salía de los comunicadores yal espectro holográfico de la sala,pero seguían sin encontrarsecómodos en su presencia,a excepción de Melantha Jhirl y Ka-roly d’Branin.Y habrían estado aún más inquietos si hubieransabido que Royd los acompañaba en todo momento.Estuvie-ran donde estuvieran,los observaba.Tenía ojos y oídos hastaen las unidades de higiene personal.Los miraba mientras trabajaban,comían,dormían o copu-laban; escuchaba sus charlas sin descanso.En menos de una semana los conocía a todos,a los nueve,y había empezado a descubrir sus sórdidos y nimios secretos.
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16 ✴ george r. r. MartinLommieThorne,laciberneticista,hablabaconsuscompu-tadoras y todo parecía indicar que estaba más a gusto en sucompañía que en la de los seres humanos.Era rápida y lista,derostro expresivo y cuerpo menudo y fuerte,como de chico.Suscompañeros la consideraban atractiva,pero a ella no le gustabaquelatocaran.Sólotuvo sexounavez,yfueconMelanthaJhirl.Lommie llevaba camisas de suave hilo metálico y tenía enla muñeca izquierda un implante para conectarse directamentecon sus computadoras.Rojan Christopheris,el xenobiólogo,era un hombre hosco,beligerante y cínico que apenas disimulaba el desprecio que le inspiraban sus colegas.Era alto,encorvado y feo,y le gustaba beber a solas.Dannel y Lindran,los dos lingüistas,eran amantes de cara al público,siempre iban de la mano y se respaldaban mutua-mente,pero en privado no paraban de discutir con amargura.Lindran usaba su ingenio mordaz para herir a Dannel don-de más le dolía,con chistes sobre su competencia profesional.Sexeaban a menudo, pero no entre ellos.Agatha Marij-Black,la psíquica,era hipocondriaca y tenía tendencia a sufrir unas depresiones espantosas que los estre-chos confines del Viajero de la noche no hacían sino empeorar.Alys Northwind,la xenotécnica,no paraba de comer y jamásse bañaba.Tenía las uñas cortas siempre llenas de mugre,y enlas dos primeras semanas de viaje no se cambió el overol ni selo quitó más que para sexear,y siempre por un rato nada más.Thale Lasamer,el telépata,era nervioso e irritable,parecía temerle a todo y a todos,pero también era propenso a arreba-tos de arrogancia en los que se burlaba de sus compañeros con pensamientos que había robado de sus mentes.Royd Eris los observaba a todos con atención,los estu-diaba,vivía con ellos y a través de ellos.No dejaba de lado a ninguno,ni siquiera a los que más le desagradaban; aunque,
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