La venganza de Opal (Artemis Fowl 4)

Eoin Colfer

Fragmento

PRÓLOGO

El siguiente artículo apareció en duendinternet, en la página www.cuadrupedon.gnom. Se cree que el responsable de la página es el centauro Potrillo, asesor técnico de la Policía de los Elementos del Subsuelo, aunque este hecho nunca ha sido confirmado. Casi todos los detalles de esta versión contradicen el comunicado oficial del gabinete de prensa de la PES.

Todos hemos oído la versión oficial de los trágicos sucesos que rodearon la investigación del caso de la sonda Zito. El comunicado de la PES contenía muy pocos detalles específicos y prefería eludir los hechos y cuestionar las decisiones de cierta agente femenina del cuerpo.

Me consta que la conducta de la agente en cuestión, la capitana Holly Canija, fue absolutamente ejemplar en todo momento, y que de no haber sido por su capacidad operativa y su experiencia sobre el terreno se habrían perdido muchas más vidas. En lugar de convertir a la capitana Canija en el chivo expiatorio, la Policía de los Elementos del Subsuelo debería concederle una medalla.

Los humanos desempeñan el papel protagonista de este caso en concreto. La mayoría de los humanos no son lo bastante listos ni para encontrar los agujeros de los pantalones para meter las piernas, pero hay ciertos Fangosos lo bastante inteligentes como para hacerme sudar la gota gorda. Si descubriesen la existencia de una ciudad mágica subterránea, sin duda harían todo cuanto pudiesen para explotar a sus residentes. La mayoría de ellos nunca lograría comprender el funcionamiento de la tecnología mágica, pero sí que existen algunos humanos casi lo bastante listos como para poder pasar por seres mágicos. Me estoy refiriendo a uno en concreto, y creo que todos sabemos de quién estoy hablando.

En toda la historia de las Criaturas Mágicas, solo un ser humano ha conseguido vencernos, y la espina que de veras tengo clavada en la pezuña es el hecho de que este humano en concreto sea poco más que un niñato: Artemis Fowl, el cerebro criminal irlandés. El pequeño Arty hizo danzar a la PES al son que él tocaba por los cinco continentes, hasta que al final fue necesaria la tecnología mágica para borrar nuestra existencia de su memoria. Sin embargo, mientras el portentoso centauro Potrillo estaba pulsando el botón de limpieza de memoria, se preguntaba si las Criaturas Mágicas estarían siendo burladas de nuevo. ¿Habría dejado aquel chico alguna pista que le ayudase a recordarlo todo? Pues claro que lo había hecho, como íbamos a descubrir todos más tarde.

Lo cierto es que Artemis Fowl cumple un papel muy significativo en los sucesos que ocurrieron después, pero por una vez no estaba tratando de robar a las Criaturas, pues había olvidado por completo su existencia. No, esta vez, el cerebro que hay detrás de este episodio es, en realidad, una Criatura Mágica.

Entonces, ¿quién aparece en esta trágica historia de dos mundos? ¿Quiénes son los protagonistas mágicos? Obviamente, Potrillo es el verdadero héroe de la epopeya; sin sus innovaciones, la PES tendría que estar echando a patadas a los Fangosos de nuestras mismísimas puertas mañana mismo. Él es el héroe olvidado que resuelve los enigmas de la historia, mientras los escuadrones de reconocimiento y de recuperación se pavonean por la superficie, llevándose todos los laureles.

Luego está la capitana Holly Canija, la agente cuya reputación está en tela de juicio. Holly es una de las mejores y más brillantes agentes de la PES; además de haber nacido para pilotar, posee una capacidad de improvisación sobre el terreno que la distingue de todos nuestros demás agentes policiales. No se le da muy bien acatar las órdenes, eso es cierto, una peculiaridad que la ha metido en apuros en más de una ocasión. Holly es el ser mágico que aparece en todos los incidentes relacionados con Artemis Fowl. Los dos se habían hecho casi amigos cuando el Consejo ordenó a la PES realizar la limpieza de memoria de Artemis, y justo también cuando el chico se estaba convirtiendo en un buen Fangosillo.

Como todos sabemos, el comandante Julius Remo también juega un papel destacado en los sucesos: el comandante en jefe más joven de la PES, Remo, es un elfo que ha sacado a las Criaturas de muchas crisis a lo largo de su historia; no es el ser mágico más tratable del submundo, pero a veces los mejores líderes no son los mejores amigos.

Supongo que Mantillo Mandíbulas merece ser mencionado. Hasta hace poco, Mantillo estaba encerrado en la cárcel, pero, como de costumbre, consiguió abrirse camino para salir de ella a bocados. Este enano cleptómano y flatulento ha participado de mala gana en muchas de las aventuras de Fowl, pero Holly se alegró de contar con su ayuda en esta misión. De no ser por Mantillo y sus prestaciones corporales, las cosas podrían haber salido muchísimo peor… Y eso que salieron bastante mal.

La protagonista absoluta de esta historia es Opal Koboi, la duendecilla que financió el intento de toma del poder de Ciudad Refugio por parte de una banda de goblins. Opal se enfrentaba a una pena de cadena perpetua tras los barrotes de láser, eso si algún día despertaba del coma en que había entrado cuando Holly Canija había desbaratado sus planes.

Opal Koboi había estado languideciendo durante casi un año en la celda de aislamiento de un pabellón de la clínica J. Argon, sin reaccionar a los cuidados de los magos médicos que trataban de reanimarla. En todo ese tiempo no había pronunciado una sola palabra, no había probado un solo bocado ni ofrecido ninguna respuesta ante los estímulos. Al principio, las autoridades se mostraron suspicaces. Es puro teatro, decían. Koboi está fingiendo una catatonia para evitar ser procesada. Sin embargo, a medida que transcurrían los meses, aun los más escépticos se convencieron: nadie podía fingir estar en coma durante casi un año. Eso era imposible. Un ser mágico tendría que estar completamente obsesionado…

CAPÍTULO I

COMPLETAMENTE OBSESIONADA

CLÍNICA J. ARGON, CIUDAD REFUGIO, LOS ELEMENTOS DEL SUBSUELO, TRES MESES ANTES

La clínica J. Argon no era un hospital público, nadie permanecía allí ingresado gratuitamente y Argon y su equipo de psicólogos solo trataban a los seres mágicos que podían permitírselo. De todos los pacientes adinerados de la clínica, Opal Koboi era un caso excepcional: había previsto un fondo de emergencia para sí misma más de un año antes, «por si acaso» alguna vez se volvía loca y necesitaba pagarse un tratamiento. Había sido una maniobra inteligente, pues si Opal no hubiese creado aquel fondo, su familia sin duda la habría trasladado a algún centro más económico. No es que el centro en sí pudiese hacer

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