La ciencia pop 2

Gabriel León

Fragmento

¿Sabes cómo se llama la medicina alternativa

que ha probado ser efectiva? Medicina

TIM MINCHIN

Jessica Ainscough, editora de una revista juvenil australiana, fue diagnosticada en 2008 con sarcoma epitelioide: un raro y agresivo tipo de cáncer. Los médicos le recomendaron la amputación del brazo afectado por el tumor y quimioterapia, un tratamiento que mostraba una tasa de supervivencia de al menos diez años. Jessica se negó a la cirugía y, luego de un tiempo, dejó también la quimioterapia para comenzar un tratamiento alternativo conocido como terapia (o el método) Gerson. Este tratamiento se basa, entre otras cosas, en la aplicación diaria de enemas de café y en una alimentación mayoritariamente vegetariana y orgánica. La terapia Gerson no tiene sustento científico y el Instituto del Cáncer de Estados Unidos ha declarado que no existen datos que respalden su uso como cura para el cáncer, o siquiera como terapia complementaria al tratamiento convencional del cáncer. Aun así, Jessica Ainscough decidió seguirlo y anunció su decisión a través de un artículo publicado en la revista donde trabajaba bajo el título «Me estoy curando a mí misma del cáncer de manera natural». A partir de entonces, Jessica Ainscough se convirtió en una figura destacada en Australia y se autodenominó The wellness warrior: La guerrera del bienestar.

La experiencia de esta editora con la terapia Gerson atrajo la atención de miles de personas, muchas de ellas pacientes con cáncer, e incluso de su madre, que padecía cáncer de mama y quien también dejó su tratamiento convencional para seguir esta terapia alternativa. Lamentablemente, la madre de Ainscough murió el año 2013 y la propia Jessica falleció producto del cáncer el 26 de febrero de 2015. Tenía treinta años.

Otro caso similar es el de Belle Gibson, una conocida bloguera que fue diagnosticada con un tumor cerebral cuando tenía veinte años. Era un tumor muy agresivo y los médicos le dieron solo cuatro meses de vida; pero Gibson, luego de seguir los tratamientos convencionales por ocho semanas, decidió abandonarlos y comenzar una terapia alternativa diseñada por ella misma, en la que eliminó el gluten y los productos lácteos de su dieta y comenzó terapias con oxígeno.

Contra todo pronóstico, logró derrotar al cáncer.

Sus seguidores se sintieron inspirados por su historia y rápidamente se hizo muy popular: su página en Facebook acumulaba más de 187.000 «me gusta», la revista Elle la nombró como «La mujer más inspiradora del año» y Cosmopolitan le dio el Fun, Fearless Female Award (Premio a la Mujer Divertida y Valiente). Gibson lanzó una aplicación para iPhone —The Whole Pantry (El completo dispensario)— que contenía sus consejos, recetas y métodos para vencer al cáncer y que fue descargada más de trescientas mil veces (a US$3,79 cada una), con lo que logró recaudar más de un millón de dólares. Fue tanto su éxito que Apple decidió pre-instalar esta aplicación en el iWatch, el producto estrella de la compañía para el año 2015. ¿Demasiado bueno para ser verdad? Tal cual, era todo un invento: Belle Gibson jamás tuvo cáncer.

En una entrevista ampliamente difundida, Belle Gibson contó los problemas que había tenido desde pequeña con las mentiras y pidió perdón. Ganó fama, popularidad y dinero a costa de una farsa. Y peor aún, es probable que mucha gente que sí padecía de cáncer haya seguido su método con la esperanza de repetir sus resultados inventados. A cambio, tal vez, perdió valiosos años de vida por seguir sus consejos.

Estos casos recién narrados contrastan por completo con el de la diseñadora Emily McDowell, a quien a los veinticuatro años diagnosticaron con un linfoma de Hodgkin en etapa III. Durante nueve duros meses siguió un estricto tratamiento médico basado en quimioterapia y sesiones de radiación. Perdió todo su cabello y se debilitó. Sin embargo, logró finalmente derrotar al cáncer. Luego, en base a la experiencia que vivió al enfrentar esta enfermedad, Emily —hoy de cuarenta años— decidió diseñar lo que ella ha llamado «tarjetas de saludo empáticas», destinadas a darle ánimo y aliento a los pacientes con cáncer. Según ella, hizo esto al notar que mucha gente no sabía cómo reaccionar frente al enfermo y que incluso algunos de sus amigos la evitaban para no tener que lidiar con el tema. Una de las tarjetas dice simple y claro: «Siento mucho que estés enferma. Quiero que sepas que nunca trataré de convencerte de que sigas un tratamiento sobre el que leí en Internet».

Los tratamientos alternativos para el cáncer son tremendamente populares, desde el limón con bicarbonato hasta las hojas de alguna planta exótica que promete ser «10.000 veces más poderosa que la quimioterapia», y en Internet abundan todo tipo de curas milagrosas para enfermedades hoy incurables o de muy difícil tratamiento. Pero sí hay una cosa cierta y que bien vale tener en cuenta: no existe ningún tratamiento médico, para ninguna condición, que sea milagroso o mágico.

En junio de 2014, el famosísimo Dr. Mehmet Oz —cirujano cardíaco y anfitrión de The Dr. Oz Show— fue citado a declarar ante el panel de protección de los consumidores del Congreso de los Estados Unidos para que aclarara sus dichos sobre ciertos tratamientos naturales para bajar de peso, a los cuales se refería de manera majadera como «milagrosos». El Dr. Oz se deshizo en disculpas ante la presidenta del panel, la senadora Claire McCaskill, por el uso de un lenguaje «demasiado floreado», uno que hacía recordar más a Saul Goodman (el estrafalario abogado de Breaking Bad y protagonista de Better Call Saul) que a un médico dando consejos. Por ello, es importante siempre recordar que no existe, especialmente en las ciencias, tal cosa como «el secreto mejor guardado». El día que los científicos descubran algo efectivo para bajar de peso sin hacer ejercicios ni dejar de comer nos vamos a enterar todos, y no a través de una cadena de Facebook compartida por su tía Marta. Porque es muy poco probable que todos los científicos del mundo estén confabulados con los grandes laboratorios, a fin de ocultar la cura milagrosa del cáncer. Pero, sin embargo, es igualmente común toparse con personas que caen en la trampa. ¿O no?

Aun con esto dicho, no es difícil de entender que alguien quiera hacer todo lo que esté a su alcance por salvarse a sí mismo o a un ser querido de una enfermedad mortal, aunque muchas veces la razón nos diga que no funcionará. Pero… ¿y si funciona?

Esa idea, que apela al pensamiento mágico, es la que hace que muchas personas terminen confiando en las terapias alternativas o en otro tipo de intervenciones que no tienen ningún sustento científico. Y el gran problema, en muchas ocasiones, es que al seguir estos tratamientos alternativos la gente deja su tratamiento convencional. Uno podría pensar que esto ocurre principalmente en gente poco educada o sencillamente estúpida, pero eso sería

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos