Piensa al revés

Roberto Camhi

Fragmento

Prólogo. Por Andrés Moreno

Prólogo

Por Andrés Moreno

Si hay algo que disfruto, es escuchar historias inspiradoras. Todo lo grandioso de la humanidad está escrito en un relato personal. Con el paso del tiempo, nuestra memoria no se queda con una serie de conceptos abstractos y desconectados; por el contrario, conectamos toda la información usando un pegamento, un adhesivo espiritual que llamamos emociones.

Y las historias cargadas de emociones mueven a los emprendedores como tú y como yo a sacar lo mejor que tenemos dentro. Eso es lo que me gusta del libro que escribió Roberto. Es una historia que inspira y que, adicionalmente, logra el complejo desafío de enseñar. Pero conociendo a Roberto y su insaciable apetito de «dar una milla extra», no me sorprendió que intentara enseñar cómo puedes aprovechar las oportunidades de negocio «haciendo las cosas al revés». O, mejor dicho, pensando al revés.

En las charlas y talleres de apoyo a los emprendedores de los cuales participo, suelo tocar ese tema: cómo pensar. Lejos de ser un filósofo de formación (abandoné mis estudios de ingeniería mecánica para ser emprendedor), estoy convencido de que es el mindset el que nos determina, no la genética ni la riqueza de nuestros padres, ni nuestra red de contactos, ni cualquier otro «mata sueños» que alguien predique por ahí. No. Es el mindset, la mentalidad que tenemos, es el permiso que le damos a nuestra mente para opinar sobre nuestras capacidades lo que determina lo que hacemos. El permiso que me di en algún momento para lanzarme hacia mis sueños, aunque significara dormir durante un año en el sillón de un amigo, lejos de mi familia. Es lo que hacemos lo que determina lo que obtenemos.

Como es evidente que hay varios caminos posibles para obtener lo que quieres y que ninguno es fácil, este libro, que espero estés por leer, es importante.

Nuestra mentalidad está bajo ataque, como si viviéramos en una guerra futurista. ¿Quiénes son los enemigos? Las malas noticias y toda la avalancha de pesimismo que vemos en los medios. Alertas de una nueva crisis, de una caída de tal o cual economía, que el 80 por ciento de los emprendimientos supuestamente fracasa (nadie pregunta cuántos de esos fueron abandonados en el camino en vez de ser fracasos propiamente), que el 70 por ciento de los puestos de trabajo será reemplazado por automatización, etc. Nadie tiene un escudo para mantenerse inmune a esa ola de pesimismo. Los seres humanos somos permeables, somos influenciados y somos influenciadores. Y recibimos la paradojal influencia de un mundo que declara admirar el emprendimiento, pero que permite la descarga sin tregua de las malas noticias. Y esa visión negativa de las cosas va intoxicando gradualmente nuestro más preciado tesoro: nuestra voluntad.

Podríamos decir que, así como el cuerpo, la mente también necesita una dieta saludable y, por qué no, también necesita tomar superalimentos revitalizantes o desintoxicantes cada cierto tiempo. Justo es este tipo de libros, inspiradores y escritos con el afán de ayudar, una suerte de superalimentos détox para tu mente. Es por eso que la mayoría de los emprendedores que conocemos son lectores ávidos. Y no porque estén obsesionados por aprender la última técnica o la última novedad de una materia; si te fijas bien, encontrarás que muchos de ellos buscan nutrirse con ingredientes sanos, frescos, que mejoren la salud de su mentalidad.

Curiosamente, todo lo que leemos en libros de emprendimiento o negocios, gira en torno a un puñado de ideas de fuerza. Ideas como perseverar, creer en uno mismo, formar un buen plan de negocios, etc. Entonces, ¿por qué leemos tantos libros de emprendimiento y negocios? Porque el valor no está en las ideas aisladas que encontramos. El valor está en que, siempre, algo del autor queda en nosotros. Roberto lo logra en esta obra. Podría decir que es una terapia intensiva para convencerte de que sí se puede lograr lo que quieres, aunque a veces nada pareciera posible. Y que, si nada te ha resultado, ¡inténtalo al revés!

Pero te advierto, si crees que no necesitas leer el libro porque ya estás convencido de que sí se puede, te invito a que le des la oportunidad al texto. Encontrarás ideas contraintuitivas que sorprenden por su simplicidad. ¿O acaso tienes pensado como estrategia de negocios acercarte a venderle tu arma secreta a tu principal competidor?

Roberto comenzó una empresa, Mapcity, con pocos recursos y la hizo conocida y rentable más allá de las fronteras de su país. Hasta hoy, su política es no invertir en publicidad o, al menos, no es un ítem relevante en su contabilidad. No sé cómo ni por qué lo hace, pero todo lo que ha hecho este emprendedor a lo largo de su historia, son ideas que fácilmente serían desaconsejadas por los académicos o consultores más convencionales. Parece tenerle una especie de alergia a los caminos de siempre y eso, cautiva a cualquier lector que quiera mejorar su negocio.

A Roberto Camhi le costó más de dieciocho años de esfuerzo construir una compañía innovadora, venderla y hoy comenzar de nuevo, desde cero, con un libro y nuevos planes. Lo cual, también es contraintuitivo: ¿acaso no deberías estar descansando en el Caribe y olvidarte del esfuerzo y el trabajo intenso?

Eso es imposible para él, probablemente para ti y para mí también. Y no es el dinero, no es la ambición de hacerse rico. Es que nuestra mentalidad de emprendedores nos mantiene convencidos de que el mañana será más grandioso que el hoy, ¡y tenemos que comenzar a construirlo ahora!

En este libro encontrarás un shot energizante, motivador y a la vez un cuestionamiento nutritivo para tu mente y para tu espíritu, además de estrategias no-convencionales que anoté en mis apuntes para usarlas en algún momento (gracias por eso).

Nos vemos en el mañana, recuerda que es más grande que el hoy.

Introducción

Introducción

El negocio que va a destruir el que hoy estás gestionando, ya existe. Al menos de manera incipiente, tal vez en un garaje en California o, ahora que lo pienso bien, en un pequeño departamento en Estonia, Israel o Polonia. Pensar lo contrario es, sencillamente, no ver la realidad. O peor aún, no querer ver la realidad. La obsolescencia de los modelos de negocios es más rápida que nunca. Podríamos decir que sufrimos de «obsolescencia precoz» o tal vez llamar a este fenómeno «obsolescencia acelerada».

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