Estados Fallidos

Noam Chomsky

Fragmento

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Créditos

Título original: Failed States

Traducción: Gabriel Dols

1.ª edición: junio, 2017

© 2006 by Harry Chomsky, as Trustee of Chomsky Grandchildren Nominee Trust

© Ediciones B, S. A., 2017

para el sello B de Bolsillo

Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

www.edicionesb.com

ISBN DIGITAL: 978-84-9069-756-6

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidasen el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

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Contenido

Portadilla

Créditos

PREFACIO

1. DESCARNADA, ESPANTOSA E INELUDIBLE

2. ESTADOS FORAJIDOS

3. ILEGAL PERO LEGÍTIMOS

4. FOMENTO DE LA DEMOCRACIA EN EL EXTRANJERO

5. PRUEBAS ACREDITATIVAS: ORIENTE MEDIO

6. FOMENTO DE LA DEMOCRACIA EN CASA

EPÍLOGO

NOTAS

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PREFACIO

PREFACIO

La selección de temas que deberían ocupar un lugar destacado en el orden del día de la preocupación por el bienestar y los derechos humanos es, ni que decir tiene, un asunto subjetivo. Sin embargo, hay unas cuantas opciones que parecen inevitables, por lo directo de su impacto sobre las perspectivas de una supervivencia decente. Entre ellas se cuentan al menos estas tres: la guerra nuclear, el desastre medioambiental y el hecho de que el Gobierno de la primera potencia del mundo actúe de un modo que incrementa la probabilidad de dichas catástrofes. Es importante resaltar lo de «Gobierno», porque la población, como no es de extrañar, no está de acuerdo. Eso pone de manifiesto otro tema que debería suscitar una honda preocupación en los estadounidenses y el mundo: la acusada brecha entre opinión pública y política pública, una de las causas del miedo, que no puede obviarse como si tal cosa, a que «el “sistema” norteamericano en su conjunto se halle en auténtico peligro, a que se encamine en una dirección que augura el fin de sus valores históricos [de] igualdad, libertad y democracia efectiva».1

El «sistema» está empezando a presentar algunos de los rasgos de los estados fallidos, por adoptar una noción de moda en la actualidad que por lo general se aplica a estados que se consideran potenciales amenazas para nuestra seguridad (como Irak) o necesitados de nuestra intervención para rescatar a la población de graves amenazas internas (como Haití). Aunque se reconoce que el concepto es «frustrantemente impreciso», es posible identificar varias de las características primarias de los estados fallidos. Una es la falta de capacidad o voluntad para proteger a sus ciudadanos de la violencia y tal vez incluso la destrucción. Otra es su tendencia a considerarse más allá del alcance del derecho nacional o internacional, y por tanto libres para perpetrar agresiones y violencia. Además, si tienen forma democrática, padecen un grave «déficit democrático» que priva a sus instituciones formales de auténtica sustancia.2

Una de las tareas más arduas que puede acometer nadie, y de las más importantes, es mirarse en el espejo con honestidad. Si lo hacemos, no debería costarnos encontrar las características de los «estados fallidos» en nuestra propia casa. Reconocer esa realidad debería inspirar una profunda preocupación en todos aquellos a quienes importan sus países y las generaciones venideras. «Países», en plural, por el enorme alcance del poder de Estados Unidos, pero también porque las amenazas no están localizadas en el espacio o el tiempo.

La primera mitad de este libro está dedicada ante todo a la creciente amenaza de destrucción causada por el poder estatal norteamericano, en contravención del derecho internacional, un tema de particular inquietud para los ciudadanos de la potencia mundial dominante, con independencia de cómo se evalúen las amenazas relevantes. La segunda mitad trata sobre todo de las instituciones democráticas, de cómo las concibe la cultura de la elite y cómo funcionan en la realidad, tanto «fomentando la democracia» en el extranjero como dándole forma en casa.

Los temas poseen una estrecha interrelación, y surgen en varios contextos. Al comentarlos, para ahorrar un exceso de notas omitiré las fuentes cuando sean fáciles de encontrar en libros míos recientes.3

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