Las aventuras de Batgirl en Super Hero High (DC Super Hero Girls 3)

Lisa Yee

Fragmento

cap-1

Por supuesto que había heridas. Los chichones y los moratones eran gajes del oficio. A veces sucedía porque un metahumano musculoso se distraía momentáneamente en la clase de educación física del profesor Wildcat. O porque alguien que estaba volando hacía un giro demasiado brusco y se estampaba contra una pared (o contra otro alumno o contra la cafetería) a toda velocidad. O por lo que ahora mismo acababa de pasar: un ejército extraterrestre interestelar invasor había intentado esclavizar a toda la población de estudiantes y someterla a los poderes del mal... Este tipo de cosas eran pura rutina diaria en Super Hero High. Y a la mayoría de los superhéroes que estudiaban allí les encantaba.

Por eso, mientras los jóvenes héroes volaban, corrían, saltaban, caminaban o se teletransportaban hacia el auditorio, todos reían y se felicitaban los unos a los otros mientras mostraban sus escayolas, vendajes y magulladuras. Nunca tanta gente había estado tan dolorida y tan satisfecha de estarlo.

—No a todo el mundo le gusta darse un coscorrón, pero todos quieren que les presten atención —dijo alegremente la payasa de la clase Harley Quinn mientras subía un vídeo exclusivo de Los Quinntaesenciales de Harley, al canal de vídeo ¡Todo Harley a todas horas! Las imágenes mostraban a la adicta a la moda Star Sapphire colocándose un collarín de alta costura que sin duda no necesitaba.

Una tos estruendosa reverberó desde el estrado y todas las cabezas se volvieron a mirar. Se encontraron con una figura imponente.

—¡Superhéroes, tenéis razones para sentiros orgullosos! —retumbó la directora Amanda Waller, The Wall. Los alumnos de élite habían combatido contra la malvada Granny Goodness y su ejército de Furias, y habían logrado frustrar el plan de la villana de controlar el mundo. La mejor noticia era que no se había perdido ninguna vida, así que el objetivo de Super Hero High de salvar el mundo causando el mínimo daño posible se había cumplido.

En la parte trasera del auditorio, Parasite, el conserje, pasaba la escoba con el brazo izquierdo. El yeso que le cubría el brazo derecho hacía juego con el uniforme azul grisáceo y le complementaba el rostro de color morado. Tenía una sonrisa en los labios, pero de pronto recordó que debía recuperar su papel de cascarrabias. Limpiar y recoger el desorden causado por los superhéroes adolescentes no era lo que él entendía por diversión. (Y siempre había desorden.)

Waller reprimió una sonrisa. No era una directora buenrollista, de esas que van por la vida en plan «¡seamos amigos!», pero, aun así, no pudo evitar decir:

—Alumnos, profesores, ¡daos un merecido aplauso a vosotros mismos!

Tras dejar que los vítores se alargaran durante varios y ruidosos minutos, The Wall arqueó una ceja y la sala quedó en silencio. Todos se inclinaron hacia delante, deleitándose aún con los halagos que la directora les había dedicado. Amanda Waller era más conocida por sus críticas agudas y constructivas que por sus cumplidos, y por eso los súpers saborearon el instante, sonriéndose entre ellos.

—Y ahora —continuó Waller— ha llegado el momento de anunciar quién es nuestra Superheroína del Mes.

Nadie se atrevía a moverse, y en concreto a Miss Martian le hubiera sido imposible hacerlo porque Killer Frost la acababa de congelar «en broma». El único sonido que se oía en el enorme auditorio era un ligero ping procedente del circuito interno de Cyborg.

—¡Supergirl! —gritó Waller.

El auditorio estalló en vítores en honor a la alumna más reciente del instituto. Había demostrado su valía en circunstancias muy difíciles y había arriesgado su propia vida para salvar al prójimo.

Como Supergirl se había quedado estupefacta, sin moverse de la silla, su amiga Bumblebee se le acercó volando y la empujó hacia el escenario.

—¿Yo... yo? —tartamudeaba Supergirl, que seguía en estado de shock. Se apartó el flequillo rubio de los ojos—. ¿Yo?

—¡Sí, tú! —dijo Bumblebee, alegremente. Katana hizo una reverencia a Supergirl y Beast Boy la vitoreó. Supergirl intentó no tropezar (era especialista en hacerlo) cuando se encaminó al estrado por el pasillo.

Cuando le pidieron que dijera unas palabras, tuvo que aguantarse las lágrimas. ¿Cómo podía sentirse tan feliz y tan triste al mismo tiempo?, se preguntaba la joven extraterrestre. Supergirl deseó que sus padres estuvieran allí para verla, pero eso era imposible. Tenía la esperanza de que Harley lo estuviera grabando todo en vídeo para poder compartir el momento con tía Martha y tío Jonathan. Mientras daba las gracias a todos desde la tarima por el gran trabajo en equipo, algunos se dieron cuenta de que no paraba de mirar hacia arriba y de que hacía algunas pausas para hablar a una pulsera delgada que le adornaba la muñeca.

—Sin ti no lo hubiera conseguido —susurró Supergirl—. Tú me has ayudado a convertirme en lo que soy. Ayudaste a salvar el mundo de Granny Goodness y su ejército. Mereces estar también aquí a mi lado.

Agarrada al techo, contemplando la reunión desde lo alto, una chica vestida de negro respondió melancólicamente:

—En mis sueños, Supergirl. En mis sueños.

Supergirl tapó el micrófono y se dirigió a la directora. Ambas estaban muy serias. Liberty Belle, Doc Magnus y el comisario de policía Gordon, los profesores que estaban sentados en el escenario, se miraron entre sí. Los súpers se removieron en sus asientos. Por fin, Waller asintió y cedió el micrófono a Supergirl, que dijo lo siguiente:

—Hay alguien en esta sala cuya labor fue inestimable en la épica batalla que libramos. Sin esta persona, se hubieran perdido múltiples vidas —comenzó—. Me gustaría reconocer públicamente su valiosa contribución.

Muchos de los súpers, como Katana, Frost y Adam Strange, se incorporaron, convencidos de que se refería a ellos. Hal Jordan, el primer terrícola que había llegado a ser miembro de la fuerza pacificadora intergaláctica conocida como Green Lantern Corps, estaba especialmente seguro de que se trataba de él. La fama no se le había subido a la cabeza, pero se sentía muy orgulloso de ser un Green Lantern.

—Batgirl —llamó Supergirl—. ¡Acompáñanos, por favor!

cap-2

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No pasó nada.

Supergirl seguía estando sola.

Un leve murmullo se propagó por el auditorio. ¿La batalla le había hecho perder los papeles? Cada súper reaccionaba

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