El camino del héroe

Klan

Fragmento

INTRO

De repente, todo negro. De repente, todo luces. De repente, un murmullo que va creciendo hasta estallar en una marea de expectativa, agitación y euforia.

Somos nosotros saliendo a escena.

El lugar es un estadio a cielo abierto. La noche es de verano. El público es decenas de miles. Todos conectados desde lo más profundo de su ser. Todos haciendo que lo que tiene que suceder, suceda.

Es un sueño. Un sueño que todavía no pasó. Pero que vengo soñando desde la primera vez que me tomé un tren para ir a una competencia. O desde que grafiteé una pared y tiré mi primer punchline. O desde que ingresé a una crew y descubrí esos fundamentos, esa cultura, que me acompañan hasta hoy.

Es un sueño en el que nunca estoy solo. Siempre estamos los que venimos peleándola desde hace mucho para hacer crecer la movida. Los que nunca dejamos de creer en nuestro arte y elevar nuestros poderes. Los que, no importa lo que pase, vamos a seguir estando.

Es una ilusión imparable y que va a suceder. Lo dice el sueño. Lo decimos con Los Crotos, mi crew: “Ilirías lo predijo”.

¿Quién es Ilirías?

Ilirías es la figura que creamos con Los Crotos cuando nos encerrábamos a bocetar escuchando a Violadores del Verso y La Conección Real, a Orishas y Canserbero, y nos dábamos cuenta de que la humanidad estaba manipulada por las religiones y las ideologías. Que necesitábamos pensar en algo, un nombre, una idea, que estuviera por encima de esas trabas, esas cadenas.

Nos dijimos: “Inventemos un nombre nosotros. Que sea el verdadero ser generoso”. Y surgió Ilirías. Ilirías el que predice. Ilirías el que anticipa. Ilirías el que da el visto bueno a las cosas más importantes, pero también a las más irrelevantes aunque necesarias (ese colectivo que estás esperando de madrugada en una calle fría y desierta).

De repente, todo negro. De repente, todo luces... “Si esto ocurre en otras partes del mundo, a nosotros también nos tiene que ocurrir”, me dicen mis amigos cuando les comento del sueño que no puedo dejar de soñar y el murmullo va creciendo hasta estallar en una marea de expectativa, agitación y euforia...

Bienvenidos a mi historia. Es la ruta de un sueño, los surcos de una vida, el camino de un héroe.

Ilirías lo predijo.

“No ser careta”

En casa me decían Enano. El Enano. Los primeros años me criaron mi madre, Mónica, y mi abuela, Gladys, que dio el presente cuando mi viejo, Martín, se borró. Más tarde Mónica se puso en pareja con Javier, que ocupó el rol de padre, pero hasta ese momento tuvo que dejarme con mi abuela mientras ella se iba a trabajar. Con Gladys pasábamos mucho tiempo juntos y por eso puedo decir que gran parte de mi crianza la manejó ella, que era muy compinche conmigo y cocinaba increíble. Esas comidas, esos sabores, no se me borraron más. Además, tenía un kiosco, lo que significaba que tenía acceso VIP a muchas de sus golosinas y a todo tipo de cosas para chicos que vendía en el local.

Amaba a mi abuela. Por eso se me hizo difícil empezar a rebelarme ante ella cuando empecé a crecer. Porque con mi vieja todo bien, yo la desafiaba, pero con mi abuela Gladys no podía, me tocaba el corazón, al punto que cuando entré en la adolescencia, mi vieja y Javier me decían: “Mirá que le vamos a decir a tu abuela, eh” cada vez que yo llegaba tarde o hacía lío con algo, porque no quería desilusionarla. Siempre quería que estuviera orgullosa de mí.

También estaba mi otra abuela, Delia. La madre de Martín. Y por la misma zona también vivían mi tío, mi tía abuela y mi bisabuela materna, Mimí, la superabuela. La gurú de la crew. Recuerdo con mucho amor ese período. Era como una gran vecindad. Mimí era la jefa, la abuela alfa, que mantenía a toda la familia unida. Tenía un horno de barro en el que preparaba un pan casero inolvidable. Ese fue el sabor, el aroma, de nuestra infancia. Son cosas que no se olvidan porque están en el origen de la persona que soy. En ese ambiente aprendí a compartir.

Mi vieja y Javier tuvieron tres hijos: Sasha, Oriana y Thiago. Y con la llegada de Javier gané una nueva familia, tíos, abuelos… Recuerdo sobre todo al padre de Javier. Me gustaba su presencia, lo que transmitía. Se levantaba todas las mañanas a vender rosas en la bicicleta. Las podaba, las preparaba y las llevaba para vender. Era un retrabajo el que hacía. Y yo pensaba: “Este tipo se rompe el alma y su familia vive muy bien”. Un gran ejemplo: salir a ganarte lo tuyo como sea para darle lo mejor a tu familia. Y de tal palo, tal astilla. Porque Javier también laburaba mucho. Hizo de todo. Fue mozo, heladero, seguridad, bachero, todo lo que la sociedad le permitió y hasta donde la voluntad le dejó hacer. Gracias a eso nunca nos faltó nada. Y la repartición de tareas estaba clara: Javier salía a trabajar y mi vieja se ocupaba de cuidarnos a nosotros. Ya no podía pedirle ayuda a mi abuela, éramos muchos. Pero las cosas en un momento se empezaron a complicar.

“Y se cayó la inocencia”

Mi vieja fue siempre un gran ejemplo para mí de que había que ser feliz y de que tenías que ir para donde querías estar. No ser careta. Ella no podía ocultar sus emociones. Se vivía peleando con todo el mundo, porque era auténtica. Ya con la cara te dabas cuenta de cómo se sentía. A mí me pasa lo mismo. Tengo eso de ella y se lo agradezco. Por eso, cuando se tuvo que separar de Javier, lo hizo

(aunque después fueron y vinieron varias veces). “Yo voy a mantener a mis hijos sola”, pensó. Y se la bancó. Sabe que eso trajo mucho dolor a la familia, complicaciones y confusiones, pero era su decisión. Siempre entendí y respeté su forma de pensar.

Toda esa situación también generó un distanciamiento con mis hermanos, sobre todo con Sasha. Estábamos en el medio de una separación y parecía que había que elegir un bando. Y fue difícil. Pero yo nunca dejé de amar a mi hermana. Mis primeras movidas de rap, de grafiti, de hip hop, me acuerdo que le re gustaban. Ella quería aprender.

Mi vieja y Javier, en tanto, trataban de no discutir enfrente de nosotros, pero a veces no lo podían evitar. Javier era un tipo que se re

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos