Sé amable con el autismo

Alexia Rattazzi

Fragmento

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A vos, fuente inagotable de magia e inspiración.

PRÓLOGO

En los intensos años de la década del 60, los psicólogos Robert Rosenthal y Lenore Jacobson decidieron hacer un experimento, hoy en día se lo conoce como “Efecto Roshental” o “Efecto Pigmalión”. Evaluaron a más de 300 alumnos con un test predictivo de potencial de inteligencia, y luego informaron a los maestros de la escuela los nombres de unos pocos alumnos que podían llegar a tener un rendimiento muy alto durante el año escolar. Pero los maestros no sabían que los nombres de estos niñxs habían sido elegidos al azar y que en realidad no había ninguna diferencia entre estos niñxs y el resto en cuanto a los resultados del test.

Luego de un año volvieron a evaluar a los más de 300 niñxs con el mismo test de rendimiento académico, y los niñxs de quienes los maestros esperaban que aumentasen su nivel intelectual lo habían hecho de manera objetiva.

Rosenthal, en su momento, describió cuatro factores que explican por qué las predicciones de los maestros con respecto a sus alumnos se habían vuelto un hecho concreto. El primero era el factor clima: los maestros tendían a crear un clima más cálido y agradable alrededor de los niñxs de quienes esperaban más. Para comunicarse usaban tanto el lenguaje verbal como el no verbal. El segundo factor o input decía que los maestros se esforzaban y enseñaban más cosas a los niñxs de quienes se esperaba más, y claro, enseñaban menos a los niñxs de los que esperaban menos. El tercer factor era la oportunidad de la respuesta. En este caso, los maestros les daban más tiempo o más de una oportunidad para que los niñxs de los que esperaban más dieran la respuesta correcta. El último factor era el feedback o la devolución: cuanto más esperaban de un niñx, más lo elogiaban o lo reforzaban positivamente para que pudiese obtener un buen resultado.

Conocí a mi primer paciente con una condición del espectro autista en el año 2001.

Tenía diez años y Síndrome de Asperger. Era un fanático de los ascensores: los sonidos, la frecuencia, la cantidad de gente que subía, todas las sesiones giraban en torno a este tema.

Desde el inicio sentí que el tema me seguía, como si mi destino hubiera estado marcado para trabajar e investigar sobre el CEA (Condición del espectro autista). Para mí era un enigma, al día de hoy todavía hay muchas cosas que no se saben sobre el cerebro y por qué somos como somos. El autismo viene a resaltar gran parte de todo eso que no sabemos.

Esta condición te pone en jaque porque lo que se supone que es lo más humano de lo humano, como la comunicación y el interactuar con el otro, en el CEA se da de otra manera. Es difícil que una persona que está con alguien de estas características lo pase por alto.

Las singularidades te desafían. Te llevan a preguntarte eso que damos por sabido y establecido, y nos recuerda que todos somos distintos.

El tipo de demanda de un niñx con CEA es muy diferente y es probable que las personas que lo rodean tengan que trabajar algunos valores como la paciencia. También, dejar de lado las propias expectativas.

En los últimos años, como miembro de PANAACEA (organización sin fines de lucro que reúne a profesionales, con experiencia en el trabajo con niñxs con autismo y sus familias, y que proponen una mirada abierta e integral que se ajuste a la individualidad de cada niñx y su familia), suelo visitar muchas ciudades, lo que me da la oportunidad de conocer padres y madres de diferentes partes, muchos de ellos preocupados y en busca de respuestas. Si bien suelen tener muchos interrogantes, una de las cosas que más les preocupa es el futuro de sus hijxs, por lo que una pregunta reiterativa es cómo planificar la vida adulta de sus niñxs. También, hay muchos padres angustiados que hace muy poco recibieron el diagnóstico de sus hijxs. Mi desafío es lograr transmitirles calma y demostrarles que el CEA no es solo lo que les dijeron o saben, y que sus hijxs pueden (y deben) tener una vida plena.

Por todo esto, cuando un padre recibe el diagnóstico de un hijx, muchas de las cosas que pasan tienen que ver con el cristal con el que se lo mire. Los anteojos que elijas usar te brindarán experiencias distintas. Lo que creas que tu hijx es y puede hacer va a marcar sus posibilidades futuras.

Todo niñx aprende, florece y puede ser feliz si se le brinda un ambiente óptimo, un ambiente de aceptación. Y ahí está la clave: brindarle un espacio para que crezca como es.

¿Existe una solución? ¡Sí! Pero para empezar a hablar de una solución es importante que no hablemos de cura. No estamos hablando de una enfermedad, sino de una condición.

Tus creencias y tus anteojos (amables) van a ser tu valor más preciado. Se puede impactar positivamente en el pronóstico de tu hijx y en la calidad de vida de tu familia. ¿Vas a encontrar barreras y obstáculos en el camino? Seguramente, porque todavía los seres humanos habitamos estructuras viejas y tenemos mucho por aprender.

Pero no te desalientes. Encaremos las situaciones difíciles como oportunidades para aprender, para hacernos más fuertes y para transfor

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